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  • Con los reencuentros sociales físicos, la vuelta a las oficinas, los viajes de verano y la lenta recuperación de la rutina del día a día, sigue cobrando importancia el tomar las medidas necesarias para reducir al mínimo las posibilidades de contagio y rebrotes de COVID-19.
  • The Valley ha lanzado el informe “La sociedad postpandemia: La tecnología como vector de cambio” que examina la evolución de las tendencias tecnológicas y de la digitalización que han tenido especial impacto por el COVID-19, además de las oportunidades y retos que han surgido. 

¿Cómo ha marcado la pandemia a la sociedad? y ¿cuál ha sido el papel de la tecnología como vector de este cambio? Uno de los aspectos que más preocupación genera a la sociedad postpandemia es el de cómo garantizar la salud y seguridad en lugares públicos y en general, en la realización de las actividades del día a día. Con los reencuentros físicos con amigos y familiares, la vuelta a las oficinas de forma presencial o incluso los viajes por las vacaciones de verano, se debe seguir teniendo mucho cuidado para reducir al mínimo la posibilidad de contagios, realizando acciones rutinarias como el control de la temperatura corporal o una mayor higiene, entre otros.

Esta idea así la revela el informe “La sociedad postpandemia: La tecnología como vector del cambio”, realizado por The Valley, el cual destaca algunas tendencias que están siendo claves para afrontar la “nueva normalidad” con salud y seguridad, entre las que se incluyen los sensores térmicos para medir la temperatura sin contacto, la desinfección de espacios y objetos o la transformación de espacios físicos adaptados a las nuevas exigencias de distancia de seguridad e higiene.

Los expertos del ecosistema digital The Valley han analizado la situación actual arrojando luz sobre los cambios que se han producido a nivel global en los últimos meses y las alternativas que han ido surgiendo para contribuir en la lucha contra el COVID-19, ofreciendo facilidades para la detección y para impulsar la seguridad y salud de las personas en actividades como ir a un hotel o viajar en un avión:

  1. Sensores térmicos: las tecnologías disruptivas, como la inteligencia artificial o el Deep learning, se están empleando en la creación de dispositivos capaces de medir la temperatura corporal sin contacto. Estos equipos, capaces de medir la temperatura mediante cámaras y sensores térmicos de forma individual o colectiva, se han instalado ya en soportes como drones, quioscos de pared, quioscos móviles o máquinas expendedoras. Muchos de ellos permiten que el propio usuario se vea en una pantalla y compruebe su temperatura, poder visualizar videos informativos con consejos de salud, escanear la temperatura en remoto o predecir con precisión el movimiento de las personas. Todo con el objetivo de minimizar el riesgo de contagio. Algunas de estas soluciones dan la oportunidad, incluso, de obtener datos del usuario, como su edad, género o emociones y aprovecharse de su análisis a gran escala.
  2. Rastreo de contactos: existen ya apps y herramientas capaces de detectar la exposición ante contagios y alertar de posibles positivos a personas que han estado en contacto o cerca de alguien que sufra la enfermedad del COVID-19. Son nuevas soluciones enmarcadas en el triángulo de la prevención, la privacidad y la salud pública, y en las que la conectividad es muy importante. Las hay enfocadas para un país entero o bien para alertar de un posible contagio dentro de una empresa.
  3. Desinfección: la limpieza y la higiene ha sido siempre un factor muy importante, sobre todo en los servicios de restauración, hospitalidad u otros, y ahora, cobra más importancia que nunca. En las estrategias de comunicación y posicionamiento de las cadenas hoteleras, por ejemplo, predominan las iniciativas de desinfección que han puesto en marcha para garantizar la máxima seguridad a los clientes. Los esfuerzos se enfocan en implementar procesos que permitan a los huéspedes disfrutar de una estancia lo más limpia y segura posible. Entre las medidas puestas en marcha por el sector hotelero se incluyen los robots con luces ultravioletas, pulverizadores electrostáticos de grado sanitario, máquinas de ozono con purificadores de aire y más. Más allá del sector hotelero, aparecen nuevos conceptos dedicados a la desinfección, como la tostadora que desinfecta teléfonos mediante luz UV, el software que calienta coches de la policía a 133 grados, los aviones teledirigidos de fumigación agrícola o una herramienta para gestionar el aislamiento de ropa en probadores.
  4. Wearables: de la misma forma que se han creado wearables para medir la exposición al sol o para controlar la frecuencia cardíaca, aparece el concepto de parche adhesivo para detectar los síntomas del COVID-19 mediante el análisis de la tos y de variaciones en el habla. En este mismo ámbito de los wearables, se utilizan también brazaletes o pulseras inteligentes que sirven como botón de llamada de emergencia, para controlar la actividad física y la salud o, incluso, para asegurar las distancias de seguridad.
  5. Transformación de espacios físicos: en España, hospitales, centros de salud e incluso grandes pabellones se han transformado para poder hacer frente ante la pandemia. Ahora, se otorga importancia al diseño al servicio de la seguridad en los espacios físicos. Por una parte, las oficinas ya no volverán a ser lo que eran antes, y se deberán rediseñar teniendo en cuenta la necesidad de distanciamiento social y la reducción de contacto con superficies como tiradores de puertas, botones de impresoras o cafeteras. De la misma forma, en los aviones se plantean algunas medidas para evitar interacción entre pasajeros y respetar el distanciamiento físico mediante el rediseño de los asientos o la colocación de pantallas protectoras en cada asiento para “aislar” a los pasajeros. En las calles o edificios se ven ya también señalizaciones que indican a los caminantes por donde desplazarse.
  6. Microespacios: en los espacios pequeños y cerrados, es cada vez más común ver mamparas de separación y todo indica que seguirá siendo así en el mundo post-pandemia, cuando se retomen las rutinas. Por su parte, se prefieren los espacios abiertos en los que se puedan guardar las distancias, y esto se nota ya en aspectos como el resurgimiento del autocine, que ofrece la experiencia de asistir al cine, pero garantizando las distancias de seguridad, o la extensión de este método a otras prácticas como el irse de fiesta sin salir del coche. Por otro lado, la búsqueda de seguridad beneficia a aquellos servicios que ofrecen alternativas más “privadas” ante los espacios públicos, como puede ser viajar en autocaravanas, o aquellos que, dando un paso más, brindan la oportunidad de asistir a puntos de encuentro y reuniones de forma virtual con un avatar.




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