Muchas conferencias versarán sobre tecnología 5G, que es la quinta generación de redes móviles, que ofrece una mayor velocidad, capacidad, latencia y eficiencia que las generaciones anteriores. El 5G permitirá la telemedicina, el aprendizaje a distancia, la realidad virtual y aumentada, el streaming de alta definición, los vehículos autónomos y la automatización industrial. La inteligencia artificial es la capacidad de las máquinas de realizar tareas que normalmente requieren de inteligencia humana, como el reconocimiento de imágenes, el procesamiento del lenguaje natural, el razonamiento y la toma de decisiones. Su combinación con el 5G creará un ecosistema de dispositivos inteligentes que se comunicarán entre sí y con la nube. Por ejemplo, la inteligencia artificial permitirá el reconocimiento facial, la traducción automática, el asistente personal, la detección de anomalías y la personalización de servicios.

 

El Internet de las cosas es el concepto que describe la conexión de objetos cotidianos a Internet, que pueden enviar y recibir datos, y que pueden interactuar con otros dispositivos, personas o sistemas. Su integración con el 5G y la inteligencia artificial creará un entorno de objetos inteligentes que se adaptarán a las necesidades y preferencias de los usuarios. Por ejemplo, el Internet de las cosas permitirá el control remoto, la monitorización, la optimización, la seguridad y la comodidad de los hogares, las ciudades, las fábricas y los vehículos. Estas tecnologías tienen gran potencial para generar valor económico, social y ambiental, pero también plantean importantes desafíos regulatorios, que deben ser abordados con una visión global, estratégica y colaborativa. Algunos de los aspectos que requieren de una regulación adecuada son: la protección de los datos personales y la privacidad de los usuarios, la seguridad de los dispositivos y las redes, la responsabilidad de los actores involucrados, la competencia y la innovación, la inclusión y la equidad, la sostenibilidad y la ética. Estos desafíos regulatorios tienen una especial relevancia para los mercados de España y LATAM, que deben adaptarse a las nuevas realidades y demandas de la sociedad digital, y que deben aprovechar las oportunidades que ofrecen las tecnologías para impulsar el desarrollo económico, social y ambiental. Para ello, es necesario contar con un marco legal armonizado, flexible y dinámico, que garantice la seguridad jurídica, la protección de los derechos, el fomento de la competencia, la promoción de la innovación y la cooperación internacional.