Carpeta de justicia

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“En todo el ámbito jurídico, estamos acostumbrados a hacer, obtener, lograr. De eso se trata el trabajo e ignoramos lo que sentimos: nos ignoramos a nosotros mismos, muchas veces recurriendo a la medicina”.

Los abogados están sometidos a mucha presión, de forma constante y con pocas instancias de salir de un círculo que las y los atrapa, generando un costo emocional alto, que, además, irradia a su familia y compañeros.

El mindfulness ha sido validado como un positivo tratamiento complementario, que requiere, en sus inicios, reconocer que este ritmo nos está pasando la cuenta. Hay que ser muy valiente para admitir que nos cuesta ponernos en pie en la mañana o que llevamos meses o años sin alegría o satisfacción interior.

El primer obstáculo es uno mismo. Nos entrenaron para la batalla, nos dieron las herramientas y aprendimos que la vida es dura: no por nada el sistema adversarial está siendo cuestionado por quienes creen que los estudiantes de Derecho deberían tener una formación igualmente fuerte en composición, conciliación o mediación.

Y justamente cuando nuestro organismo comienza a pedir ayuda, tenemos un obstáculo adicional, que es que debemos vencer el miedo al prejuicio de ser débiles. Lo importante es cambiar ese cableado y aceptar que no por apostar al autocuidado dejarán de ser agudos, productivos o se mostrarán como menos talentosos; de hecho, es todo lo contrario.

Las escuelas de Derecho de Oxford, Cambridge, Harvard, Yale, Columbia, Berkley, NYU, UCLA, Miami, San Francisco, Georgetown y, ya en Chile, la Universidad Católica de Valparaíso, han incorporado cursos, talleres, retiros y seminarios para llevar el mindfulness a los futuros abogados.

Esta técnica de conciencia plena lleva estudiándose al menos tres décadas y se ha confirmado que reduce el estrés, la ansiedad, los problemas del sueño y la depresión, además de contribuir a regular la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Otro de sus beneficios es que es capaz de modificar la actividad cerebral en el hipocampo —que gobierna la memoria y funciones cognitivas—, así como en la amígdala, encargada de reaccionar ante el peligro..

Más reciente —no más de 20 años— es su aplicación específica y sistemática al mundo del Derecho, incluido todo el personal de apoyo que se relaciona o trabaja con abogados.

En todo el ámbito jurídico, estamos acostumbrados a hacer, obtener, lograr. De eso se trata el trabajo e ignoramos lo que sentimos: nos ignoramos a nosotros mismos, muchas veces recurriendo a la medicina.

Pero no hay pastilla, medicamento ni tratamiento que pueda desde afuera hacer por ti el trabajo de introspección y autoconocimiento que te permitirá entender cómo funcionan tu mente y tu cuerpo y, con ello, aprender a responder tomando mejores decisiones, sin la carga emocional negativa que emana de las reacciones automáticas.

Estamos tan desconectados de nuestro cuerpo —y no me refiero a hacer ejercicio físico ni al culto estético—, que ignoramos por completo que es el recipiente de todo lo que nos pasa y es el termómetro más importante para entender nuestro comportamiento.

Nuestra mente nos hace pensar de manera automática, mientras que el mindfulness y la práctica de la atención plena, nos permite comprender cómo funcionan los patrones de pensamiento, cómo se van desarrollando y cómo identificarlos.

Si analizamos ahora las emociones, éstas se manifiestan físicamente en el cuerpo y aprender a detectar dónde ocurre aquello es el primer paso para trabajar la aceptación de la experiencia tal cual es, evitando fundamentalmente dos comportamientos: el apego y la aversión.

El mindfulness aumenta la atención y la concentración, la memoria y las habilidades cognitivas, así como también refina el proceso de toma de decisiones éticas y racionales.

Aunque esta práctica es solitaria en el cultivo de capacidades que potencian el propio bienestar, también influye positivamente en el relacionamiento con otros.

Los abogados y abogadas que practican la atención plena han reportado mejoras en su rendimiento, lo que a su vez ejerce una influencia positiva en sus casos, sus clientes, sus colegas, su comunidad, y les permite tomar mejores decisiones, de mayor impacto.

Si bien es de la naturaleza de la mente divagar, lo cierto es que una mente no entrenada es más propensa al descontento. Se dice que gracias al mindfulness incluso se puede ser 10% más feliz (yo lo confirmo) . Este es un dato esperanzador para la abogacía. En 2021, la International Bar Association publicó los resultados de dos encuestas realizadas a nivel global en 2020 sobre el bienestar en nuestra profesión.

En conclusión y como dijo Horacio Bernardes Neto (Presidente de la IBA 2019-2020): “Los efectos devastadores de la depresión, el estrés, la adicción y otros ataques de este tipo a nuestro bienestar pueden haber precedido a la pandemia del Coronavirus, pero no hay duda de que la pandemia ha exacerbado su impacto”.

Reproducción autorizada por Idealex.press  Ver artículo original




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