El jueves 14 de abril de 2016, pronunció una conferencia en la Corte de Arbitraje de Valencia Gonzalo Jiménez Blanco, abogado del Estado, socio de la firma inglesa de abogados Ashurst LLP y uno de los más distinguidos árbitros en España, apareciendo destacado como uno de los Árbitros más demandados según la guía Chambers. Recientemente publicó el libro "El arbitraje en 55 lecciones prácticas", que reúne los artículos que viene publicando en su blog de El Confidencial, y es coordinador del nuevo "Anuario de arbitraje 2016" en el que han intervenido los más importantes árbitros de la comunidad arbitral española. Este Anuario es el primero de una serie y espera consolidarse en España, como es tradición en muchos países.
Abrió el acto el Sr. Amorós, presidente de la Corte, que destacó la importante aportación del libro, que aúna conocimientos y experiencia, y que está escrito en un sencillo estilo que llega al lector. Destacó las numerosas publicaciones del autor, que demostraban que era firme defensor de las TTT: trabajo, trabajo, trabajo. José Luis Martinez Navarrete, socio de Garrigues, presentó al autor del libro, con el que coincidió en una operación corporativa importante.
Gonzalo Jiménez-Blanco dio las gracias a la Corte de Valencia por la invitación a pronunciar la conferencia, y a quienes le precedieron en el uso de la palabra, Sres. Amorós y Martínez Navarrete y explicó cómo escribió el libro, como entró en el mundo del arbitraje y un poco más ampliamente disertó sobre el contenido del libro y en concreto sobre sus aspectos más destacados.
Cómo escribió el libro, El conferenciante señaló que curiosamente ahora se le conocía más como autor de artículos y del blog más que como abogado del Estado y lo demás que hubiera podido hacer en su vida. No quería escribir un libro, sólo artículos para su blog y recordó que su amigo Sebastián Albella, senior partner de Linklaters, le dijo que escribir un artículo periódico era lo peor porque pasado el furor inicial, luego te quedas sin temas y te enfrentas con pánico ante la hoja en blanco. Empezó escribiendo artículos y se dio cuenta de que había escrito un libro.
También se refirió a como entró en el mundo del arbitraje y recordó cuando, de la mano de Carlos del Campo, entró a formar parte del Tribunal Arbitral del Futbol, donde dió sus primeros pasos en arbitraje, divirtiéndose al resolver disputas entre clubes entre sí, o con jugadores conocidos o con marcas de ropa.
Sobre el contenido del libro, dio un repaso general a sus distintas partes. No eludió el tema más controvertido, el orden público económico, que ha sido invocado por el TSJ de Madrid para anular ciertos laudos, lo que a su juicio constituye un auténtico exceso. También se refirió a lo que, según él, constituyen ideas falsas sobre el arbitraje y entre ellas se refirió a la idea del arbitraje como justicia salomónica, que rechazó tajantemente: el arbitraje no consiste en repartir sino en dar la razón al que la tiene. Otra idea falsa es la de los árbitros de parte, que no están vinculados a la parte y que son realmente o deben ser independientes e imparcial, También se refirió al soft law, tan frecuente en arbitraje, así como a numerosos trabajos de ciertos organismos internacionales, como la International Bar Association (IBA), el Chartered Institute of Arbitrators o la Cámara de Comercio de París. En cualquier caso, destacó la importancia de los árbitros, y recordó asimismo el viejo adagio según el cual, el arbitraje es tan bueno -o tan malo- como lo sean los árbitros.
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