“Deporte y mediación van de la mano. En la mediación se educa. Se fortalece las relaciones al permitir aprender herramientas para resolver conflictos futuros. Y el deporte es, ante todo, una forma de educar”

Marisa Santana

La humanidad no ha cesado de protagonizar en cada nueva época y generación nuevos e incesantes estallidos de violencia en el escenario global de un mundo atomizado en conflictos diversos, en una aparente escalada sin solución de la violencia. Una cultura de la violencia heredada y adoptada en nuestras sociedades modernas sin aparente rubor, sin diferencias de raza, credo, religión, …interiorizada en códigos de conducta grupales, comunitarios, nacionales, institucionales, e incluso sacralizada y mitificada en usos, costumbres, prácticas, espectáculos, manifestaciones sociales o culturales, también en juegos infantiles y de adultos, o en los medios de comunicación de masas. Las confrontaciones deportivas no son ajenas a ese contexto.

Frente a la paz negativa entendida como ausencia de violencia, se propone la idea de la paz positiva como un proceso complejo, pedagógico, de medio y largo plazo, de integración política, que genera expectativas de transformación social y cultural, en relación con los derechos humanos, el desarrollo sostenible y el respeto del medio ambiente, y donde el análisis de la violencia estructural permite descubrir y diagnosticar manifestaciones estáticas de violencia sistémica.

La cultura de paz, en consecuencia, lejos de la pasividad del devenir es proactiva, la paz deviene por tanto en un proceso encaminado a promover formas constructivas de resolución de conflictos. La cultura de la paz lleva implícito un cambio de paradigma.

Y es aquí donde la Mediación entra en juego, también en el terreno de juego, en las gradas, y en todo el abanico de conflictos vinculados al ámbito deportivo, como recurso pacificador. También como despliegue preventivo, no solo en el deporte base, para impedir que las desavenencias escalen hasta llegar a la violencia, en un punto de complejo retorno.

Para Marisa Santana Delgado, la Mediación en el deporte lo que pretende trascender es la zona de confort frente al conflicto, al constatar que “ante el desconocimiento se prefiere utilizar los medios que se conocen y que han ido dando resultado, aunque no sean los adecuados, que aprender a gestionar algo nuevo, y distinto, aunque sus resultados sean mejores.”

Lo cierto es que, “en cualquier deporte de competición o no, siempre habrá conflictos que de no gestionarse de manera adecuada acabarán afectando a las relaciones del equipo y en última instancia a la institución que les representa.” En definitiva, la importancia de la gestión de los conflictos, de las herramientas de la comunicación, dentro de un marco tanto deportivo como personal es algo positivo e importante para la Sociedad y para la convivencia pacífica.

Marisa, pionera veterana en este ámbito novedoso de la Mediación, sostiene que “es necesario dar respuesta a la violencia generada en el deporte, desde el prisma de la prevención y la prevención[1] del conflicto. Desarrollar desde la base del deporte espacios de mediación donde se forme y eduque en herramientas de comunicación eficaz, en habilidades de gestión positiva del conflicto y en valores para prevenir los conflictos y por otro donde se pueda analizar la raíz del problema y se educara para la resolución pacífica del mismo.”

Para ello, el Instituto Español de Mediación Deportiva y Pacificación (IeMeDeP) que preside, en colaboración con Acuerdo Justo, lanzan el primer curso básico -a través de la Plataforma Mediar Online- en Mediación deportiva, que formará a mediadores profesionales de diferentes países con capacidad para actuar en el marco del conflicto deportivo y que se iniciará el próximo mes de enero de 2021, integramente online.

 

+ Info: https://www.emediador.eu/iemedep.html