- Ocho de cada diez personas casadas creen que su matrimonio lo será para toda la vida. Los encuestados creen que lo más importante para que un matrimonio se afiance es el compromiso mutuo. - Los encuestados piensan que el matrimonio crea seguridad, no quita libertad a los individuos y suscita una mayor entrega entre ellos. La pareja de hecho registrada es una opción muy minoritaria, pero aporta seguridad jurídica. - Los jóvenes aprecian en mayor medida la seguridad como razón para casarse. Entre quienes se casan, los jóvenes aprecian más positivamente la motivación religiosa para casarse. - El objetivo fundamental del estudio “Nupcialidad e Itinerarios de Pareja” es describir el mapa de los matrimonios y las parejas madrileñas, conocer en profundidad aspectos de la formación y los proyectos de vida de estas parejas, así como explorar la percepción pública sobre la pareja y el matrimonio.
Casi ocho de cada diez menores de 35 años que conviven tiene planeado casarse. Casi el mismo porcentaje (79%) de personas de esa edad que no conviven, también quieren contraer matrimonio. El problema de que muchas parejas retrasen el momento de la boda no es la comodidad, la falta de compromiso o el temor al fracaso, sino que es la economía y el empleo: el 40,3% considera que son los motivos económicos el principal factor del que depende que se puedan casar, porcentaje que se eleva hasta el 53,8% entre jóvenes de entre 18 y 24 años. Estos son algunos de los datos que se extraen de la Encuesta Nupcialidad e Itinerarios de Pareja realizada por la Cátedra Amoris Laetitia. Dicha cátedra es parte del Instituto Universitario de la Familia de la Universidad Pontificia Comillas, patrocinada por la Fundación Casa de la Familia y cuenta con el apoyo de la Iglesia de Madrid.
A pesar del crecimiento de las familias monoparentales, el estudio revela que la pareja es una forma social básica en las vidas de los españoles. De hecho, el 73% de la población tiene pareja. La pareja es un actor social crucial en toda la organización de la sociedad. Todas las parejas tienen inflexiones y umbrales que les hacen converger con los matrimonios: casi dos tercios o más de los encuestados consideran que sí. Hay un suceso que destaca por encima de los otros: el 72,8% de la población considera que el tener hijos es importante a la hora de que una pareja sea como un matrimonio. Hay un matrimonio social que toma distintas formas jurídicas o informales. La pareja de hecho registrada es una opción muy minoritaria, el 1,6% de los encuestados, aunque el 62,2% señala que ser pareja de hecho inscrita da mayor seguridad jurídica a la pareja y facilita la relación con la Administración, las escuelas, o los centros sanitarios. Además, casi la mitad de las parejas convivenciales estables que no se registran como parejas de hecho (49,1%) no lo ven necesario. De ellas, casi 3 de cada 10 tampoco querrían casarse (31,1%).
El estudio de la Cátedra Amoris Laetitia de la Universidad Pontificia Comillas –llevado a cabo por los investigadores del Instituto Universitario de la Familia, Rosalía Mota, Fernando Vidal y Janina Hamburger– también revela que ha aumentado notablemente el peso de la seguridad como razón para casarse. La reputación social se ha reducido a la mitad como motivación para casarse. Para los jóvenes, el matrimonio tiene mayor importancia como una forma de mejorar la relación de pareja, perciben que casarse está mejor valorado y dan mayor importancia a la dimensión celebrativa como una motivación para contraer matrimonio. No en vano, el aspecto con el que más personas están de acuerdo es que el matrimonio crea un entorno más seguro para los hijos (66,1%) y supone una entrega mayor en la pareja (47,0%). Son infrecuentes las opiniones que afirman que el matrimonio quita libertad (18,7%), que no añade nada a la pareja (26,6%) y también que ayuda a la integración social de la pareja (27,6% afirma que sí integra). En resumen, el matrimonio crea seguridad, no quita libertad a los individuos y suscita una mayor entrega entre ellos.
Asimismo, más de la mitad de las personas casadas opina que el factor fundamental de consolidación del matrimonio tiene que ver con el compromiso mutuo (54,3%). Tener hijos, el grado de madurez personal, y la seguridad económica, apenas son resaltados como elementos de consolidación matrimonial. Las personas más jóvenes priorizan como factores de consolidación del matrimonio la madurez personal y el compromiso entre los miembros de la pareja. Tener hijos y la seguridad económica se hacen más importantes como razones de consolidación del matrimonio con la edad para la población encuestada. Haber convivido antes no cambia la percepción sobre los factores que consolidan el matrimonio.
El estudio arroja otro dato: ocho de cada diez personas casadas están “plenamente” o “bastante” seguros de que su matrimonio es para toda la vida (82,9%), y casi 5 de cada 10 no tienen ninguna duda. Aunque, en general, las dificultades económicas provocan dudas respecto a la duración matrimonial, los casados católicos o cristianos son los que más seguros están de su matrimonio (casarse por la Iglesia está relacionado con una mayor seguridad en la durabilidad de la unión) y quienes conviven previamente a casarse, tienen menor seguridad que su matrimonio será para siempre.
El papel de la Iglesia en el matrimonio
Otro de los focos del estudio es el papel de la iglesia en los itinerarios de pareja. Aunque los encuestados opinan que el matrimonio religioso no supone una contribución superior a la pareja en comparación con otras fórmulas conyugales formales o informales, muchos consideran que la Iglesia puede ayudar positivamente. Entre los encuestados que están casados religiosamente, se detecta una gran demanda de que la Iglesia ayude a las parejas, especialmente en sus crisis (64,5%) y en la educación (66,4%). Un significativo 41,9% de los encuestados que se han casado religiosamente ha apuntado que al matrimonio religioso le falta simultáneamente preparar mejor a la pareja y ayudarles a madurar personalmente. Hay también una demanda muy significativa de acompañamiento y asesoramiento durante la vida de las parejas: el 59,8% de personas casadas lo cree así.
Preguntado el conjunto de los encuestados, se asegura que la preparación al matrimonio debe mejorar sus contenidos y acompañar más personalmente a las parejas. Los jóvenes entre 18 y 35 años piden en mayor medida más acompañamiento personal en los cursillos prematrimoniales.
Si se pone el foco en los más jóvenes, se ve una mejora en la reputación y motivación del matrimonio religioso. La religiosidad como motivación para casarse ha disminuido progresivamente por los años, pero la encuesta detecta un aumento de su valor entre los jóvenes menores de 35 años que se han casado: en ese tramo de edad, el 48,6% lo hizo por esa razón religiosa. Para casarse, las personas religiosas dan mucha mayor importancia a razones de religiosidad (ocho veces más), mejora de la relación (el doble), reputación (el doble) y seguridad. Eso sí, se percibe la sensación de que falta que el matrimonio religioso ayude a madurar a la pareja, que “ayuden a madurar personalmente” (46,2%).
Un significativo 41,9% de la población encuestada ha apuntado que al matrimonio religioso le falta preparar mejor a la pareja y ayudarles a madurar personalmente. Las personas más jóvenes que han contraído matrimonio religioso, los hijos de separados y divorciados y las personas con dificultades económicas son las que en mayor proporción piensan que el matrimonio religioso tiene que mejorar.
El estudio
El objetivo fundamental del estudio “Nupcialidad e Itinerarios de Pareja” es describir el mapa de los matrimonios y las parejas madrileñas, conocer en profundidad aspectos de la formación y los proyectos de vida de estas parejas, así como explorar la percepción pública sobre la pareja y el matrimonio. También se buscaba conocer cuál piensa el conjunto de la sociedad que puede ser la mejor contribución que puede hacer la Iglesia católica a las parejas y matrimonios.
Su objetivo fundamental es describir el mapa de los matrimonios y las parejas madrileñas, conocer en profundidad aspectos de la formación y los proyectos de vida de estas parejas, así como explorar la percepción pública sobre la pareja y el matrimonio. También se buscaba conocer cuál piensa el conjunto de la sociedad que puede ser la mejor contribución que puede hacer la Iglesia católica a las parejas y matrimonios.
La investigación implicó una encuesta realizada en el ámbito de la Comunidad de Madrid en 2018 a 1.550 personas y también trabajo de campo cualitativo mediante entrevistas en profundidad semiestructuradas. Mientras que los resultados de la encuesta pueden consultarse en este libro “Nupcialidad e itinerarios de pareja”, los resultados cualitativos –debido al volumen del trabajo- se pueden leer en el libro “Conyugalidad positiva”, publicado en la misma editorial, también en 2019.
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