Sevilla, 27 feb (EFE).- La Audiencia de Sevilla ha rebajado de 12 a 7 años una condena por agresión sexual en un caso de asesinato cometido por un varón de 27 años contra una anciana de 82 que lo había acogido en su casa, una decisión que se adopta tras la entrada en vigor de la ley de Garantía de la Libertad Sexual, conocida como ley del solo sí es sí.
La rebaja de la pena que aplica la sección primera de la Audiencia se refiere a un caso en el que el hombre fue condenado en 2008 a 15 años de prisión por un delito de asesinato contra la mujer, que sufría síndrome de Diógenes y había acogido al condenado en su vivienda de Dos Hermanas (Sevilla) junto a otros amigos.
La sentencia que ha sido modificada incluía una condena de 12 años de cárcel por una agresión sexual, una multa de 1.080 euros por una falta de hurto que cometió al robarle un cordón de oro que luego vendió y la obligación de indemnizar a los herederos de la víctima con 30.000 euros.
En la revisión de la condena, según el auto facilitado por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, se explica que el hombre, preso en Sevilla, fue condenado a 12 años de cárcel por una agresión sexual recogida en la ley de 2010, que castigaba ese delito con entre 12 y 15 años de prisión.
Tras la nueva ley, añade la Audiencia de Sevilla, este delito puede encuadrarse en los artículos 178 y 179 del Código Penal, que recoge penas de entre 4 y 12 años de prisión, y en el artículo 180.3, con penas de entre 7 y 15 años.
"Por lo que aplicando el mismo criterio que recogido en la sentencia -indica la Audiencia- procede la imposición de la pena mínima de 7 años según la actual legislación".
La revisión de la condena aprecia que, además de rebajar en cinco años la pena de cárcel, se le aplique un periodo de cinco años de libertad vigilada y cinco años de inhabilitación especial para cualquier profesión, oficio o actividades sean o no retribuidas que impliquen contacto con menores, según recoge la nueva ley.
Los jueces basaron la condena en este caso en los restos de ADN del acusado hallados bajo una de las uñas de la víctima, en su huella encontrada en una botella de cerveza y en que al día siguiente vendió el cordón de oro por 10 euros, afirmando que era de su madre.
La anciana, según el testimonio de un sobrino que era su familiar más próximo, sufría síndrome de Diógenes, por lo que acumulaba trastos en su vivienda de Dos Hermanas, bebía mucho y en unos cuantos días se gastaba o regalaba su pensión de 1.200 euros mensuales.
La mujer también sufrió palizas por parte de las personas a las que acogía, al menos una en el año 2002 y otra dos meses antes de su muerte, según los testigos que declararon en el juicio
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