El lunes pasado [5 septiembre], iniciamos de “facto” la nueva temporada judicial tras las vacaciones. Igual que los niños de primaria, no todos, pero si algunos compañeros volvieron a coger las mochilas cargadas de expedientes y papeles, esos que se supone que están digitalizados, y volvieron a pisar el Juzgado, si es que durante el estío no vieron alterado su supuesto descanso por el maldito pleito de derechos fundamentales, el de conciliación de la vida familiar o el de vacaciones…

En mi caso concreto, tenía la mochila preparada para el martes y además empezaba con excursión a Lleida… Más no podía pedir. Pero una vez más los oscuros entresijos de los señalamientos provocaron que el mismo lunes por la tarde un amable funcionario me comunicase la suspensión del juicio por una causa de estas que aún ahora estoy intentando comprender. Asi que no me tocó otra que esperar a jueves, porque miércoles también libraba.

Y llegó el gran día. Nervioso como un escolar, acudo al Juzgado con la mochila llena de esas cosas que deberían estar digitalizadas y muchas ganas de pisar otra vez una Sala. Cruzo el umbral de la puerta del edificio y me cruzo con una empleada de seguridad novata que no me conocía y me pide el carnet profesional. Lo exhibo y le indico que voy al 17. Y por fin oigo la música que había venido a escuchar: ¡¡ Letrado al 17!!! vocifeó a los demás compañeros de su noble profesión. A partir de este santo y seña me dejaron pasar dándome educadamente los buenos días. Abro parénteis: (Para los que no sois de Barcelona, comentar que desde lo del Covid, cuando cruzamos el control de seguridad, lo hacemos al grito de Letrado al xx… Aún hoy nadie sabe para que sirve esto, pero los empleados de seguridad muy obedientes ellos, asi proceden con todos los compañeros que entramos en la sede judicial, sin que nadie se cuestione si tiene aún algún sentido).

Tras esta primera experiencia, empecé a sentirme otra vez en casa. Subo a la oficina judicial para averiguar si el 17 es de los que te identifican en secretaria ó lo hacen directamente en Sala. Era de los de Secretaría. Me hacen esperar y llegan otros compañeros. Saludos, abrazos y besos a los conocidos y conocidas. Me acompañaba una perito que se unió, lógicamente, a la fiesta de bienvenida. Hasta el auxilio judicial parecía emocionado por el reencuentro. Corrillo para comentar las vacaciones, transmitir novedades… El Juez del tal, sube al TSJ, la del cual, también… comentarios que si mejor o peor tenerlos en la instancia o en la Sala del Superior. Inquietud por saber a quien nos vamos a encontrar en su lugar…

Y poco a poco, sin darnos cuenta, llega el gran momento. Entramos de nuevo en Sala y tras recibir los amables saludos del Juez, arrancamos: “…Con la venia de SSª... esta parte… bla, bla, bla…” y así, por lo menos, hasta diciembre.
Feliz curso a tod@s!!!!.