Carpeta de justicia

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Imagen cedida por Miriam Guardiola

  • “La independencia judicial no se logra tan fácilmente como está cambiando la ley. Es cuestión de resistir la presión mediática que cada día tiene el juez para dictar sentencia”. Así se ha manifestado Miquel Roca, abogado y uno de los ‘padres’ de la Constitución, en las VII Jornadas de Juntas de Gobierno de los Colegios de Abogado en Granada al ser preguntado por la independencia judicial. Roca ha precisado que el modelo de elección del Consejo General del Poder Judicial no está en la Constitución, sino en una ley orgánica que se puede cambiar, aunque “ojalá fuera tan fácil cambiar la ley”.

Roca ha realizado estas declaraciones el jueves 1 de junio en la primera ponencia de las VII Jornadas de Juntas de Gobierno, titulada “Abogacía, justicia y asuntos públicos. Actuación coordinada: papel de la Oficina de Representación Institucional”. Moderada por Marcos Camacho, decano del Colegio de Abogados de Jerez de la Frontera, además de Miquel Roca -socio director de Roca & Junyent- ha contado con la intervención de Joan Navarro, socio director de Llorente & Cuenca; y Jorge Villarino, director de Regulación de Vinces.

Oficina representación institucional

Marcos Camacho ha explicado el funcionamiento de la Oficina de Representación Institucional del Consejo General de la Abogacía para ser una institución influyente, destacando que esta Oficina tiene que lograr que los abogados “seamos un interlocutor válido y real con el resto de miembros de la Administración de Justicia”. También ha insistido en la necesidad de que los abogados y abogadas sean consultados durante la elaboración de las leyes.

“El mundo ha cambiado y no nos ha esperado”. Así ha comenzado su intervención Miquel Roca, que ha señalado que la sociedad es cada vez más garantista y más compleja. A su juicio, los abogados “tenemos la mejor profesión del mundo y nos lo hemos de creer”. En cuanto a la profesión en este momento, considera “mucho más importante la abogacía preventiva que la abogacía resolutiva”, justo lo contrario a lo que sucedía hace unos años, cuando el derecho se asociaba a la resolución de conflictos. Ha enumerado más cambios: el Derecho hoy no es elitista, sino que llega a la gente; además, “el Derecho no es patrimonio exclusivo del legislador, el abogado debe intervenir en la elaboración de las normas jurídicas”. Tras definir la abogacía como una profesión incómoda, ha concluido subrayando que “no hay en estos momentos una profesión más necesaria porque sociedad de cambio tiene que construirse jurídicamente”.

Joan Navarro ha centrado su exposición en el trabajo de los lobbys en la elaboración de las leyes, explicando que no están en la interpretación de las leyes, sino en los debates previos, en los que tratan de aunar el interés particular de sus clientes con el interés general. Considera legítimo que las empresas traten de trasladar a los legisladores sus intereses con el objetivo de que la norma salga bien.

Por último, Jorge Villarino ha hablado de la legitimidad social como valor de la abogacía, destacando que “a mayor legitimidad social, mayor capacidad de influencia y pocas profesiones como la abogacía tienen esa legitimidad para influir”. Entre las características que dan a la abogacía su legitimidad social ha enumerado: capilaridad, cercanía, conocimiento de la sociedad, pluridisciplinar, presencia internacional, profesionalidad y compromiso con causas.

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