Hoy cuento una batallita “prestada”… esto si, con el consentimiento de su protagonista, no sea que los de la protección de datos me crujan. Y además, me voy a permitir novelarla un poco, pero siempre respetando la autenticidad y veracidad del relato original.

Barcelona. Ciudad de la Justicia. Hora incierta de la mañana. Dia de esta misma semana. Cola del Registro de demandas y otros escritos, copada por multitud de Procuradores con tropecientos escritos para presentar por barba. Entre ellos, un compañero laboralista, que somos los que no utilizamos Procuradores y tenemos que presentarnos los escritos nosotros solitos. El colega solo iba a presentar un escrito de estos “telemáticos – presenciales”, es decir de estos que previamente ya hemos presentado telemáticamente en el Juzgado pero que algún zumbado que no se atreve a dar la cara, aún sigue obligándonos a presentar en papel.. Si, ya se me lo de que la Ley dice… pero lo que es un sinsentido, es un sinsentido lo mande o no la ley que bien se incumple en cosas de mayor calado, cuando no conviene a según quien y no pasa nada.

Y allí estaba el bueno del compañero, cuando oye, por fin, la ansiada expresión: … ¡¡¡el siguiente!!!… dice la funcionaria… y el siguiente era él. Emocionado, hace solemne entrega del documento telemático presencial con sus copias y va la funcionaria y le dice: “… la próxima vez, procure traerlo todo sujeto con una goma…”, según parece, en tono de perdonavidas…. Mi colega no ha salido aún de su asombro. Me jura que si le pone la goma que pretende la funcionaria el documento quedaría convertido en un rulo por falta de consistencia física… Pero aquí ya no hay ley que valga. Impera la costumbre no escrita, esa que está por encima de la Constitución y de la Carta Universal de los Derechos Humanos. O hay goma o archivamos el asunto. Cuidadin…

Asi que ya lo sabeis. A partir de ahora los fabulosos escritos telemático-presenciales, van con goma bajo pena de inadmisión. Por mi parte y ya que estamos en la era del reciclaje, propongo que reciclemos las de los pollos. No sea que además de seguir haciendo el indio perdiendo el tiempo, acabemos haciendo un estropicio ecológico.