La imagen que adjunto, me hace venir a la cabeza una magnífica canción del cubano Pablo Milanés, fallecido recientemente, que así se titula y que se refiere al escaso espacio en que ya no está (según reza la canción) una ardorosa amante del autor.

En esta imagen, no puede negarse la brevedad del espacio, aunque allí nadie estaba para hacer precisamente el amor. Esto, es la habitual sala de vistas de un Juzgado de lo Social de la provincia de Barcelona y aunque parezca increíble, estamos celebrando un juicio: Al fondo, la actora, a su lado izquierdo, la Auxilio judicial manejando la grabación del formal acto procesal, luego viene servidor de Vds., en mi calidad de letrado de la codemandada principal. A mi lado, la letrada de la otra codemandada. Enfrente, el letrado de la actora. Justo debajo de la cámara, la Jueza. Y luego hay un señor calvo que en el momento de la imagen está declarando en su calidad de perito. Así, tal cual, en plan camarote de la épica película de los hermanos Marx.

Como digo, la escena, me recuerda la canción del cantautor, por lo breve del espacio, pero también por lo de la amante, porque es sabido que el roce hace el cariño y del cariño al amor ya solo queda un paso. Y quizá sea eso, pero a mi esta situación (incomodidades aparte), me hace poner en valor la determinación de SSª en hacer realidad la tutela judicial efectiva con todos los elementos en contra y desafiando además al iluminado que hace ya muchos años consideró que los Juzgados de lo Social, esos en los que todo son juicios orales, podían compartir sala de vistas con otros.

Así que un aplauso para la heroica Jueza y aprovechando que todo anda revuelto estos días quizá sería bueno plantear de nuevo lo de un Juzgado de lo Social/ una Sala, porque el invento de las Salas compartidas es evidente que es un fiasco.