Carpeta de justicia

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Advierto que esta historia es de terror. Mucho miedo. Una pesadilla para cualquier letrado materializada en vida. Basado en hechos reales 

Era una afable tarde de febrero, allá sobre las cuatro de la tarde. Estaba en mi despacho junto a una clienta nueva despachando algunos temas de propiedad intelectual, protección de datos… en fin, de esas materias que me gustan (por mis artículos me conoceréis).

Súbitamente suena el teléfono; dudo, ¿lo cojo o no lo cojo?, decido que sí.

  • ¿Dígame?
  • ¿Francisco Adán?
  • Sí, soy yo-
  •  Le llamo de (una televisión) al respecto de la declaración que tiene su cliente mañana en juzgados.

Mis ojos se abrieron todo lo posible, mi piel palideció y empecé a sudar frio “¿Qué cliente…qué declaración?” No sabía de qué me estaba hablando el periodista, ¿Había olvidado una declaración? ¿Qué nombre era ese que me había dicho que era mi cliente que no me sonaba nada? El periodista, ante mi perplejidad, comenta que es referido a la agresión de la discoteca “noséqué”. No alcanzo a entender, quizá a oír, el nombre de la discoteca; los datos se me agolpaban en mi cabeza sin que pudiera asimilar ninguno. “¿Qué discoteca…qué asunto?”

Se estaba haciendo realidad una pesadilla que casi todos, sino todos, los abogados han tenido, tienen o tendrán: mañana hay una declaración de un tema penal que no sabía y además le estaba diciendo a un periodista que no tenía ni idea ni de quién era mi cliente, ni de qué hubiera una declaración al día siguiente ni de que tuviera un asunto así, lo que me podría dejar en una situación muy delicada. Los titulares del otro día podrían ser bestiales: “Francisco Adán llega al juzgado. Al correcto.”, “Si eres cliente de Francisco Adán, recuérdaselo”

“Pero ¿De dónde saca que soy abogado de esa persona?” – le continúo preguntando “tengo aquí la nota de prensa, la familia ha cambiado de abogado” … ¡Qué familia!  “Pero… ¿Francisco Adán qué más? ¿Castaño?”

El periodista no puede contestarme a esa pregunta. Hay un momento de silencio. “¿no sabe de qué discoteca le hablo?”  Encima, cachondeo. “La discoteca 609 de Murcia” – “¿Murcia? Yo no tengo ningún cliente en Murcia”

De pronto las tornas cambiaron. Ya estaba seguro de que el equivocado era él y no yo, porque, aunque algo despistado y fuera de juego en la situación, lo que sí que sabía seguro es que no tenía ningún cliente en Murcia.

La pregunta mía fue directa y era encaminada a averiguar, puesto que era evidente que no era yo el famoso letrado, dónde habían sacado mi teléfono. No recuerdo bien qué me contestó, pero lo que era evidente es que había sido a través de google ya que si, hubiera acudido al listado de colegiados del Colegio Profesional de Murcia, hubiera encontrado al Francisco Adán relacionado con la noticia.

¿Qué nos hace ver esto? Que un correcto posicionamiento en internet (SEO) y en redes sociales, es importante para cualquier tipo de profesional. Finalmente, no llegué a ser mediático ni salí en la televisión (que eso sí que da publicidad), pero me encontraron a mí. Google se ha convertido en un referente indiscutible y casi indispensable en nuestras vidas y tener presencia en él se hace más necesario cada día.




Comentarios

  1. Francisco Jose Adán Castaño

    Muchas gracias!

  2. Eduardo

    Que buena historia Francisco. El último párrafo de tu texto, no tiene desperdicio. Es el resumen, claro, pero no puedo estar más de acuerdo contigo. Eduardo http://www.abogadosparatodos.net

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