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Es una realidad “arrolladora” que las nuevas tecnologías llegaron y tuvimos que adaptarnos a ellas. El “problema” surge en las relaciones laborales, cuando los trabajadores se convierten en “digitales”, a través de plataformas, y situándose en un terreno normativo  abonado tradicionalmente para los empleadores y trabajadores convencionales, creando una anomia de integración laboral y legal jamás conocida.

 

Situados, de facto, en una brutal transformación digital de las relaciones laborales comunes, la normativa actual es insuficiente y, en muchos casos, inexistente.

Las empresas han pasado, de la prestación laboral dependiente de la figura del trabajador, a la digitalización de los procesos organizativos y productivos y con ello, a la especialización.

Esto ha provocado una reinvención de los trabajadores que han tenido que adaptarse a la progresiva automatización de unos procesos.

Si ésta ha sido la primera consecuencia de la transformación digital en las relaciones laborales, podríamos decir sin temor a equivocarnos que, aquellos trabajadores que no hayan sido capaces de adaptarse tecnológicamente a sus nuevos puestos de trabajo, ni se haya podido efectuar una reconversión o reubicación, han sido despedidos por la vía del artículo 52 b) que nos dice que:

“Por falta de adaptación del trabajador a las modificaciones técnicas operadas en su puesto de trabajo, cuando dichos cambios sean razonables. Previamente el empresario deberá ofrecer al trabajador un curso dirigido a facilitar la adaptación a las modificaciones operadas. El tiempo destinado a la formación se considerará en todo caso tiempo de trabajo efectivo y el empresario abonará al trabajador el salario medio que viniera percibiendo. La extinción no podrá ser acordada por el empresario hasta que hayan transcurrido, como mínimo, dos meses desde que se introdujo la modificación o desde que finalizó la formación dirigida a la adaptación.”

Observamos que las empresas, con carácter previo al despido del trabajador, debe ofrecer a éste una formación adecuada, dirigida a su adaptación a los cambios tecnológicos y sin embargo, el ratio de despidos por esta vía se ha incrementado geométricamente.

Debemos tener claro que la transformación digital de las empresas y con ello, de las relaciones laborales, se debe a la propia digitalización de la Economía.

Como en todo, una profunda transformación requiere de un periodo de transición para todas las partes afectadas. Esta transformación no puede ir en “un Ferrari” mientras la formación especializada “sigue yendo a caballo”.

También, debemos distinguir cada uno de los procesos de transformación digital en función del sector productivo en el que nos encontremos. Así, p.e., en el sector de la construcción, la digitalización ha evolucionado en mayor medida para los puestos más especializados y no tanto para el resto. Eso sí, se está produciendo una transformación digital en la prevención de riesgos laborales que afecta directamente a todos los actores del sector.

“No todo es automatizable”

Por ejemplo, en servicios como la Sanidad o la Dependencia, por mucho que roboticemos los medios SIEMPRE será imprescindible el factor humano. En determinados casos un robot no puede sustituir a una persona.

“De mi última visita al cardiólogo”

Hace poco acudí a la revisión cardiológica de rigor, por la edad…, y “todo” cuanto me hizo el médico fue por medio de “robots” o “máquinas digitales”. Al preguntarle por su pericia y dominio de tanto “androide” le salió su parte más humana y empezó a relatarme la de compañeros de promoción que no han sido capaces de adaptarse o reinventarse a las nuevas tecnologías sanitarias y, o bien se han quedado atrás, perdiendo pacientes, o han precipitado su jubilación.

“De mi mecánico de toda la vida, Paco”

Paco es un mecánico de los de confianza, de esos que tan solo mirando el coche sabía lo que le pasaba. Paco, lo mismo te reparaba un carburador que una junta de culata. Ahora, me cuenta desolado, que su formación en mecánica de poco o nada le sirve y que ha tenido que “reinventarse” y me dice con certeza que: “Ahora sé más de informática que de mecánica”. Todo lo que antes era Mecánica se ha traducido en diagnosis por medio de máquinas informáticas de multicódigos, que lo que te dicen es la pieza o parte del motor que debes sustituir, lo de reparar pasó a mejor vida.

Paco se dio cuenta a tiempo y se recicló pero me cuenta que hay cientos de talleres mecánicos que han tenido que cerrar.

La Globalización vino para quedarse

Es indudable y una realidad, que la Globalización vino para quedarse, pero también lo es que los diferentes gobiernos y organizaciones sindicales debieron anticiparse a esta situación por medio de cambios legislativos y Negociación Colectiva.

En el terreno de los derechos de los trabajadores podemos concluir que quedan afectados los tiempos de trabajo, por medio de la distribución irregular y flexible de la jornada o la pérdida del derecho a la desconexión digital, entre muchos otros.

También se han modificado los lugares de prestación de los servicios, los centros de trabajo. ¿Quién pone los medios digitales? ¿Dónde se lleva a cabo el trabajo?

El control por parte del empresario también ha mutado. Ahora, se puede saber dónde está el trabajador las veinticuatro horas del día, por medio de un GPS en el vehículo de la empresa, un localizador en el móvil o los tiempos de conexión a los ordenadores y demás medios.

En materia de protección de datos, próximamente entrará en vigor un Reglamento comunitario.

La transferencia de datos, de forma digital, es tal, que existe un universo de canales por los que discurren nuestros datos personales o los de nuestros clientes. En este sentido, aparece la nueva figura del Delegado de Protección de Datos (DPD).

La representación legal y sindical de los trabajadores y la determinación de las unidades electorales, queda afectada de manera significativa porque, no es lo mismo la fijación de una “elecciones sindicales”[i] para un centro de trabajo físico de 51 personas, con contrato laboral por cuenta ajena y convenio colectivo aplicable, que poder representar a los trabajadores que pasan de prestar sus servicios por cuenta ajena y con centro de trabajo a autogestionar sus funciones anteriores y/o realizarlas en sus propios domicilios.

Como decía Zigmund Bauman, hemos pasado de lo local a lo global, del largo plazo al cortoplacismo, de la estabilidad y seguridad en el trabajo a los ritmos cambiantes y la flexibilización interna y externa.

Y en este punto, hay sociólogos que sostienen que es necesario una DESGLOBALIZACIÓN.

 


[i] “Las mal llamadas elecciones sindicales” porque en realidad, el proceso electoral deriva en la elección de representantes legales de los trabajadores (delegados de personal o miembros de comités de empresa) y no en representantes sindicales (delegados sindicales y secciones sindicales).

 

 




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