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Se alían, se asocian, se fusionan, unen fuerzas, se hacen novios, se quieren, incluso se hacen pareja de hecho y se casan. También puede que se peleen, que se alejen, que se sean infieles, que se separen e incluso que se divorcien. A veces, después, formarán familias reconstituidas. Y la aventura comenzará de nuevo. 

No hablo de parejas. Hablo de despachos. Tan vivos como nosotros. Con las mismas preguntas existenciales por el camino que, o se resuelven a tiempo, o pueden romper su relación. ¿Consigo mantener mi identidad y mi personalidad en esta relación? ¿Esta situación nos enriquece mutuamente? ¿Qué pasa si me engaña? Y si a ello le añades que la pareja es internacional, la cosa se complica aún más: ¿me entiende de verdad? ¿Respeta mi cultura sin juzgarla? ¿Sabrá adaptarse? ¿Cómo encontrar el equilibrio para que la relación sea fructífera para ambas partes?

Aceptar entablar una nueva relación, un nuevo noviazgo, es correr el riesgo de fracasar. De sufrir. Pero rechazarlo sin intentarlo es aún peor. Uno termina marchitándose si no quiere crecer.

Toca internacionalizarse

Lo mismo ocurre con la internacionalización de los despachos. La abogacía no es ajena a la evolución de la sociedad, o al menos no debería. En nuestra globalizadísima sociedad, la internacionalización ocurre en todo el tejido empresarial, desde la multinacional hasta el autónomo pasando por la pyme. A pesar de que se empeñen en poner puertas al campo, se derrumban una por una. Gracias, en gran medida, a los gigantescos saltos tecnológicos que vivimos en esta era que llamo del “datasaurio”.

O sea que toca internacionalizarse. Quien aún tenga dudas solo tiene que leer cualquier medio de comunicación jurídico. Verá que un despacho occidental acaba de abrir en Irán, que un americano acaba de desembarcar en Europa, que un despacho español refuerza su presencia en Latinoamérica, que un despacho mexicano busca asociarse con un español, que el ICEX organiza su próximo viaje de fomento de la internacionalización de los despachos de abogados a Filipinas, etc.

Pero muchos despachos no se sienten reflejados en los modelos existentes, redes, alianzas, colaboraciones y demás, y por ello no dan el salto. Al no encontrar el formato que les gusta (o al encontrarlo no puedan unirse por llegar demasiado tarde), se quedan parados, por desconocimiento, falta de tiempo, de presupuesto, de confianza, o de todo un poco.

Éxitos y fracasos

Algunos lo intentaron y ahora están desencantados porque han fracasado por culpa de, por ejemplo, una atención al cliente deficiente por parte del otro despacho que les ha llevado a dejar la colaboración con el despacho en cuestión. Otros han sido miembros de una red no exclusiva y después de años pagando, pero recibiendo muy poco a cambio, han decidido darse de baja y ya no quieren saber nada del tema internacional. Ciertas grandes marcas internacionales llegaron en España de la mano de un despacho local, pero tuvieron que retirarse, para luego volver con otro bufete distinto por no haber conseguido alinear los planes y las mentalidades del primer despacho español con la estrategia internacional. Algunas alianzas se cayeron por no haberse asegurado que todos los integrantes tenían la misma capacidad de prestar sus servicios, en las mismas áreas del derecho. Otras redes fracasaron por no lograr armonizar los honorarios cobrados por sus miembros a los clientes.  

Pero al igual que las personas, cada despacho es único. Creo que las personas a las que les aparece su media naranja en la esquina de abajo sin haberla buscado son minoría. Para encontrarla, la mayoría de las personas buscan, se equivocan, lo vuelven a intentar, se caen otra vez, pero se vuelven a levantar y finalmente, terminan encontrándola.

Claves de una internacionalización exitosa

Si la decisión de internacionalización se enmarca en un plan estratégico de la firma, bien elaborado, definido, con unos objetivos claros, no hay nadie mejor que tú para generar la alianza, red, colaboración que necesites. Hoy en día existen muchas maneras de internacionalizar la estructura de un despacho sin que sea necesario pasar por una mega alianza mundial, dejarse comprar por un despacho muy grande, o dedicarle un presupuesto millonario. Lo bueno de que no exista ninguna fórmula mágica es que todo es posible.

Las claves de una internacionalización exitosa son la planificación, la perseverancia, la involucración de todo el despacho, junto con mucha ilusión, siempre.  

 




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