Una de las novedades del estudio de este año es la gran atención que, durante 2022, van a prestar los inversores a los segmentos alternativos del inmobiliario; aquellos más allá de los tres grandes -oficinas, retail e industrial-. Los inversores esperan que el mercado esté pleno de liquidez y de financiación para estos activos alternativos. Entre los segmentos favoritos de los inversores destacan los relacionados con las nuevas infraestructuras de energía, las instalaciones relacionadas con las ciencias de la salud, y los centros logísticos y los de datos, que ocupan las cuatro primeras posiciones del ranking. Por el contrario, los centros comerciales, tanto en los centros urbanos como en las afueras, las tiendas en los centros de las ciudades, las oficinas en las afueras, los aparcamientos y los hoteles, se sitúan en la parte baja de las preferencias de los inversores europeos.
Precisamente, respecto al segmento de las oficinas, el informe precisa que, probablemente, en 2022 veamos dos tipos de comportamientos muy distintos en función de la calidad de los activos. Aquellas oficinas más modernas, flexibles, bien localizadas y, sobre todo, dotadas desde el punto de vista de la sostenibilidad, seguirán con alquileres y valoraciones por metro cuadrado interesantes y en algunos mercados a niveles récord. Sin embargo, para el resto de los activos las cosas pueden ser muy distintas.
El informe de este año vuelve a incidir en la importancia de las cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno (ESG) para los inversores, pero destaca la dificultad del sector por encontrar unos estándares consistentes para poder comparar y medir todo los relacionado con la eficiencia energética y la descarbonización de los activos.