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  • Antes de entregar la máxima distinción de la Administración de Justicia, Catalá ha visitado la sede colegial y ha firmado en el Libro de Honor de la institución
  • El decano de la Abogacía granadina, muy emocionado, ha destacado que siempre ha trabajado “contra la injusticia” y ha agradecido el apoyo de su familia, amigos y compañeros
  • La ceremonia ha contado con la asistencia de la presidenta del Consejo General de la Abogacía Española, Victoria Ortega

El ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha hecho entrega de la Cruz Distinguida de Primera Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort al letrado y decano del Colegio de Abogados de Granada, Eduardo Torres González-Boza por “una vida entregada al Derecho y a la Justicia que el Gobierno de España ha querido recompensar y reconocer con la entrega de esta distinción”, la más alta que concede la Administración de Justicia.

“Nadie podrá dudar que me he dejado la vida, o una parte muy importante de ella, defendiendo a mis colegiados, a mis compañeros y a mi profesión”, ha asegurado Torres respecto a su labor al frente de la institución colegial, que culminará este año tras dos mandatos “complejos” y en los que ha sido acompañado por muchos compañeros durante su intensa vida colegial en las diferentes Juntas de Gobierno de las que ha formado parte. “De todos he aprendido, incluso de los críticos, y a todos tengo que agradecer el trato que me han dispensado”, ha añadido.

“Desde un punto de vista estrictamente profesional, siempre he estado y estaré al lado del derecho de defensa, al lado del justiciable, contra la injusticia, contra el abuso”, ha comentado en su discurso de agradecimiento un emocionado Torres, letrado con 40 años de trayectoria profesional “ejercida de manera ejemplar, como han querido reconocer todos los compañeros, la comunidad jurídica y la sociedad” presentes en el acto, ha apostillado Catalá.

Una carrera que curiosamente comenzó por azar, pero que pronto se reveló como su vocación. “Hoy pienso que no podría haber sido otra cosa en mi vida que abogado”, ha afirmado el decano durante la ceremonia solemne de imposición de la distinción, reconocimiento que “llega con puntualidad”, según ha expresado en la laudatio Juan Luis de Aynat Bañón, diputado Primero del Colegio de Abogados de Almería, promotor de la distinción. “Ser abogado no es fácil y ser decano en Granada es aún más difícil; ser vicepresidente del Consejo Andaluz y consejero de la Abogacía española es tan complicado como ser el mayor de una patulea de hermanos; igual de difícil que es ganarse la confianza de los clientes para seguir defendiendo sus asuntos con puntualidad, rectitud, trabajo y honradez”, ha dicho Aynat respecto al decano granadino, de quien ha resaltado su “inteligente sentido del humor y su afición por hacer la vida más ligera, más llevadera, más alegre a los que te circundan”.

La imposición de la condecoración ha tenido lugar en Granada –como deseaba el homenajeado-, en una emotiva ceremonia a la que también han asistido la presidenta del Consejo General de la Abogacía Española, Victoria Ortega; el presidente del TSJA, Lorenzo del Río; la fiscal superior de Andalucía, Ana Tárrago; el presidente del CADECA, José Pascual Pozo; el presidente de la Audiencia Provincial, José Luis López Fuentes; el juez decano, Jesús Rodríguez Alcázar; o el alcalde en funciones, Baldomero Oliver; así como el resto de miembros de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Granada, el colegiado de Honor, Javier López y García de la Serrana, representantes de instituciones jurídicas, públicas, políticas y profesionales de la provincia y la comunidad autónoma, amigos y familiares.

Torres también ha hecho extensivo su agradecimiento a sus padres, “ejemplo de sacrificio y de esfuerzo”, sus hermanos y sus tres hijos, y su mujer Carmen, “un ejemplo de superación increíble”; a sus compañeros de despacho, por su comprensión, paciencia y disposición; a Francisco Jiménez, “maestro de maestros”, en cuyo despacho empezó su andadura profesional; a Buenaventura Camy y Javier Casares, sus preparadores de unas oposiciones a Notaría y Registro que nunca terminó, pero que le permitieron aprender Derecho “de verdad”; y a la ciudad de Granada, en la que lleva 60 años de su vida.

Previamente a la ceremonia, el decano y el resto de la Junta Directiva han recibido al ministro de Justicia, que ha podido visitar la sede colegial de Santa Ana y dejar su rúbrica en el Libro de Honor del Colegio de Abogados de Granada. Tras el acto, las autoridades, miembros de la Abogacía granadina y familiares han podido continuar la celebración en un almuerzo-homenaje en el restaurante María de la O.

Eduardo Torres González-Boza

Eduardo Torres González-Boza nació en Pamplona en 1951, siendo el mayor de una familia formada por once hermanos, aunque desde 1959 reside en Granada, donde se licenció en Derecho por la Universidad de la ciudad (1969-1974), colegiándose en la institución que ahora preside el 2 de abril de 1981.

El colegiado granadino número 1.844 cuenta con 40 años de ejercicio profesional en el ámbito civil, penal y arbitral, especializándose en Derecho de Circulación y Seguros, y desde el 5 de marzo de 2011 ocupa el cargo de Decano del Colegio de Abogados de Granada, en el que había formado parte de su Junta de Gobierno previamente durante 16 años.

A nivel institucional, Eduardo Torres es también vicepresidente del Consejo Andaluz de Colegios de Abogados, presidente de la Fundación de Estudios y Prácticas Jurídicas, consejero del Consejo General de Abogacía Española, miembro del Tribunal Arbitral de Granada, integrante de la Asociación Española de Abogados Especializados en Responsabilidad Civil y Seguros y a la Asociación Nacional de Juristas de la Salud, cargos que compatibiliza con su trabajo en el despacho Torres y Asociados, del que es socio fundador, y con su labor docente en cursos, congresos y ponencias.

Historia de la condecoración

En 1944, con Eduardo Aunós como ministro de Justicia, se publica en el Boletín Oficial del Estado, de 7 de febrero de 1944, el Decreto de 23 de enero de ese mismo año (festividad de San Raimundo de Peñafort, patrono de los juristas), por el que se crea la Cruz de San Raimundo de Peñafort para premiar los relevantes méritos contraídos por cuantos intervienen en la Administración de Justicia y en el cultivo y aplicación del estudio del Derecho en todas sus ramas, así como los servicios prestados sin nota desfavorable en las actividades jurídicas dependientes del Ministerio de Justicia.

Las Cruces se otorgan para premiar los servicios prestados y la contribución al desarrollo y perfeccionamiento del Derecho y la Jurisprudencia. Las Medallas premian los años de servicio prestados en las profesiones jurídicas y administrativas dentro de la jurisdicción del Ministerio de Justicia.

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