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No era una semana cualquiera para ir al Legaltech, en Nueva York. Estaba programado del 31 de enero al 2 de febrero de este año. El viernes de la víspera, el 27, el presidente Donald Trump había firmado un decreto que prohíbe la entrada a Estados Unidos a los viajeros de siete países de mayoría musulmana. La medida dio inicio a protestas y recursos legales, al punto que al salir del área de inmigración del JFK encontramos de frente a una tropa de abogados recibiendo a viajeros: “We are attorneys, translators, and other volunteers representing non-profit organizations, private firms, and passionate individuals across the country at international airports”, decían los carteles. Una oficina aeroportuaria improvisada de abogados auguraba un ambiente particular.

Nos acomodamos en Lexington, cerca del Empire State. En frente teníamos nada menos que a Kalustyan (apellido turco-armenio), la muy famosa tienda de especias y alimentos de productos culinarios fundada en 1948 precisamente por un inmigrante. Pasando la calle un transeúnte enviaba su mensaje: “My family arrived as refugees in 1638”.

Al día siguiente LegalTech. Tres pisos del Hilton Midtown, de su área de eventos y convenciones, dedicados a mostrar lo que el mundo tecnológico tiene para la práctica del derecho: exhibición de productos de innovación, ofertas informáticas para la administración de despachos, herramientas de automatización de procesos, servicios de reclutamiento de fuerza laboral legal y, como no, muy intensamente, ofertas de protección de privacidad y seguridad de datos en despachos de abogados.

Alusiones a Trump

No sorprendió que tampoco en la primera conferencia se aludiera a Trump: Erwin Chemerinsky, decano de leyes en Irvine UCLA, auguró que sería un cuatrienio esplendoroso para la práctica profesional de los abogados en Estados Unidos de cuenta de su nuevo Presidente. Asimismo, anticipó su expectativa por la elección del nuevo miembro de la SCOTUS (Supreme Court of the United States), en palabras que LegalWeek trinó inmediatamente: "I think the #SupremeCourt will be more important in the next few years than ever before in #American history". Esa noche se conocería que el Gobierno norteamericano había designado a Neil Gorsuch, un joven magistrado de corte conservador, para ocupar la vacante existente desde hacía un año y que, en el análisis de Chemerinsky, daba mayoría conservadora a la Corte.

En su discurso realizó un interesante recorrido por la posición de SCOTUS en varios frentes, lo que resultó refrescante para abogados que no ejercemos en esa jurisdicción, si bien se quejó de un grave atraso en conocimiento e infraestructura tecnológica. Dejó datos llamativos: que al día de hoy, la SCOTUS no ha fallado casos sobre tecnología de punta, es más, que aún están decidiendo asuntos del siglo pasado. Y que debido al sistema de elección y permanencia de sus miembros, los magistrados no tienen entendimiento sobre conceptos modernos de tecnología. Incluso mencionó un caso que dejó en evidencia que algunos de sus jueces no tenían la capacidad de discernir entre un mensaje de texto, un chat y un mensaje de datos, lo que, dijo, podría generar grandes problemas en el futuro. Así terminó una charla muy celebrada.

A continuación, y a lo largo de todo el evento, se abrieron frentes simultáneos de conferencias en las que se habló de la práctica legal y su integración con la tecnología: claramente de inteligencia artificial (AI) en los logaritmos de búsquedas de datos; o de integración de Big Data a los análisis de e-discovery, es decir, la posibilidad de que los datos de un TV inteligente o una nevera conectada a internet sean pieza clave en la solución de un caso.

Optimización de e-discovery

Entre tanto, en las áreas de exhibición, resultó llamativa la cantidad de personas involucradas en el negocio de optimización de e-discovery y el número de variantes a ese respecto: métodos de aseguramiento de información, indexación de contenidos, herramientas de análisis de datos, servicios de “one stop software” que permiten visualizar cualquier tipo de archivo en un mismo programa, liberando recursos del sistema, y una larga lista de tecnologías similares.

Para jurisdicciones que no aplican las reglas de procedimiento del common law pueden ser poco atractivas o incluso no tener un uso determinado; pero este tipo de herramientas de análisis de datos pueden tener aplicaciones corporativas interesantes para clientes que constituyan empresas o entidades de alta complejidad burocrática, incluso en Latinoamérica.

Soluciones de automatización de análisis de contratos

Como novedad: las soluciones de automatización de análisis de contratos, que consisten en tipos de software cuyo propósito es analizar los componentes esenciales de un contrato: partes, obligaciones, valor, plazos, pólizas y cláusulas específicas. El sistema dice qué falta o qué sobra, y se ofrece como solución para el análisis de grandes cantidades de convenios-tipo, que han sido previamente parametrizados. Detractores y simpatizantes coincidieron en que este tipo de tecnologías cambiarán la manera en que los despachos de abogados prestan sus servicios.

Inteligencia Artificial

A lo largo de las conferencias Legaltech se insistió en que la AI actual es capaz de imitar procesos cognitivos para la solución de problemas (básicos por ahora) lo que abre toda una gama de automatización de procesos, así como para la realización de trabajos repetitivos en firmas de abogados.

Se defendió mucho que la AI no implica el reemplazo del abogado o el fin de la profesión como se pensaba hace décadas con la aparición de las computadoras. Simplemente los roles de trabajo se transforman, lo que ha sido un fenómeno continuo en la historia de la humanidad: nuevas tecnologías hacen obsoletas algunas labores, al tiempo que generan otras, más especializadas y, usualmente, mejor remuneradas.

Novedades tecnológicas

Se exhibieron, asimismo, plataformas interesantes, como una que ofrece la búsqueda de profesionales especializados en ciertas áreas (particularmente para trabajos legales específicos de Discovery), a quienes se puede contratar de forma flexible por una tarifa preestablecida; plataformas de telecomunicaciones completamente basadas en la web, sin necesidad de aplicaciones o archivos externos; plataformas de sala de conferencias de video basadas en html, interesantes por seguridad y costos; así como posibilidades de firma electrónica de documentos así como soluciones de cifrado de información a través de discos o memorias con capacidad incluso de destrucción física remota si fuere necesario.

Implicaciones de la actual coyuntura tecnológica en la industria del derecho

Luego vino una charla muy sonada, la de Andrew McAfee, director de la iniciativa del MIT en economía digital. Habló de la “segunda revolución industrial”, en la que los trabajos en todos los campos, incluyendo el legal, van a migrar o a especializarse con la llegada de la AI. Un abogado preguntó sobre la "responsabilidad profesional" y consecuencias de permitir que una máquina analizara un documento legal: McAfee respondió aludiendo a robots y cirujanos, y al piloto automático del carro: en ambos casos está en peligro la vida del paciente o la seguridad del piloto, y aun así los usamos, respondió.

McAfee no es abogado, por lo que dio una perspectiva fresca y nueva de implicaciones de la actual coyuntura tecnológica en la industria del derecho. Su más significativo ejemplo, y centro de su conferencia: la definición de las personas adecuadas para tomar decisiones de fondo sobre temas legales. Según explicó, existe una histórica tradición de trasladar la responsabilidad de las decisiones a los que él llama “HiPPOs” (Higest PAid Person’s Opinion). Cuestiona esa tendencia natural a escoger a la persona mejor calificada y/o con mayor experiencia de un equipo para decidir, lo que hace que las firmas de abogados, en especial las pequeñas, rindan una especie de culto al pensamiento de ese HiPPO. El paradigma que es necesario romper, asegura el conferencista, es que en el mundo de lo legal, como en el mundo de la IT (Information Technologies), las decisiones deben estar basadas en datos y evidencia, y sugiere cambiar el método de liderazgo (y la consiguiente tema de decisiones en ese esquema) a lo que llama “Geeky Leadership”, un concepto basado en el trazado de metas muy altas, logradas mediante el cumplimiento de pequeños pasos, de manera experimental (siendo un error más valioso que una victoria, en términos de aprendizaje y experiencia para el equipo); basado también en una alta dependencia en datos y en la toma de decisiones a través de mecanismos abiertos, es decir, mediante jerarquía menos estructuradas. Curiosamente, estos elementos se dan de manera natural en elementos de colaboración como los videojuegos en línea y en general cualquier actividad usualmente dominada por “Geeks”.

McAfee toma una cantidad de datos estadísticos de sus investigaciones y demuestra que, en un alto porcentaje, las decisiones tomadas por los HiPPOs fueron desacertadas, aunque también concede que son valiosos en cualquier organización, ya que la experiencia adquirida no puede ser reemplazada, aunque insiste en que sería mas valiosa si se utilizara de manera diferente.

Desafíos para las pequeñas firmas

Otro panelista destacado, Robert Ambrogi, estuvo presente en “Desafíos identificados por pequeñas firmas de abogados” y en “La implementación de todas las cosas: mejorando el manejo tecnológico de la pequeña firma”. En la primera charla también estuvo presente Brian Kundsen, VP de mercadeo de productos para pequeñas firmas de Thomson Reuters, y se centró en los hallazgos de una investigación realizada por Thomson, en la que encontraron una serie de inconvenientes comunes a las firmas de abogados pequeñas. En la charla se habló de cómo se llegó a la definición de esos problemas, y muy poco en la solución de tales problemas específicos, que son, principalmente: i) captación de nuevos clientes; ii) demasiado tiempo en asuntos administrativos; iii) aumento en la complejidad de la tecnología. Ambrogi habló sobre cómo las herramientas tecnológicas adecuadas permiten concentrarse en la práctica del derecho y no en las actividades de apoyo que la rodean.

Finalmente, rescatamos la charla de Christopher Anderson, propietario de una compañía asesora en el manejo de firmas pequeñas de abogados, quien claramente llamó la atención en las conferencias de “Legal Small Firm”. Anderson entregó a la audiencia una serie de consejos en el manejo de pequeñas firmas, enfatizando siempre en que el propósito final del negocio debe ser la búsqueda de la satisfacción personal del(los) socio(s). Lo anterior implica mantener un nivel de felicidad adecuado en los empleados (la frase “happy lawyers make more money” es usada varias veces en la conferencia, incluso se rifaron gorras con ese lema)

La organización de la LegalTech

Hay que decir algo también de la organización: faltó mucha información sobre la rutina de las conferencias y del lugar exacto de su realización, así como personal de apoyo para orientar a la visita. ¿Y qué hay de los precios? Bueno, pagar una entrada de alrededor de 800 USD por persona para atender las charlas de “Small Law Firm” puede resultar bastante alto para una firma pequeña, incluso en EEUU (allí se entiende que firma pequeña es aquella de entre 20 y 50 abogados). Firmas más pequeñas no clasifican en esos criterios o se les trata como “unipersonales”.

Estas son una líneas generales de lo que ocurrió en el Legaltech, que tendrá una réplica en el LegalTech West Coast 2017, en junio de este año en el Hilton de San Francisco, para los que quisieron evitar el frío en Nueva York.

Y mientras preparábamos nuestro regreso, leímos que James Robart, un juez federal de Seattle, decidió bloquear el viernes el decreto del presidente Trump que prohíbe el ingreso de ciudadanos de siete países a Estados Unidos. Los abogados del Gobierno Federal tenían tarea. Y los abogados de inmigración de todo Estados Unidos también. Parece que va a tener razón el decano de leyes en Irvine-UCLA, y que la tecnología al servicio del derecho va a mostrar sus mejores aplicaciones en los años venideros bajo la presidencia de Donald Trump.

 



Comentarios

  1. Diego Mesa

    Buena crónica del foro. Las conclusiones son muy acertadas para las firmas que están en proceso de desarrollo. No deja de ser interesante cómo el derecho se va acoplando a estos ambientes modernos.

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