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Dentro de los términos anglosajones que nos encontramos en valoraciones de empresas y en general en todo el sector de las transacciones u operaciones de M&A hay dos que tienden a confundirse entre ellos. Y es que el Enterprise value (EV) y el Equity Value no son lo mismo y conviene tener claras las diferencias si se está inmerso o si se piensa estar en el futuro en un proceso de compraventa de negocios.

Son dos conceptos que, aunque se utilizan normalmente en Bolsa, también son útiles a la hora de las valoraciones de negocios no cotizados, formando parte incluso de los múltiplos más conocidos (como el EV/Ebitda) que ayuda a poner precio a las transacciones de empresas fuera del mercado secundario.

ENTERPRISE VALUE

El Enterprise Value (conocido por sus siglas EV) muchas veces se traduce literalmente, Valor de empresa y esto puede inducir a error. Y es que si uno en una operación de M&A oye hablar de un Valor de empresa puede pensar que eso es por lo que la va a vender o el precio que va a tener y no es eso. El EV podría definirse como lo que tendría que pagar alguien para hacerse con ese negocio limpio de deudas financieras.

EQUITY VALUE

El Equity en inglés son los fondos propios, por tanto el Equity value sería el valor de las acciones de una empresa, de su patrimonio neto. En Bolsa esto equivale a la capitalización bursátil de las acciones que cotizan.

RELACIÓN ENTRE ENTERPRISE VALUE Y EQUITY VALUE

La relación entre ambos conceptos en empresas que no cotizan normalmente es la siguiente (normalmente se incluyen también los llamados “intereses minoritarios” pero en principio en pymes esto es difícil que se dé por lo que los obviamos por simplificar):

EV = Equity value – tesorería + deuda financiera

¿por qué se resta la tesorería y se suma la deuda? Veámoslo con un ejemplo.

Imaginemos que compramos un coche por 30.000 euros (Si, estoy asimilando precio a valor y no es lo mismo, pero en este ejemplo nos vamos a permitir esa licencia para simplificar) Esa es la cantidad que le damos al concesionario, “accionista” o dueño del coche en ese momento. Por tanto, ese sería el Equity Value del coche. Pero si nos encontramos un sobre con 5.000 euros en la guantera al salir del concesionario, ¿el coche tiene un EV de 30.000 euros o de 25.000? ¿nos ha costado realmente o vale 30.000 o 25.000? Recordemos que el EV es todo lo que tendría que pagar alguien para hacerse con un negocio “limpio”.

Evidentemente el ejemplo es un poco absurdo pero muy ilustrativo. Por tanto, cuando alguien valora su negocio para la compraventa lo que busca es el valor de las acciones, el Equity Value, que es lo que le va a tener que pagar a los dueños actuales en el caso del comprador o lo que va a recibir en el caso del vendedor. Si despejamos de la expresión del EV la incógnita del Equity value obtenemos lo siguiente:

Equity Value = EV + tesorería – Deuda financiera

La metodología de valoración del DCF calcula un EV y a partir de ahí se obtiene el valor de las acciones. Además siempre que se tengan datos comparables, con el EV obtenido entre el EBITDA se puede comparar la empresa con los múltiplos del mercado (algunos disponibles gratuitamente se pueden encontrar en la web del profesor Damodaran de la Universidad de Nueva York, aquí) y así obtener un buen complemento al valor del DCF.

Como se ve son dos conceptos relacionados entre sí, pero no exactamente iguales. Por lo que conviene tener claras las diferencias para evitar malentendidos en negociaciones de procesos de M&A, en ofertas, en las cláusulas de los contratos…

 

Daniel Borrachero

Asesor Fiscal - Grupo Carrillo




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