Reflexión en torno al libro titulado “Confidence Games” con una pregunta clave: ¿Ha entrado en la cárcel alguien de los de la “Industria del Fraude Fiscal Paquetizado”?
La delincuencia tributaria existe, en diversas manifestaciones y con multiplicidad de variantes. Desde los fraudes carrusel, a las tramas de moduleros, las máquinas registradoras trucadas, o las falsificaciones en documentos sobre gasóleos bonificados o sobre bebidas alcohólicas...
La persecución de la delincuencia tributaria es una de las responsabilidades fundamentales del Estado, como lo es la persecución de la delincuencia “a secas”.
La delincuencia fiscal tiene múltiples actores. El actor evidente es el “contribuyente” que evade impuestos (éste es el que “sale en los periódicos”). Pero, ¿lo hace el solo?, o más concretamente, ¿lo hace por iniciativa propia? ¿Quién está detrás? ¿Existe una industria del fraude fiscal, y el que va a la cárcel es “solo el comprador” de un paquete, el “traficante de poca monta”? ¿Y los peces gordos de este “business”?
“Confidence Games” (Tanina Rostain and Milton C. Regal, Jr – The MIT Press, 2015) cayó en mis manos de casualidad; en el escaparate de una librería en Madrid, el título no decía mucho..., pero el “subtítulo”...: “Lawyers, Accountants, and the Tax Shelter Industry”. Definitivamente, el subtítulo me hizo entrar de un salto en la librería y comprar compulsivamente...
En esta primera nota (prometo más, porque hay mucho material muy bueno, que merece ser glosado) solo quiero presentar la obra y centrar alguna reflexión que me ha generado de inicio.
En primer lugar, una mención para la propia dedicatoria del trabajo: “to the determined journalists who dug deeply to bring this story to light” (algo así, como “a los aguerridos periodistas que se atrevieron a sumergirse en los abismos/cloacas -de cuello superblanco- para sacar a la luz estas historias”, en interpretación más que libre). ¡Periodismo de investigación tributaria desde Georgetown Law School y el MIT! ¿Qué hace la “Academia” por aquí?, ¿seguir debatiendo sobre el “sexo de los ángeles” y seguir “bailándole el agua” a los de las “puertas giratorias”, a ver si cae algún informe?
Y es que lo más llamativo de este libro es... “su propia existencia”. ¿A qué se dedican los tributaristas? ¿A qué se dedican los periodistas? ¿Cómo es posible que nada equivalente a esto exista por aquí, en serio -alguna “trapallada” (más ideología que investigación) he visto hace un tiempo-?
Por supuesto, desde la Universidad y “la doctrina”... “no está ni se le espera”, venga con la matraca de la naturaleza jurídica del hecho imponible...
¿Y en prensa? Mira, es que todo lo que se ve en prensa, con carácter general, sobre temas tributarios “serios” son auténticas bobadas (con perdón..., o sin él): desde la incorrección técnica más flagrante (recuerdo noticias penosas sobre Luis Figo, Arancha Sánchez Vicario o equivalentes...), al topicazo más demagógico (la “matraca” de los paraísos fiscales, o el efectismo amarillista de la “lista Falciani”), pasando por el puro y duro seguidismo de la agenda de comunicación del gobierno de turno (las ruedas de prensa patéticas, anuales, de cada Secretario de Estado de Hacienda, sobre “éxito perpetuo en la lucha contra el fraude” -que es el reconocimiento del fracaso estrepitoso de un cuarto de siglo de política tributaria-). Claro, también “noticias de tribunales”: Ana Torroja y sus problemas con Hacienda en todos las cadenas, a la hora de los “programas del corazón”...
En segundo lugar, debo destacar el formato, el lenguaje, la capacidad de escribir y “comunicar” para todos los públicos, y con más hechos que prejuicios, más datos que ideología/demagogia, con rigor al fin, sobre cuestiones extraordinariamente complejas que, por su propia complejidad, son el caldo de cultivo para que unos se escondan y otros manipulen el mensaje.
La “ocultación sistemática” de unos es una evidencia -desde altas torres de marfil-, y este libro es realmente un “hito” al poner al descubierto “para todos” -y el lenguaje es fundamental- cosas solo evidentes para “unos pocos iniciados”: al lado de esto, la “lista Falciani” es una mamarrachada, un culebrón de distracción para que el vulgo se entretenga (y una herramienta para amedrentar a “pececitos”, dicho sea de paso).
La “manipulación más burda” de “los otros” está llegando a extremos de “clásico para estudiar en las Escuelas de Periodismo”; sígase, si no, la propia política de comunicación de la Comisión Europea, en la que parece que los “Comisarios” de turno nos tratan a todos como ignorantes (que, por cierto, somos), publicando por doquier “panfletos explícitos” colados como “artítulos de opinión”; y por no referirnos a la OCDE y el ínclito Sr. Gurría pontificando sobre por qué es imprescindible que los Estados recauden más para que los seres humanos seamos más felices.
En tercer lugar, debo sobre-destacar el subtítulo y su significado: “Lawyers, Accountants and the Tax Shelter Industry”. ¡No puede ser más explícito y no puede ser más certero! Grandes firmas de abogados y asesores fiscales, con nombres y apellidos, muchos nombre y muchos apellidos, muchas marcas, muchas firmas muy “reputadas” aparecen retratadas.
Y sí, ¡sin duda!, ha existido y existe, y existirá casi con toda seguridad, una “Industria del Refugio Fiscal” o, para nosotros, una “Industria del Fraude Fiscal”. Los nombres de las “Cinco Grandes” aparecen, una tras otra, a lo largo de las páginas del libro; la primera, en la página 1, en la introducción, PricewaterhouseCoopers y su BOSS; en la siguiente página KPMG y su BLIPS; luego Ernst & Young y COBRA... Un matiz: ¡esto va de matices! Es decir, no confundir que alguien en KPMG “hizo esto” con “calificar a KPMG como firma y a sus equipos”. Pero, claro, los datos son datos...
¿Sorprendido? ¿Que te creías, que Messi o Neymar se diseñaron a sí mismos los estrambóticos montajes que les tienen tan cerquita de las rejas? ¿Entre regate y remate?
Una de las cuestiones que me atraído especialmente de “Confidences Games” y su enfoque, es la explícita obsesión por el matiz y por “distinguir churras de merinas”. ¡Y me ha impactado! Periodistas y profesores americanos, que no meten a nadie en la cárcel, matizando e hilando fino, cuando “aquí” el arte de “mezclar churras con merinas y todos p'al trullo” incluye a amplísimos sectores de gentes que sí meten a gente en la cárcel.
Porque BOSS, BLIPS, COBRA y otros “esquemas” eran productos “paquetizados” para generar ahorros fiscales con operaciones ficticias, solo aparentes. Las diferencias de regímenes jurídicos y culturas tributarias impiden cualquier extrapolación, pero, lo cierto es que los autores dan en el clavo de lo que es (o ha sido) realmente una “industria del crimen fiscal organizado”. Y, porque eso es tan grave, bueno sería hilar fino y no meter en el mismo saco a lo que no lo es (aunque sea ingeniería fiscal más o menos agresiva, y aunque a todos los Gobiernos les interese la “melé” por aquello de que “en río revuelto, ganancia de los que tienen la caña y la sartén por el mango”).
En cuarto lugar, y para concluir, una pregunta... No había llegado a la página diez y ya me empeñaba en saltar al final. Una pregunta me corroía, “la pregunta”: ¿alguien ha ido a la cárcel?; me explico, ¿ha entrado en la cárcel alguien de los de la “Industria del Fraude Fiscal Paquetizado”?
La misma pregunta me corroe aquí, “España camisa blanca de mi esperanza”, mucho más todavía. No paramos de ver desfilando por banquillos o entrando en prisión, o arrastrados por los periódicos, a “compradores” de fórmulas mágicas de ahorro fiscal que alguien califica como delictivas; pero ¿y los vendedores? Por volver al simil del tráfico de drogas... ¿va a la cárcel el yonqui pero no el traficante?