Carpeta de justicia

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Natalia Román Morte

Túnez, 1 dic (EFE).- Bajo los focos del escenario, los abogados de la defensa y de la acusación discuten de manera amistosa con el fiscal mientras el equipo técnico se encarga de los últimos detalles y los miembros del jurado toman asiento a la espera del inicio del proceso.

Entre el público, 250 militantes de la histórica Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas (ATFD) observan expectantes la puesta en escena del primer tribunal ficticio sobre dos casos de feminicidio que marcaron al país. El objetivo: contar la historia detrás de las cifras pero también señalar las carencias del sistema judicial.

Especialmente, el antes y el después de la ley aprobada con vítores en 2017 y que criminaliza la violencia contra las mujeres en todas sus formas -física, moral, sexual, económica y política-, lo que supuso la consagración de décadas de activismo aunque su práctica sea todavía limitada. Gracias a este texto, el violador ya no elude la justicia al casarse con su víctima y la retirada de la denuncia no supone el cese del procedimiento judicial y la ejecución de la sentencia.

El caso de "las revelaciones del olivo"

La alocución de la actriz que interpreta a la víctima, Sonia Laajili, queda interrumpida durante largos minutos por el llanto desconsolado de su madre (real), Zohra, sentada en primera fila del auditorio.

"Mi hija llegó a casa con marcas de golpes y quería ir a la Policía. Yo le disuadí, le dije: no hagas algo que convierta a tus hijos en huérfanos", relata la sexagenaria, recordando los últimos momentos de su vida antes de ser asesinada por su marido quince años atrás.

Tras varios intentos fallidos por denunciar, Sonia, de 32 años, pronunció una frase lapidaria: "mamá, voy a morir". Fue entonces cuando le aconsejó volver a casa y recuperar a sus hijos mientras su padre le hacía una transferencia para que pudiese tomar el primer autobús y regresar a su ciudad de origen, a apenas un centenar de kilómetros.

Sin embargo, esa fue la última vez que hablaron. Su teléfono se apagó para siempre. Cuando uno de sus hijos menores llegó al domicilio encontró sangre en la puerta pero su padre dijo haber matado a un conejo que había conseguido huir. Aquel niño, sin saberlo, todavía escuchaba los lamentos de su madre. Le había golpeado, atado de pies y manos, encerrado en una bolsa y reducido su cuerpo a pedazos con un pico antes de plantar un olivo sobre sus restos en el jardín familiar.

Hasta descubrir el crimen, el asesino defendió que su mujer había huido con otro hombre al extranjero. "Los responsables tienden siempre a hacer creer que se trata del adulterio de una mujer inmoral", sentencia la jueza de este tribunal ficticio desde su estrado.

Próxima etapa: cartografía de feminicidios

El último informe del Ministerio de la Mujer revela que 23 mujeres fueron asesinadas durante el primer semestre del año, en su mayoría a manos de sus parejas, y 64 menores quedaron huérfanos.

En ausencia de estadísticas "fiables", la AFTD ha decidido hacerse cargo de este censo macabro a través de una cartografía con el fin de abordar la violencia machista más allá de la sección de "sucesos", calificada a menudo de crimen "de honor" o "pasional". Esta organización conoce bien el terreno, hace tres décadas abrió el primero de sus cuatro centros de escucha telefónica y orientación jurídica.

"El objetivo principal es romper el muro del silencio y colocar al Estado y al Gobierno frente a sus responsabilidades y que publiquen los datos. Además de humanizar a estas mujeres dando a conocer sus historias", explica Nabila Hamza, jefa del proyecto.

Para Hayet Jazzar, activista y abogada del Tribunal de Casación, ha habido una "ligera" mejora tras la nueva ley pero la cultura patriarcal sigue presente y quienes se atreven a denunciar son disuadidas por su entorno, la Policía y un sistema judicial convertido en un laberinto a menudo sin salida.

"Todavía hay agentes que dicen: vuelve a tu casa, vas a convertir a tu familia en una desgraciada por meter a tu marido en prisión. Se banaliza la violencia contra las mujeres, sobre todo en el entorno conyugal. Es sólo un problema con su marido, un asunto privado, lo van a solucionar entre ellos. Ella debe hacer un esfuerzo", señala la letrada.

La falta de sensibilización entre los diferentes actores sociales es en gran parte responsable pero también la ausencia de medios humanos y de un presupuesto estatal que hacen de esta ley pionera pero sólo en el papel.




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