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Condena a una mujer porque reconoció haber vendido las joyas sabiendo que eran robadas pese a que al comienzo de la vista fue informada de la nulidad de las intervenciones telefónicas

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castellón ha absuelto a dos hombres juzgados por atracar una joyería en la localidad de Onda en febrero de 2010.

La Sala condena a seis meses de prisión por un delito de receptación a una mujer que, dos meses después del atraco, acudió a una tienda de compra y venta de oro en Castellón, donde vendió parte del botín robado.

El Tribunal absuelve a los dos acusados tras anular las escuchas telefónicas solicitadas por la Guardia Civil y autorizadas por el juez instructor, debido a la ilicitud de las mismas.

Según recoge la sentencia, ni en el oficio de la Benemérita solicitándolas, ni en el auto del juez en el que las autoriza, se aludía a los indicios que incriminaban a los entonces sospechosos, y únicamente se hablaba de sospechas, sin concretar en qué consistían.

Tras citar abundante jurisprudencia del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo, la resolución concluye que “nos encontramos ante un supuesto de insuficiencia de motivación de la resolución judicial, por absoluta carencia de fundamento fáctico justificativo de la medida”, y decreta la nulidad de las escuchas . De este modo, todas las diligencias practicadas y la investigación realizada a continuación de las escuchas, se declararon nulas.

La Sala condena a seis meses de prisión por un delito de receptación a la tercera de los acusados, una mujer que en el juicio reconoció que vendió las joyas pese a que sabía que eran robadas. La mujer confesó la venta pese a que al principio del juicio fue informada de la nulidad de las escuchas que han llevado a los magistrados a absolver a los otros dos acusados.

Los hechos sucedieron en 2010 cuando dos hombres entraron una joyería de Onda y pidieron a la empleada que les mostrara cadenas para un regalo de comunión. Cuando la joyera abrió la caja fuerte para buscar el material, los dos ladrones la encañonaron, la ataron de pies y manos, la amordazaron y le taparon los ojos. En ese momento entró una tercera persona en la tienda, y entre los tres, se llevaron joyas y otros objetos de valor.

Dos meses después, la condenada vendió en una tienda de “compro oro” de Castellón un anillo y una pulsera de oro, y un colgante con cabeza de faraón, por valor de 900 euros. Las alhajas eran parte del botín robado en la joyería de Onda.




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