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  • El número de teletrabajadores en nuestro país se ha estabilizado en los últimos cuatro trimestres en un rango de entre 2,8 y 3,2 millones de personas, aproximadamente. Sin embargo, cuando se compara el dato puntual del segundo trimestre de este año (2,9 millones de teletrabajadores) con el del mismo período del año pasado (trimestre atípico que incluye el confinamiento de la población, que marcó el máximo histórico de 3,55 millones de teletrabajadores), se encuentra una reducción de un 18,4%.  
  • Este patrón se reproduce, con algunos matices, en todas las autonomías, con excepción de Canarias. Esta comunidad es la única que presenta un incremento interanual en la cantidad de teletrabajadores: 3.800 más que hace un año (+3,9%).
  • El análisis de la variación interanual del segundo trimestre da pistas útiles acerca del mayor o menor grado de implantación del teletrabajo en las diferentes autonomías. En un extremo, la Comunidad de Madrid y Cataluña muestran los descensos más suaves, de un 8,9% y un 13,6%, respectivamente. En cambio, seis autonomías exhiben retrocesos interanuales de al menos el 30%: Cantabria (-38,3%), el País Vasco (-34,9%), Extremadura (-32,6%), Aragón (-31,2%), la Comunidad Valenciana (-30,9%) y Castilla-La Mancha (-30,8%).
  • Esas variaciones permiten comprender por qué se ha reafirmado el predominio de la Comunidad de Madrid (774.000 teletrabajadores) y de Cataluña (591.700 teletrabajadores) en este campo, concentrando al 47,1% del total de teletrabajadores españoles, frente a un 43,2% hace un año. Si añadimos Andalucía (378.700 teletrabajadores) y la Comunidad Valenciana (253.900), tenemos que las cuatro autonomías con mayor cantidad de teletrabajadores cobijan al 68,9% de este colectivo.
  • Tras cinco trimestres seguidos con caídas, el empleo a tiempo parcial tiene una fuerte recuperación. En los últimos doce meses se han creado 349.300 empleos de este tipo, un 33% del total. Sin embargo, como este incremento solo ha servido para recuperar pérdidas anteriores, la media móvil de cuatro trimestres de la proporción de ocupados a tiempo parcial en el total de ocupados permanece en el 14,2%, lo mismo que hace un año.
  • Sin embargo, la media nacional (ese 14,2%) queda lejos del 18,6% que es la media de la UE-27 en cuanto a inserción de la jornada parcial, y mucho más, por ejemplo, de países como Alemania (29,1%), Austria (28%), Bélgica (24,2%) y Dinamarca (24,1%).

El Adecco Group Institute, el centro de estudios y divulgación del Grupo Adecco, quiere saber cuál es el grado potencial de satisfacción de un ocupado medio en cada una de las comunidades autónomas españolas. Para ello presenta el Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo que, semestralmente desde hace nueve años, profundiza en dicho grado de satisfacción, así como en las oportunidades laborales del mercado laboral. 

Para la realización del informe, se toman en consideración cinco áreas fundamentales en el entorno laboral de las personas como son la remuneración, la seguridad laboral, las oportunidades de empleo y desarrollo profesional, la conciliación entre la vida personal y la profesional y la conflictividad laboral. En total, se analizan 16 subvariables diferentes[1].

En esta segunda entrega del Monitor nos centramos en el apartado de conciliación entre la vida personal y la profesional[2].

Y según las variables que se analizan en este punto -la proporción de ocupados trabajando a tiempo parcial, la posibilidad de trabajar al menos ocasionalmente desde el hogar y el porcentaje de ocupados que cursan estudios- las mejores comunidades para conciliar vida profesional y personal son la Comunidad de Madrid, la Comunidad Valenciana y el País Vasco.

El teletrabajo se reduce un 18,4% en el último año

El número de teletrabajadores se ha estabilizado en los últimos cuatro trimestres en un rango de entre 2,8 y 3,2 millones de personas, aproximadamente. Sin embargo, cuando se compara el dato puntual del segundo trimestre de 2021 (2,9 millones de teletrabajadores) con el del mismo período del año pasado (trimestre atípico que incluye el confinamiento de la población, que marcó el máximo histórico de 3,55 millones de teletrabajadores), se encuentra una reducción de un 18,4%.

Esto mismo (un número relativamente elevado de teletrabajadores cuando se analiza la serie histórica de datos, aunque con un descenso interanual debido que la comparación se realiza con el pico producido por el confinamiento domiciliario) ocurre, con algunos matices, en todas las autonomías, con excepción de Canarias. Esta autonomía es la única que presenta un incremento interanual en la cantidad de teletrabajadores: 3.800 más que hace un año (+3,9%).

Aun sabiendo que se trata de una comparación atípica, el análisis de la variación interanual del segundo trimestre da pistas útiles acerca del mayor o menor grado de implantación del teletrabajo en las diferentes autonomías. En un extremo, la Comunidad de Madrid y Cataluña muestran los descensos más suaves, de un 8,9% y un 13,6%, respectivamente. En cambio, seis autonomías exhiben retrocesos interanuales de al menos el 30%: Cantabria (-38,3%), el País Vasco (-34,9%), Extremadura (-32,6%), Aragón (-31,2%), la Comunidad Valenciana (-30,9%) y Castilla-La Mancha (-30,8%).

Estas variaciones permiten comprender por qué se ha reafirmado el predominio de la Comunidad de Madrid (774.000 teletrabajadores) y de Cataluña (591.700 teletrabajadores) en este campo, concentrando al 47,1% del total de teletrabajadores españoles, frente a un 43,2% hace un año.

Si añadimos Andalucía (378.700 teletrabajadores) y la Comunidad Valenciana (253.900 personas trabajando al menos ocasionalmente desde su hogar), tenemos que las cuatro autonomías con mayor cantidad de teletrabajadores cobijan al 68,9% de este colectivo.

Si utilizamos las medias móviles de los últimos cuatro trimestres[3], a fin de captar la tendencia y evitar la distorsión que pueda provocar un dato aislado, vemos que la proporción de teletrabajadores ha crecido en todas las autonomías con excepción de Aragón y Extremadura. En el total de España, dicha variable ha subido 3,9 puntos porcentuales, hasta el 15,1%. 

El mayor incremento se ha registrado en la Comunidad de Madrid, donde la proporción de teletrabajadores ha dado un salto de 11,7 puntos porcentuales, para llegar al 25,6%. Es el mayor registro alcanzado por cualquier autonomía en los 15 años que cubren las estadísticas de esta variable y supone que en la autonomía madrileña 1 de cada 4 ocupados tiene la posibilidad de trabajar en remoto.

Cataluña ha pasado al segundo puesto, con un incremento interanual de 6,7 p.p. que eleva su proporción hasta el 18,8%. En tercer lugar, se sitúa ahora Asturias, con un 15,4% (+2,4 p.p.).

La transformación radical que se ha experimentado queda clara cuando se observan los datos de hace apenas dos años. En junio de 2019, el teletrabajo era liderado por Asturias y Galicia, en ambos casos con el 8,9% de sus ocupados trabajando al menos de modo ocasional desde su hogar. Ahora, la comunidad autónoma con menor proporción de teletrabajadores, que es Navarra, tiene una de un 9,4%.

La inserción de la jornada parcial, muy por debajo de la media en la UE

Tras cinco trimestres seguidos con caídas, el empleo a tiempo parcial está teniendo una fuerte recuperación. En los últimos doce meses se han creado 349.300 empleos de este tipo, un 33% del total. Sin embargo, como este incremento solo ha servido para recuperar pérdidas anteriores, la media móvil de cuatro trimestres de la proporción de ocupados a tiempo parcial en el total de ocupados permanece en un 14,2%, lo mismo que hace un año.

Aunque en diverso grado, todas las autonomías, con excepción de La Rioja, imitan el patrón general, incorporando mano de obra a tiempo parcial. En siete regiones, incluso, el incremento alcanza para mostrar un aumento interanual en la proporción de ocupados a tiempo parcial.

Asturias (14,2%; aumento interanual de 1,2 puntos porcentuales) y Baleares (12,9%; +0,7 p.p.) exhiben los mayores incrementos en esta variable. La situación opuesta corresponde a La Rioja (-2,1 p.p., cayendo hasta el 13,5%) y el País Vasco (-1,1 p.p., cediendo hasta el 15,5%).

La Comunidad Valenciana recupera el primer lugar, con un 16,1% de ocupados a tiempo parcial (incremento interanual de cuatro décima), superando al País Vasco, con los datos recién indicados, que pasa al segundo puesto. En la tercera posición se coloca Navarra, con un 15,1% de sus ocupados trabajando a tiempo parcial (una décima más que un año antes).

Solo hay dos autonomías con menos de un 13% de ocupados a tiempo parcial: Canarias (12,4%; -0,1 p.p.) y Baleares (12,9%; +0,7 p.p., como ya se ha señalado).

Como cabría esperar, esta evolución del empleo a tiempo parcial no ha permitido cerrar la brecha que separa en este terreno a España de los países más avanzados de Europa. La media nacional de un 14,2% queda lejos del 18,6% que es la media de la UE-27 y mucho más, por ejemplo, de países como Alemania (29,1%), Austria (28%), Bélgica (24,2%) y Dinamarca (24,1%).

En cambio, la inserción del empleo a tiempo parcial sí es muy superior en España frente a los países del Este europeo, como por ejemplo Polonia (6,4%) o Hungría (5,6%). De este grupo de países, la menor proporción la exhibe Bulgaria (2%). Portugal (8,4%) y Grecia (7,8%) también presentan una proporción de ocupados a tiempo parcial inferior a la española.

De los datos anteriores surge una nítida correlación positiva entre nivel de desarrollo (es decir, el PIB por habitante) y la proporción de ocupados a tiempo parcial, cosa que a su vez está vinculada con un mayor grado de conciliación entre el trabajo y la vida privada.


[1] Ver Qué es el Monitor Adecco al final del documento y su método de puntuación.

[2] En esta entrega se hace balance de los resultados obtenidos durante el segundo trimestre de 2021, en base a la Encuesta de Población Activa (EPA), que publica trimestralmente el Instituto Nacional de Estadística (INE).

[3] Se está comparando el promedio entre el tercer trimestre de 2020 al segundo trimestre de 2021, con la media que va del tercer trimestre de 2019 al segundo trimestre de 2020. De ahí el aumento. Es una comparativa más real porque le quita volatilidad a los datos.




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