Una hora de trabajo en nuestro país cuesta 8,5 euros menos que la media de la zona euro
Los últimos datos de costes laborales en la Unión Europea (UE) en 2016, publicados por Eurostat, demuestran cómo el factor trabajo en España sigue siendo muy barato en comparación a nuestros socios europeos. Los costes por hora trabajada son de 21,3 euros, 4,1 euros inferiores a la media de la UE y 8,5 euros menos que la media de la zona euro. UGT denuncia que a pesar de que el PIB ha crecido por tercer año consecutivo (un 3%), a las empresas españolas les cuesta lo mismo una hora de trabajo contratada en 2016 que en 2012. Se ha producido un trasvase de recursos de los asalariados a las empresas, que han visto cómo han aumentado sus beneficios en perjuicio de los trabajadores. Para UGT, nuestro país no puede seguir basando su crecimiento en la continua rebaja de los costes laborales. Hay que impulsar otro modelo de crecimiento, aumentando el poder adquisitivo de los trabajadores para generar más consumo, mejorar la competitividad de las empresas y asentar un crecimiento más justo, equilibrado y sostenible.
Los últimos datos de costes laborales por hora trabajada relativos al año 2016, hechos públicos por Eurostat, no dejan lugar a dudas: el factor trabajo en España sigue siendo barato en términos relativos en el contexto de la zona euro y de toda la Unión Europea.
Los costes por hora trabajada en nuestro país para el conjunto de la economía (con excepción de la agricultura y de la administración pública), son de 21,3 euros, 4,1 euros inferiores a la media de la Unión Europea y 8,5 euros menos que la media de la zona euro. Somos la quinta potencia económica en términos de PIB de la zona, pero hay trece países que tienen costes laborales superiores. Y la mayoría de ellos son, precisamente, los que poseen economías más desarrolladas y productivas y sociedades más avanzadas en materia de derechos sociales: Noruega, Dinamarca, Suecia, Francia, Holanda, Alemania o Austria, por citar algunos de ellos.
Fuente: Eurostat
Los costes por hora en España son, por ejemplo, casi la mitad que en Dinamarca (42 €), el 40% menos que en Francia (35,6 €), el 35% menos que Alemania (33 €/hora), el 23% inferiores a los de Italia (27,8 €) y el 20% menos que en el Reino Unido (26,7 €). Por contra, son 3,8 veces superiores a los de Bulgaria, el país con los costes más bajos de toda la UE (4,4 €/hora). La diferencia entre los costes laborales en Noruega, el país con los costes más elevados, y Bulgaria, es de 11 veces.
En 2016, España ha registrado uno de los menores incrementos de los costes laborales de toda la UE (0,4%), a pesar de que el PIB ha crecido por tercer año consecutivo (un 3%). Contrasta el reducido aumento de costes en España con el incremento medio en la eurozona, un 1,4%, o en el conjunto de la UE, un 1,6%.
Fuente: Eurostat
España es también de los países de toda la UE en que los costes por hora trabajada han crecido menos desde 2012, un 0,9% en total, solo menos que en Italia (0,4%, aunque sus costes por hora son 6,5 euros superiores a los de nuestro país), Chipre, Grecia y Noruega (países en los que en los que han caído mucho, a pesar de lo cual Noruega sigue teniendo los costes más elevados de toda la UE).
Fuente: Eurostat
Los precios de la producción en España (deflactor del PIB) en ese mismo período (2012-2016) han aumentado igual que los costes nominales (0,9%), lo que supone que las empresas han repercutido íntegramente el aumento del coste del trabajo a los precios. De este modo, los costes laborales por hora en términos reales han permanecido inalterados, lo que significa que a las empresas de nuestro país les cuesta lo mismo una hora de trabajo contratada en 2016 que en 2012.
En definitiva, los datos ponen de manifiesto la intensa moderación de costes laborales sufrida en España en los últimos años, que ha liberado márgenes extraordinarios en las empresas. Una moderación de costes que continúa, a pesar de que España se encuentra inmersa ya en una nueva fase de crecimiento de la economía.
Esta contención de costes laborales no se ha traducido en una mejora de la competitividad paralela de los productos producidos en España, sino que muchas empresas la han aprovechado para pagar sus deudas, repartir dividendos, satisfacer elevadas retribuciones e indemnizaciones a directivos y, en suma, recuperar de manera acelerada su nivel de beneficios anterior a la crisis. En definitiva, se ha producido un cuantioso trasvase de recursos de los asalariados a las empresas. Con datos de la Contabilidad Nacional de España, desde 2008 a 2016, las rentas de los asalariados han caído en 33.679 millones de euros (un 6,1%), mientras que los excedentes empresariales han aumentado en 7.850 millones de euros (1,7%).
Este desequilibrio en el reparto de la renta no puede continuar, porque está mermando las posibilidades de crecimiento y de creación de empleo de nuestro país, a la vez que está aumentando las desigualdades y frenando la recuperación de la calidad de vida de las familias.
Es preciso que las rentas salariales crezcan en términos reales, recuperando el poder adquisitivo perdido desde 2009 y mejorando su capacidad de compra. Nuestro país no puede seguir basando su crecimiento en la continua rebaja de costes laborales, alejándonos de los estándares productivos de los países más avanzados de la Unión Europea. Debemos impulsar otro modelo de crecimiento, más productivo, eficiente y sostenible, que permita que las empresas sean más competitivas generando a la vez más riqueza, y que el reparto de los frutos de ese crecimiento sean más justos y equilibrados. Por eso es imprescindible que los salarios crezcan y ganen poder de compra.
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