¿Cuál es el mejor momento para afrontar el relevo generacional dentro de la empresa? Esta es la gran pregunta que, a menudo, no tiene una única respuesta. Tradicionalmente ha resultado trabajoso para la generación que debe ceder el mando de la empresa, darse cuenta de que hay que hacer un relevo, de que sus sucesores, más jóvenes y posiblemente con más preparación, están sobradamente capacitados para asumirlo. Hasta hoy, mientras la evolución iba a ritmo de crucero ha sido así.

Pero ahora esto ha cambiado. Hoy la evolución es tan rápida que estamos en plena carrera por la digitalización, la automatización, la inteligencia artificial, … un montón de de nuevas tecnologías que son, y sobre todo serán, imprescindibles para poder alcanzar el éxito empresarial, ya no en el futuro, sino en un presente muy cercano. Y, seamos sinceros, algunos somos de una generación en que, por más que intentemos estar al día poniendo todo nuestro interés en mirar hacia adelante, nuestra mentalidad es analógica.

Ayer estaba en una jornada donde hablando de digitalización se afirmaba, con toda la razón del mundo, que la digitalización no es tener PDF en lugar de papel físico, sino que se trata de pasar de gestionar formularios a gestionar datos. Muchos todavía estamos en el PDF; la sensación que tienes, en muchas ocasiones, es la del que sale a caminar con un grupo más joven y que, poco a poco, te vas quedando atrás. Cuando llegas al rellano donde los demás ya hace 10 minutos que están descansando te dicen, “bueno, nosotros seguimos que ya hemos descansado” y tú, casi exhausto, intentas seguir un ritmo que ya te cuesta.

Por lo tanto, creo que en muchas empresas hay que acelerar este relevo. Hay que empoderar, con toda la tutoría que sea necesaria, a la gente más joven para que asuman el liderazgo, por supuesto del cambio tecnológico y, poco a poco, en el resto de áreas. Ellos están muy bien preparados y, además, ya piensan en datos y no en PDF.