Carpeta de justicia

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Las palabras son quizás la herramienta más importante que quizás tiene un abogado. Por eso hay que ser habilidoso en las palabras que elegimos.

Todos hemos vivido esa situación. Un correo electrónico entra en nuestra bandeja de entrada e incluso antes de abrirlo ya te estás poniendo enfermo e iracundo. Sientes la tensión en tus brazos y la cabeza te comienza a hervir. 

A pesar de ello te sientes obligado a abrir el e-mail y sientes que podrías estrangular al emisor de ese e-mail.

Tu cerebro comienza acelerarse y piensas este tipo/a siempre está tocando las narices y buscando bronca. Es una persona muy complicada de gestionar. Pero al mismo tiempo piensas, “no debes dejar que lo que te diga te afecte…”, “no te enfades…”, ¡olvídalo!

Pero terminas respondiendo de forma inmediata. Unos minutos después te llega una respuesta, esta vez más irritante que la anterior. Antes de que te des cuenta habrás perdido una tarde entera en una tercera guerra mundial de palabras usando el correo electrónico.

Todos sabemos que este tipo de intercambios de correos electrónicos no ayudan y son improductivos, pero a veces, nuestro deseo de ganar o tener la razón, es decir, nuestro ego, nos aparta de actuar de forma más sensata.

Da estos tres pasos antes de responder

1.-Date una pausa antes de responder

El correo electrónico es un medio maravilloso para facilitar la comunicación inmediata. Sin embargo, es también peligroso. Cuando recibes un correo emocional lleno de enfado hay una tendencia natural a reaccionar. Sin embargo, a veces te lleva a utilizar palabras poco apropiadas. Interioriza la norma de darte una pausa antes de responder. Esta pausa puede ser de una hora, cuatro horas, un día e incluso dos días. Lo que sea necesario hasta que desaparezca tu furia, pero siempre haz una pausa antes de dar al botón enviar.

Intenta usar la terapia de comportamiento cognitivo STOP.

  • Para
  • Respira
  • Observa
  • Actúa de forma consciente

2.- Actúa sobre tu propia reacción antes de responder

Cuando ves que te pones rojo e iracundo, cuando tu cuerpo se pone en modo de lucha, cuando tu mente se acelera y se pone a 100 por hora es un momento crítico en el que “necesitas una máscara de oxígeno”. Date un paseo a ritmo ligero, habla con algún compañero, practica ejercicios de respiración, medita, o haz lo que suelas hacer para cuidarte.

Evita reaccionar hasta que no te hayas calmado.

3. Practica la palabra sensata (wise speech)

Estas directrices para la práctica de la wise speech son una forma de asegurarte que no vas a decir algo de lo que te tengas que arrepentir después o que te lleve a empeorar el problema de comunicación que tengas con alguien.

  • No digas mentiras ni engañes.
  • No difames o difundas bulos sobre otras personas.
  • No uses lenguaje soez, rudo o podo educado.
  • No te dejes llevar ni enredar en cotilleos

Una vez que hayas alcanzado una relativa calma pregúntate, ¿cuál sería el resultado deseado?. Mira la situación con perspectiva a largo plazo. Muchas veces nos dejamos llevar y nos perdemos por detalles que en el fondo no tienen mucha importancia.  

No importa cómo sea de difícil el problema que intentes resolver. Te en cuenta que mantener una relación armoniosa con tu cliente, con el abogado de la parte contraria o con cualquier otra persona envuelta en ese asunto es crítico.

No hay ninguna necesidad de realizar ataques personales o hablar usando lenguaje inapropiado. 

La práctica de la palabra sensata “wise speech” reduce la probabilidad de tener que arrepentirnos o sentirnos culpables por nuestras palabras y nos permite mantener la confianza y nuestra propia dignidad. 




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