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Ahora se acercan las elecciones municipales, que van de la mano, en varias Comunidades Autónomas, con las elecciones autonómicas. Una cuestión llamativa es la forma de proceder a la hora de votar.

Es inevitable hacer referencia a la forma en que los ciudadanos pueden participar en la toma de decisiones públicas a través del derecho fundamental al sufragio. Este derecho se compone de dos aspectos: el derecho al sufragio activo, que es el derecho de los ciudadanos a elegir a sus representantes, y el derecho al sufragio pasivo, que es el derecho de los ciudadanos a presentarse como candidatos para ser elegidos como representantes.

La Ley Orgánica de Régimen Electoral General es la norma que regula ambos aspectos del derecho al sufragio y establece las condiciones de ejercicio para todos los procesos electorales. Además, la referida ley orgánica también regula en detalle el régimen electoral aplicable a tres procesos electorales específicos: las elecciones a Cortes Generales, al Parlamento Europeo y a las elecciones municipales. Es importante destacar que las normas sobre el derecho al sufragio y otras de carácter básico que se encuentran en la Ley Orgánica de Régimen Electoral General son también de aplicación a las elecciones autonómicas, aunque la regulación de su desarrollo es competencia de cada una de las Comunidades Autónomas.

Volviendo al tema del depósito del voto en las urnas, se puede ilustrar el mismo con una situación que puede haberse dado en la realidad, con la que cualquier coincidencia sería meramente casual. Elena —nombre atribuido a la protagonista para no llamarla Señor X o Ticio, como se hace en muchos supuestos prácticos utilizados en la formación de los estudios universitarios de Derecho— siempre había sido muy comprometida con su derecho al voto. Cada vez que se presentaban elecciones, ella acudía a su colegio electoral con la esperanza de que sus votos contribuyeran a cambiar la realidad de su país. Sin embargo, en las últimas elecciones, Elena notó, según su parecer, algo extraño en el comportamiento de la presidenta de una mesa electoral cercana a su casa.

Elena había votado por la mañana y al salir del colegio electoral, notó que en su mesa electoral, la presidente de la mesa estaba pidiendo a los votantes que entregaran sus sobres para examinarlos. Esto era inusual para ella, ya que en el resto de las mesas electorales los votantes depositaban los votos directamente en la urna. Elena sintió una extraña sensación en el estómago y decidió quedarse un momento para ver qué sucedía.

Vio cómo todos los votantes entregaban sus sobres sin problemas, pese a comprobar el distinto proceder en las mesas electorales restantes. La presidente de la mesa electoral se mostraba inflexible, argumentando que esto era necesario para garantizar la transparencia del proceso electoral. Elena, preocupada por esta situación, decidió llamar a la Junta Electoral de Zona para denunciar lo que estaba sucediendo.

Elena explicó su preocupación y temor de que se estuvieran manipulando los votos al examinar los sobres en público. La persona que atendió su llamada le aseguró que dejarían constancia de la situación. Ciertamente, la única mesa electoral en la que se estaba actuando correctamente, conforme a los dispuesto en el artículo 86 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, fue la que suscitó las quejas de Elena.

En cada proceso electoral, los votantes tienen que seguir un proceso específico para emitir su voto. En primer lugar, cada elector debe proporcionar su nombre y apellidos al presidente de la mesa electoral. Los vocales y los interventores, por su parte, deben comprobar la información del votante a través del censo electoral o de las certificaciones presentadas, para verificar que el votante tiene derecho a votar y confirmar su identidad según las disposiciones aplicables.

Una vez comprobada la información, el votante debe entregar personalmente al presidente de la mesa electoral el sobre o sobres de votación cerrados. En este momento, el presidente de la mesa electoral no debe ocultar los sobres de votación en ningún momento a la vista del público presente. Además, el presidente debe decir en voz alta el nombre del votante y, añadiendo "Vota", entregar el sobre o sobres al votante, quien a su vez, los depositará en la urna o urnas dispuestas para este fin.

Este modo de actuación tiene como objetivo garantizar la transparencia del proceso electoral y evitar cualquier irregularidad en la emisión del voto. Los votantes deben seguir las instrucciones de los miembros de la mesa electoral y cumplir con los requisitos establecidos para garantizar que su voto sea válido. Además, los miembros de la mesa electoral deben ser imparciales y garantizar que el proceso electoral se lleve a cabo de manera justa y transparente, aplicando una normativa que deben conocer al dedillo para evitar problemas con las impugnaciones que se puedan plantear una vez finalizado el proceso electoral.




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