Ana María Castro Martínez
Cuando una ha tenido la inmensa suerte de haber podido realizar parte de sus sueños la vida adquiere otro cariz. Entre esos sueños estuvo desde siempre el de viajar por el mundo, conocer otras culturas, vivir experiencias muy distintas a la cotidianeidad en un pequeño pueblo de Galicia, abrirte a nuevas formas de comprensión de lo humano y también de lo divino, crecer interiormente, en definitiva.
En cada uno de esos trayectos he visto cómo el mundo de la discapacidad y la dependencia, al fin y al cabo, de los desiguales, cómo esa condición era tratada en las distintas partes del mundo. De todo ello, fotografiado hasta la extenuación tanto por una cámara como por mi retina, expongo un mínimo resumen de lo que más llamativo, en positivo, para dejar constancia de que en otros Estados andan muy concienciados con la inclusión, aceptan la diversidad de la persona con discapacidad, destinan muchos medios tanto económicos como humanos para hacer posible la igualdad y, sobre todo, la sociedad civil asume con total normalidad tal condición en una actitud de respeto hacia el otro muchas veces encomiable. En otros Estados todavía están empezando a incorporarse a esta nueva forma de ver el mundo. No tiene el mismo peso en materia de accesibilidad Europa o Norteamérica que África o Asia.
EEUU.
Sorprendente cómo visibilizan en todo lugar la discapacidad, lo toman como algo natural, envolviendo el entorno tanto urbano como rural, con esa practicidad latente tan norteamericana. New York está plagado de carteles indicativos azules, que si por dónde tienen que pasar quienes deambulan en sillas de ruedas, qué trayectos alternativos tienen dentro de la misma zona, las ventajas de utilizar tal o cual opción, tiempo estimado de llegada, señales acústicas específicas en los semáforos, paneles táctiles en cada manzana ubicarse, por poner un ejemplo: la sede de la ONU con su centro de accesibilidad.
En Washington es un todavía más dado que al ser la capital se cuida todo mucho, en los museos washingtonianos todo son facilidades, tienen curiosas adaptaciones para personas con discapacidad auditiva y visual con el fin de que disfruten de sus museos en igualdad, en Georgetown el respeto del universitario al colectivo es impresionante, así como sus instalaciones deportivas para atletas paralímpicos. En Philadelphia mayor respeto si cabe, la campana de la libertad, símbolo por antonomasia de la democracia está guardada por una persona con acondroplasia.
Por toda la extensa red de carreteras puede verse cómo en las matrículas de los vehículos llevan impreso visible el símbolo de la discapacidad, un hombre en silla de ruedas azul, pero es que resulta que son héroes de las guerras de Iraq, Vietnam o Corea, se muestran ante todos como héroes, aunque mutilados , ayudando esa visibilidad del patriótico americano al respeto por la persona con discapacidad, y qué decir de las adaptaciones de los vehículos particulares que sorprenden además de por su funcionalidad por su simpleza y facilidad de uso.
Canadá.
A la par de su vecino, aunque en versión mejorada. En Niágara los accesos a los barcos en el Lago Ontario son totalmente accesibles con personal específico durante el trayecto. En Toronto el urbanismo de las ciudades subterráneas todo accesible, curiosas adaptaciones físicas y espaciales en la biblioteca de la universidad Facultad de Derecho.
Holanda.
A mi humilde entender, el país de Europa con mayor grado de igualdad entre personas con discapacidad. En Amsterdam todos los museos adaptados y grandes descuentos incluso gratuidad en algunos, los accesos a los barcos con telesilla muy curioso, calles sin barreras arquitectónicas, barras en bares adaptadas, así como ventanillas para comprar entradas.
Francia.
Desde las estaciones de esquí accesibles con telesillas adaptados hasta en la alta montaña tours para persona con movilidad reducida. En París, los baños en la calle específicos para personas con discapacidad de una anchura tremenda, la subida a la torre Eiffel con adaptaciones para personas con discapacidad intelectual, aunque limita los pisos, museos y hoteles y restaurantes totalmente adaptados.
Italia.
Creo que ha sido el lugar donde más rampas he visto, donde más se utiliza el sistema de sin cola para entrar (Florencia), para desplazarse hay bastantes autobuses adaptados, en Roma mucha facilidad para recargar las sillas, los sistemas de traducción para personas no oyentes muy elaborados y bien adaptados, en Capri el lujo llega a la discapacidad de la mano de algún crucero de ensueño donde te lo facilitan todo. Milán tiene accesibilidad total. Pompeya tiene parte accesible para silla de ruedas.
Rusia.
La mayoría de las estaciones de metro de Moscú tienen acceso para personas con discapacidad visual, señales en suelo para saber dónde hay que colocarse cuando se abren o cierran las puertas del vagón, un sistema de navegación por internet con ubicaciones más importantes, en San Petersburgo se puede acceder al Hermitage por ascensor, los trayectos por los canales del río Neva tienen acceso al barco adaptado.
Egipto.
Los barcos que viajan por el Nilo algunos son accesibles, los más caros.
Marruecos.
En un riad de Fez tenían ascensor adaptado. En Casablanca el interior de la mezquita se podía acceder con sillas adaptadas.
Grecia.
En Atenas puedes subir a la acrópolis con silla de ruedas por medio de ascensores y multitud de rampas. Los barcos de lujo para turistas que llevan a las islas son accesibles. En las ruinas arqueológicas Micenas, Delfos, Olimpia, Epidauro sólo paneles táctiles y señales acústicas.
Turquía.
En Estambul los barcos de turistas que transitan por el Bósforo están la mayoría adaptados. En la Capadocia había algún autobús adaptado, pero de viajes organizados para personas con discapacidad desde fuera del país. Llamativo en el museo de Ankara los baños adaptados de grandes dimensiones.
Portugal.
Lisboa llamativo los curiosos puntos de recargas para sillas eléctricas.
Andorra.
En la mayoría de las estaciones tienen servicio para personas con discapacidad intelectual o visual total enseñando tanto esquí como snow con el único requisito de ir acompañado y con el material adaptado.
En lo más profundo del invierno aprendí que había en mí un verano invencible. Albert Camus.