Carpeta de justicia

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Lo que importa no es tanto lo que dices sino cómo lo comunicas. Hablar en público es una de las habilidades más importantes, tanto en lo profesional como en el ámbito estrictamente personal. Podemos perder grandes oportunidades si no aprendemos a ser buenos oradores. 

Estos hábitos mejorarán vuestro discurso notablemente.

La "rutina matutina del gran orador":

 

1. Mientras te haces el desayuno, recorre con la punta de tu lengua toda la hilera de dientes y muelas, por arriba y por abajo. Gracias a esto podrás enumerar todos los fonemas y terminar las palabras.

 

2. Mueve los músculos de la cara: haz muecas, sonríe, haz como si comieras chicle. Es un calentamiento, igual que haces -o deberías hacer ;-)- antes de hacer deporte.

 

3. Rota de un lado a otro el cuello mientras te lavas los dientes. También los hombros: rotación hacia delante y hacia atrás.

 

4. Empieza a trabajar la voz: canturrea o a habla con alguien. Carraspea para evitar los gallos y los sonidos discordantes.

 

5. Y mientras estás haciendo todo esto, repasa tu discurso. Sigue repasando en el coche mientras conduces.

 

6. Es fundamental para las cuerdas vocales -y para todo nuestro organismo- beber mucha agua, ni caliente ni muy fría: del tiempo. Y, a ser posible, no consumir bebidas carbonatadas ni fumar.  Además, si estás en pleno discurso y has perdido el hilo, dar un trago de agua te proporcionará unos valiosos segundos para mirar el guión y seguir hablando.

 

7. Aprende a respirar bien y a relajarte. Sobre la relajación y sus técnicas, la meditación, el miedo escénico, etc. hablaremos más adelante, es un tema que da para mucho; pero puedes empezar ya a practicar la respiración diafragmática.

 

Espero que os haya gustado la propuesta y que os animéis a empezar a hablar en público y si ya lo hacéis, a mejorar vuestros discursos. puedes empezar ya a practicar la respiración diafragmática.




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