Hablar de innovación jurídica en España es algo que no se da tan habitualmente como en otros sectores, por lo que procederemos a hablar de las diferentes posibilidades que pueden darse y sus consecuencias.
El sector legal siempre ha sido considerado por muchos un sector cerrado y reacio a los cambios, dando pie a que para la mayoría de las personas resulte extraño hablar sobre la innovación en este campo. Pero innovar legalmente es una necesidad teniendo en cuenta la realidad de la sociedad actual y los avances tecnológicos e informáticos de otros sectores, que van dejando atrás al jurídico.
Es importante que estas innovaciones estén orientadas a las necesidades del mercado al que se dirigen. No todo el mundo tiene unos conocimientos amplios de Derecho, por lo que sería deseable que en la formación obligatoria se introdujeran conceptos básicos que acercaran a la ciudadanía a este ámbito. Por otra parte, ciertos procedimientos se pueden volver complicados de entender, por lo que una simplificación en los mismos facilitaría la comprensión y los trámites a realizar. Otro de los aspectos que convendría analizar es la complejidad del lenguaje jurídico, que podría resultar confuso para las personas no habituadas a utilizarlo, dada la dificultad de ciertos términos que resultan arcaicos para la sociedad actual.
La informatización también es vital para lograr innovar en este sector, puesto que el uso de las nuevas tecnologías está ya tan extendido que es inconcebible no utilizarlas día a día en un campo como el legal. Un ejemplo de esto son tanto las redes sociales como las propias páginas web de los despachos de abogados, que son utilizadas para la promoción de los servicios que ofrecen. Pero aún caben más innovaciones, como la creación de aplicaciones móviles orientadas a mejorar la comunicación entre el cliente y el abogado cuando no se pueda dar la presencia física de alguno de los dos. Otra posible aplicación podría informar de las novedades o sucesos jurídicos que se den en el mundo.
Pero donde la innovación debe centrarse, es sobre todo en el ámbito de la docencia. En las universidades se tiende a priorizar la formación teórica sobre las demás. Actualmente los empleadores no buscan a alguien que sepa recitar un manual de principio a fin, sino que valoran mucho las llamadas soft skills, relacionadas con la inteligencia emocional, que van desde el trabajo en equipo hasta la empatía y las habilidades de comunicación, cualidades obligatorias para un abogado que vaya a tratar diariamente con clientes.
Pese a todo lo anterior, España no está tan atrasada como pudiera parecer en cuanto a la innovación, puesto que según el ranking de Innovative Lawyers de Financial Times entre los despachos de abogados europeos más innovadores de 2015, Garrigues se encuentra el primero, Cuatrecasas en cuarta posición, Gonçalves Pereira en quinta y Uría Menéndez en sexta, por lo que, aunque todavía queda margen para innovar, se puede decir que vamos en la buena dirección y, a los que estamos comenzando, nos corresponderá perseverar en este empeño.
Arantxa Bengoa Rico cursa 1º en el grado de Derecho y Business Law en la Universidad Pontificia Comillas (ICADE) de Madrid.