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Saber escuchar es un proceso fundamental para una comunicacion eficaz. Sin embargo, pocas son las personas que saben escuchar de verdad. No prestan atencion, aunque si lo simulan y esto provoca diferentes conflictos que afectan a la relacion con las demas personas y sobretodo en un entorno professional como en un despacho juridico o de abogacia.

Saber escuchar es fundamental para la práctica del abogado

La presión, el estrés y la exigencia de los asuntos pueden impedir no realizar una escucha adecuada a lo que el cliente, un miembro de nuestro equipo, o un socio nos puede estar diciendo. Las consecuencias de ello pueden ser la falta de entendimiento o comunicación con colaboradores y socios, además de no poder generar empatía y confianza a los clientes.

La escucha activa supone atender no sólo a la comunicación verbal de la persona sino también a su comunicación no verbal.  Al cómo dice lo que dice, la emoción que hay en sus palabras, el tono de voz y, en un sentido más amplio, todo lo que ocurre en el entorno, en el transcurso de la conversación. Y entender las necesidades de el interlocutor.

El arte de saber preguntar

Las preguntas son fundamentales en el coaching, y también lo son para el abogado.

Las preguntas efectivas son abiertas, buscan obtener información y comienzan por adverbios “cómo”, “qué”, “cuál”, “para qué”, “dónde” y “cuándo”. Son preguntas orientadas a que la persona pueda expresar todo cuanto desea. Preguntas que ayudan al abogado a entender mejor el caso, el funcionamiento del despacho o bien el punto de vista de un colaborador o socio.

El arte de saber gestionarse y conocerse

El abogado no es una persona sin emociones. Ejercer la abogacía sin emoción suele conllevar la pérdida de empatía con clientes y colaboradores. Especialmente en los inicios profesionales resulta fundamental aprender a manejar el estrés y las urgencias de un despacho, el estado de ánimo de los clientes, y, para ello, no es suficiente blindarse ante las emociones de los demás, sino tener un buen autoconocimiento y una buena gestión emocional.

Saber escuchar es una actitud compleja, ya que exige dominio de uno mismo e implicacion y atencion, comprension y esfuerzo por captar el mensaje del otro. Significa dirigir nuestra atencion hacia el otro, adentrando en su ambito de interes y su marco de referencia.

El dialogo exige una actitud silenciosa de escucha atenta. Escuchar es un acto de silencio. Mientras no callemos nuestro dialogo interno y prestemos atencion a nuestro intercoluctor, en este caso, los clientes que acuden a el abogado con la esperanza que este les ecuche y les comprenda. Solo una actitud de escucha atenta hace fecunda la palabra que podemos dar a los clientes y demas interlocutores.

La escucha es una habilidad que exige transparencia y aperture y ganas de comprender.

El justo equilibrio eentre saber escuchar y saber hablar produce el diálogo.

 




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