Desde hace un tiempo, se viene negociando entre el Consejo de Europa, organización integrada por 47 miembros, entre ellos, todos los pertenecientes a la Unión Europea y cuyo organismo integrante más conocido es el Tribunal Europeo de Derecho Humanos situado en Estrasburgo y ésta última, la adhesión de la misma al Convenio Europeo de Derechos Humanos.

En 2014, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, declaró el principio de acuerdo al que ambas organizaciones llegaron como incompatible con el derecho europeo, y las negociaciones quedaron entonces prácticamente rotas hasta este año.

Además, debemos tener en cuenta que la adhesión, forma parte integrante y esencial del Tratado de Lisboa firmado en 2009, es decir, del actual Tratado de la Unión Europea (TUE), que en su artículo 6.2 afirma “La Unión se adherirá al Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales”.

Cabe recordar que este Convenio Internacional regula los más esenciales derechos humanos tales como el derecho a la vida, la prohibición de la tortura, el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas o la libertad de expresión, así como la prohibición de discriminación.

La adhesión por parte de la Unión Europea a éste, supondría un gran cambio para los ciudadanos de la Unión, que hasta el momento actual no pueden prácticamente acudir al órgano judicial comunitario como lo es el Tribunal de Justicia de la Unión Europa, sino en muy específicas situaciones a título individual.

El principal cambio que supondría y el cual abre una nueva vía de reclamación para los ciudadanos europeos, es la posibilidad de éstos de recurrir ante el Tribunal de Derechos Humanos, las acciones de la propia Unión Europea que violen cualquiera de los preceptos del Convenio Europeo de Derechos Humanos, así como se posibilitará la oportunidad para la Unión de ser parte en los procesos, así como de dar apoyo en los mismos a sus Estados Miembros ante las presuntas alegaciones que puedan formularse en contra.