El año 2020, marcado por la pandemia de la COVID 19 llega a su fin, aunque se mantiene la crisis sanitaria mundial con sus efectos devastadores en la mayoría de los países. La llegada de la vacuna aviva las esperanzas de que en unos meses se pueda controlar la pandemia, pero, al menos durante el primer semestre de 2021, seguiremos sufriendo los efectos sanitarios, sociales y económicos de la misma.
En Europa, el acuerdo in extremis entre la Unión Europea y Reino Unido sobre el Brexit despeja provisionalmente la incertidumbre existente en las relaciones comerciales entre ambos mercados, aunque aún se sigue tratando de llegar a un acuerdo con Gibraltar, con unas consecuencias relevantes para la economía española.
En España, además de las expectativas generadas por la administración de la vacuna y el acuerdo del Brexit, la reciente y necesaria aprobación de los Presupuestos con un alto componente social y la prórroga de los ERTE hasta mediados de 2021, hacen que los efectos de la pandemia se suavicen y se demoren a la espera de que el alcance y los efectos de la llamada tercera ola se hayan superado y se consolide la recuperación de la economía. En este sentido, también confiamos en la llegada de los fondos europeos, que esperamos sirvan para iniciar la transformación de nuestro tejido productivo.
Tal y como se preveía en meses anteriores, las restricciones impuestas en este último trimestre, sobre todo en noviembre, están teniendo un efecto negativo en el turismo, la hostelería, las actividades artísticas y culturales y el comercio minorista (este último con una bajada en noviembre del −0,8% con respecto a octubre y del -4,3% respecto a noviembre de 2019). Por ello, se mantiene la previsión de contracción del PIB en tasa interanual del 12,2% a final de año y un crecimiento de 5,5% para 2021, motivado fundamentalmente por la incertidumbre existente en la continuidad de muchas empresas y de los empleos una vez finalice la prórroga de los ERTE, así como la moratoria en la solicitud de concurso de acreedores de las empresas, que pudiera dar lugar a paro de larga duración y a insolvencia de empresas, con el consiguiente riesgo financiero.
En cuanto a la tasa de paro, y como consecuencia del mantenimiento de los ERTE hasta mediados de 2021, revisamos a la baja la previsión de la tasa de paro hasta el 17,5% en 2020, y del 17%-17,5% en 2021. Como se ha indicado en informes anteriores, es previsible que una gran parte de los ERTE se conviertan en despidos definitivos, en muchos casos para trabajadores sin cualificación y con pocas posibilidades de recolocación y por tanto, esto afecte a su capacidad adquisitiva, lo que lógicamente afectará al consumo.
De acuerdo a los datos publicados por INE correspondientes al tercer trimestre de 2020, la tasa de ahorro de los hogares sobre la renta disponible bruta trimestral, corregida de efectos estacionales y de calendario, se ha situado en el 15,1%, 9,3 puntos inferior a la del trimestre anterior (24,4%). Se estima que para final de año la tasa interanual se sitúe en torno al 14-15%, y que, en la medida en que la incertidumbre sanitaria se vea reducida por la vacuna, se incremente el consumo privado en 2021 hasta llegar a una tasa de ahorro en torno al 8%/10%
La crisis sanitaria ha motivado un deterioro de las finanzas públicas, tanto por el desplome de los ingresos como por el incremento del gasto público como consecuencia del conjunto de medidas adoptadas para contrarrestar el impacto de la pandemia. Nuestra previsión es que el déficit público se sitúe a final de 2020 entre el 11% y el 13% y la deuda pública en torno al 119%-121%, como ya se ha indicado en anteriores informes.
El IPC adelantado se ha situado en diciembre en el -0,5% interanual, un aumento de tres décimas con respecto a la variación de noviembre que fue del -0,8%. Esta variación positiva ha sido debida principalmente por el aumento del precio de la electricidad, que bajó en diciembre de 2019 y el aumento de los precios de los carburantes y combustibles en una tasa superior a como lo hicieron el pasado año. En cuanto a la variación anual del IPC armonizado, en diciembre se ha situado en el -0,6%, dos décimas más respecto al mes anterior (-0,8%). De mantenerse este diferencial con la zona Euro (-0,3% en noviembre) conllevaría a que los precios crecen en menor medida que los de la zona euro por tanto favorece la competitividad de nuestra economía vía precios.
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