Juan Ignacio Navas Marqués
En marzo de 2020, la Comisión Europea presentó un nuevo plan de acción relacionado con la economía circular y que pretendía dotar de nuevos derechos a los consumidores, ampliando los ámbitos actualmente contenidos en la Directiva 2009/125/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de octubre de 2009, por la que se instaura un marco para el establecimiento de requisitos de diseño ecológico aplicables a los productos relacionados con la energía, así como desarrollar todo un seguido de políticas sostenibles y orientadas a la consecución de un nuevo mercado interior basado en esa sostenibilidad. Para ello, este nuevo plan de acción, recogía entre otros, diferentes garantías tales como el derecho a reparación de bienes domésticos.
Posteriormente, el Parlamento Europeo en Resolución del Parlamento Europeo, de 25 de noviembre de 2020, sobre el tema «Hacia un mercado único más sostenible para las empresas y los consumidores» (2020/2021(INI)), indicó todo un seguido de pautas respecto del contenido que debería contener ese nuevo texto legislativo, a la Comisión Europea, para que ésta, dote de contenido tal Directiva, conforme a las nuevas prioridades marcadas en temas de medio ambiente, economía competitiva y derechos de los consumidores.
Primeramente, esta Resolución, establece una propuesta de especificación de la información precontractual que debe facilitarse a los consumidores sobre la vida útil de un producto, la cual, debe ser expresada en años o ciclos de uso, así como la reparabilidad del producto. En este tema concretamente, se pretende luchar contra la obsolescencia programada luchando contra las prácticas que reducen de forma efectiva la vida útil de los productos.
Por ello, se pretende introducir ese derecho a reparar, con un tiempo de al menos 10 años para bienes domésticos como televisores o lavadoras. Además, se pretende el desarrollo de un etiquetado obligatorio que proporcione a los consumidores, información clara, visible y fácilmente comprensible para el consumidor. Todo ello, con el propósito de mejorar la eficiencia medioambiental y de coste de los productos, así como fomentar el uso a largo plazo de productos reutilizados.
Como punto importante dentro de este ámbito, podemos destacar, la petición que realiza el Parlamento Europeo para que la Comisión Europea en este nuevo texto legislativo, haga hincapié en la necesidad de vías de recursos sencillas y eficaces para los consumidores y empresas y solicita que se brinde apoyo a pymes, microempresas y trabajadores por cuenta propia acerca de la comprensión y cumplimiento de obligaciones legales en el ámbito de la protección del consumidor.
Para ello, la Comisión Europea en este mes de marzo de 2021, publicará todo un seguido de normas sobre la reparabilidad, y que hará referencia a los requisitos mínimos de eficiencia, reforzando los derechos de los consumidores y contribuyendo a la economía circular.
Entre los nuevos cambios que se prevén, comentados, anteriormente, encontramos la obligación de que los fabricantes dispongan durante varios años a posteriori, como la puesta a disposición tanto a los consumidores como a los reparadores profesionales de una serie de piezas esenciales durante un mínimo de entre siete y diez años. Igualmente, los fabricantes deberán poner a disposición piezas de recambio durante varios años después de la salida de un producto del mercado.
De igual forma, e introducido como novedad se pretende regular el derecho de actualización de un software obsoleto, es decir, se pretende permitir que usuarios con dispositivos, por ejemplo, móviles que no admiten nuevas actualizaciones puedan optar a ese derecho y que sean las propias empresas las que desbloquen el gestor de arranque de esos softwares, que permitiría actualizar los dispositivos móviles de forma manual de modo que se ampliase su vida útil.
Asimismo, en cuanto a la venta de productos por internet, se establece también la obligación de exponer información concreta sobre la etiqueta energética de forma visible, cerca del precio del producto y con el tamaño de letra adecuado para que sea visible a ojos del consumidor.
Por otro lado, de esta Resolución, no obstante, actualmente, podemos destacar que la Comisión Europea, ha actualizado con fecha 1 de marzo de 2021, a través del Reglamento (UE) 2021/341 de la Comisión de 23 de febrero de 2021, en lo relativo a los requisitos de diseño ecológico aplicables a servidores y productos de almacenamiento de datos, motores eléctricos y controladores de velocidad variable, aparatos de refrigeración, fuentes luminosas y mecanismos de control independientes, pantallas electrónicas, lavavajillas domésticos, lavadoras domésticas y lavadoras-secadoras domésticas y aparatos de refrigeración con función de venta directa o también llamado Reglamento ómnibus sobre diseño ecológico, el nuevo etiquetado de la Unión Europea respecto de la etiqueta energética de la Unión y que el día 1 de septiembre se establecerá también para bombillas y lámparas con fuentes luminosas fijas.
De esta normativa, cabe destacar no solamente, el cambio de escalas en cuanto a la clasificación de productos, que incluye la obligación por parte de las empresas de introducir un código QR que permita a los consumidores acceder a una información más detallada del producto, como, por ejemplo, los datos relativos a las dimensiones, características específicas o resultados de los ensayos, dependiendo del tipo de aparato. De igual manera, se ha creado una nueva base de datos para toda la Unión Europea llamada EPREL (European Product Database for Energy Labelling), que recoge toda la información relativa a los aparatos comercializados en la Unión e indicarán su etiquetado energético, facilitando la comparativa entre productos.
Por el momento, solamente 4 categorías de productos indicados en este nuevo Reglamento se encontrarán en la base, que serán los frigoríficos y congeladores, lavavajillas, lavadoras y pantallas electrónicas. A partir del 1 de septiembre agregarse las bombillas y lámparas.
Claramente, es un gran paso en el ámbito de protección de los consumidores, así como de la sostenibilidad a largo plazo del mercado y productos domésticos que se encuentren en circulación dentro de la Unión Europea, y que, sin duda, creará nuevos retos para el sector.