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Mesa redonda sobre la figura del abogado de empresa celebrada en los X Encuentros en Madrid

Profesionales de la abogacía reunidos en los X Encuentros en Madrid señalan la necesidad de no centralizar en una misma persona dos funciones casi antagónicas

La imposibilidad de centralizar en un mismo profesional dos funciones casi antagónicas como el asesoramiento jurídico interno y el control del cumplimiento normativo de las empresas ha sido una de las conclusiones de la segunda mesa de debate celebrada hoy en el marco de los X Encuentros en Madrid.

La diputada responsable del área Internacional del ICAM, María Segimón, ha conducido un panel integrado por profesionales de la talla de Claudio Lamachia, presidente del Colegio de Abogados de Brasil; María Eugenia Gay, decana del Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona; Pablo de Carvajal González, secretario general de Telefónica; Paul Mcgarry, presidente del Consejo de Colegios de Abogados de Irlanda; Maria José Menéndez, socia directora de Ashurst; y Cesar Albiñana, socio director de CMS.

Bajo el título La Función del Abogado de Empresa en las nuevas estructuras organizativas, los ponentes también han abordado las últimas tendencias en el ámbito de la asesoría interna de las grandes compañías, las cuales suelen buscar en el exterior mayor especialización y valor añadido.

Cumplimiento normativo

A la cuestión planteada sobre si debe ser el abogado de empresa el que cumpla el papel de compliance officer teniendo en cuenta el artículo 31 del Código Penal, Segimón ha señalado que las compañías tienden a unificar en una sola persona dos figuras que en sí mismas son antagónicas: el deber del secreto profesional y asesoramiento al cliente propios del abogado de empresa, por un  lado, y la obligación de denuncia y control que debe asumir el compliance officer, por el otro.

En esa misma línea, la decana de Barcelona ha recordado que el Consejo General de la Abogacía Española ha dicho que “no es recomendable que el asesor jurídico ejerza estas funciones ya que el secreto profesional complica que pueda existir toda la objetividad necesaria frente a la obligación de control y denuncia”. Los Colegios Profesionales, ha añdido Gay, “tenemos que garantizar la excelencia de los abogados y dar respuesta a las exigencias de las empresas”.

Para el abogado César Albiñana, que el compliance officer esté fuera de cualquier dependencia jerárquica es imprescindible para garantizar que goce de la independencia que requiere en el ejercicio de sus responsabilidades. El hecho de que el responsable de velar por el cumplimiento normativo pertenezca a unidad jurídica interna, ha señalado, “cuando menos descafeína el cumplimiento de sus obligaciones”.

Por su parte, el secretario General de Telefónica ha advertido de la necesidad de que “el secreto profesional deba aplicarse al abogado de empresa”.

Tendencia en las asesorías jurídicas internas

En cuanto a las tendencias en el ámbito del asesoramiento jurídico interno, María Segimón considera que “el valor añadido y la especialización de los abogados externos son los puntos que obligan a externalizar servicios, mientras que el conocimiento del negocio lo tienen los in house”.

Desde la experiencia de Telefónica, Pablo de Carjaval ha explicado que su empresa “tiene el tamaño apropiado para tener la inteligencia en casa”, de modo que cuando se sale fuera es para “buscar algo que te aporte valor”. En su opinión, lo que se busca en la externalización es “alguien que piense contigo, que te ayude a resolver un problema concreto”.

El Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB) no es ajeno a esta tendencia, ha explicado la decana Eugenia Gay, pues el propio ICAB delega asuntos en despachos porque “la especialización de la profesión marca la externalización de los servicios en las asesorías jurídicas”.

César Albiñana, por su parte, ha señalado que las grandes compañías “han incorporado la asesoría jurídica como una unidad de negocio”, una estrategia que “prevé riesgos y añade valor al negocio de la compañía”. Para el socio de CMS, el abogado in house es en la actualidad un directivo más y la empresa solo externaliza “en aquellos casos en que añades valor, das opinión y argumentos novedosos o si es algo muy complicado que necesitas que te lo arreglen desde fuera”. El abogado externo, según Albiñana, se ha convertido en “un partner del abogado interno”.

Para adaptarse a las necesidades del cliente, los despachos deben ser cada vez más eficientes y diferenciarse de la competencia en la generación de valor añadido, afirmaba la socia directora de Ashurst, María José Menéndez. A la hora de aumentar la eficiencia, las firmas legales pueden aprovechar las nuevas herramientas que pone a su disposición el desarrollo tecnológico, mientras que para la diferenciación en el valor añadido “hay que echar mano de la creatividad y del intelecto de los equipos”, ha subrayado.

En el caso de Irlanda y Reino Unido, donde los abogados de empresa están amparados por el secreto profesional, Paul McGarry ha señalado que la tendencia es contar “con abogados de diferentes jurisdicciones para dar los servicios que requieren las multinacionales”.

En Brasil, donde hay más de un millón de abogados, las grandes empresas han encontrado la receta perfecta para resolver sus necesidades legales, según Claudio Lamachia, en la combinación de asesoría interna y externa: mientras los abogados internos se ocupan de los asuntos del día a día, se busca en los despachos especializados la especialización y experiencia necesarias para llevar los temas más complejos. Lamachia también ha destacado cómo la empresas brasileñas buscan cada vez más resolver las cuestiones legales a través de sistemas como el arbitraje, la mediación y la conciliación.




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