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Ana Rodrigo

Madrid, 3 mar (EFE).- España es uno de los países con la tasa de natalidad más baja del mundo, pese a que el deseo de la mayoría de los españoles -con una media de un solo hijo- sería tener más. ¿Cuáles son los frenos? El coste de la crianza, problemas de acceso a la vivienda, la precariedad laboral o la falta de apoyos son los que más pesan.

Hacer frente a los 700 euros al mes que Save the Children estima que cuesta criar a cada hijo es complicado de encajar en hogares con empleos poco estables, como suelen tener los jóvenes, y con elevados gastos de vivienda, explican a EFE varios expertos.

La crianza es difícil de sobrellevar para los 12,7 millones de personas que viven España en riesgo de pobreza o exclusión social; una pobreza que ha golpeado especialmente a los hogares con hijos en los que crecen 2,3 millones de menores.

La tramitación de la ley de familias esta semana, que busca reforzar la protección económica y social de todos los modelos familiares y contempla medidas de apoyo a la conciliación, ha evidenciado la urgencia de políticas que acompañen en el deseo de formar una familia, sin que gran parte de las tareas de cuidados sigan siendo asumidas por las mujeres.

Indicadores que alertan

Los nacimientos descendieron en 2023 -un 2 % respecto al año anterior- en línea con la tendencia a la baja de la última década, sólo interrumpida en 2014, y que en los últimos diez años arroja un descenso de un 24,12 %.

Según el Instituto Nacional de Estadística, el pasado año se produjeron en España 322.075 nacimientos, 6.629 menos que en 2022; una media de 882 nacimientos diarios.

España tiene una de las tasas de fecundidad más bajas del mundo (1,3 de hijos por mujer) y la edad media de las mujeres en el nacimiento del primer hijo se encuentra entre las más altas a nivel internacional (30,9 años), según la Encuesta de Fecundidad de 2018 del INE.

Sin embargo, esa misma encuesta refleja que las españolas, en todas las franjas de edad, desearían tener o haber tenido dos hijos, al igual que los hombres.

Los últimos datos de la oficina europea de estadística Eurostat, sitúan a España como el segundo país con la tasa de fertilidad más baja de Europa en 2021: 1,19 nacimientos por mujer, con un descenso de 3,3 % en 20 años.

La Encuesta de Condiciones de Vida publicada esta semana muestra que el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social aumentó medio punto porcentual en 2023 hasta el 26,5 % (12,7 millones de personas), mientras que la población con "carencia material y social severa" escaló hasta el 9 %, la tasa más alta desde 2015.

España destinó el 1,5 por ciento del PIB en 2021 a protección social de la familia y la infancia, frente al 2,4 % de la media europea.

Pocos hijos y muy tarde

A la profesora de sociología de la UNED Marta Seiz no le parece extraño que la cifra de natalidad sea baja porque España arrastra desde hace años niveles de fecundidad decrecientes, lo que hace que haya menos personas en edad de tener descendencia.

"Se tienen pocos hijos y además se tienen relativamente tarde (en la treintena), lo que también dificulta la transición a un segundo hijo en el caso de que se tenga el primero", explica la investigadora.

Para Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social de Save the Children, detrás de esta baja natalidad está el coste de la crianza y la falta de apoyos.

"Calculamos que el coste es de unos 670 euros al mes por hijo y las ayudas son limitadas, precisamente en muchas ocasiones tienen menos apoyo las familias en una situación con menores ingresos; todo esto desincentiva a tener a tener hijos", asegura a EFE.

Según la experta de infancia, "a la precariedad y la falta de seguridad del mercado laboral se une la ausencia de medidas de apoyo que permitan asumir esa crianza".

"Hemos tenido durante largo tiempo unos niveles de desempleo muy elevados en general, pero sobre todo desempleo juvenil, con unas tasas de temporalidad elevada", apunta la socióloga.

Se suma la inflación que ha disparado el precio de los alimentos y de la vivienda, "que consume una mayor parte del presupuesto de los hogares".

Para la responsable de la entidad de infancia son decisivas las medidas de conciliación y de apoyo a la crianza que plantea la ley de familias. "Cuando una pareja o una persona está decidiendo tener hijos, si ve que hay facilidades para luego poder conciliar con su vida laboral será más sencillo".

"Son muy importantes las medidas de conciliación, pero también que se fomente una conciliación corresponsable, porque sino todos los costes de la crianza recaen sobre las mujeres", advierte la profesora de la UNED.

Las expertas coinciden en la necesidad de aumentar la inversión pública en protección a las familias y en la eficacia de una prestación universal a la crianza porque llegaría a todas las familias.

"Es necesario abordar con urgencia las elevadas tasas de pobreza infantil", indica Seiz. Y hacerlo con políticas eficaces que reduzcan esa pobreza, "como hemos visto en países de nuestro entorno", apunta Perazzo




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