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Almería, 19 dic (EFE).- Un juez de Almería ha condenado al Servicio Andaluz de Salud (SAS) a indemnizar con 200.000 euros a los familiares de una mujer de 74 años que murió en la sala de espera de Urgencias del Hospital Universitario Torrecárdenas de Almería, a pesar del "riesgo vital no demorable" con el que fue clasificada durante el triaje.

El fallo del Juzgado de Primera Instancia número 2 de Almería, hecho público este martes por la asociación El Defensor del Paciente, impone al SAS el abono de una indemnización al viudo y los cuatro hijos de la mujer, que fue traslada el 2 de abril de 2019 en estado comatoso a dicho centro hospitalario.

Allí, una enfermera la clasificó como nivel 2 en el triaje, lo que significa que la asistencia no se podía demorar más de 15 minutos al tratarse de un caso muy urgente de riesgo vital.

"Dado que la paciente estaba adormilada y estuporosa, durante la espera a ser atendida, acompañada de su marido, también anciano, no dio signos de alarma a pesar de que perdía la vida", apunta el colectivo, cuyo abogado, Ignacio Martínez, ha asistido a la familia de la mujer.

Sin embargo, la asociación señala que el médico de guardia, "de manera incomprensible", no se percató de esta clasificación, por lo que la mujer "no recibió soporte vital alguno durante dos horas hasta que murió".

La sentencia destaca que "el médico que tenía asignada esta paciente no solo no la atendió en el tiempo que marcan los protocolos (15 minutos) sino que parece ser que nunca la habría atendido porque él mismo declaró en sede policial que no tuvo conocimiento de la paciente y que se enteró de todo al día siguiente por los medios de comunicación".

"Parece ser que la causa de esa no asistencia fue un error del médico que tenía asignada a la paciente fallecida, quien ni siquiera vio la asignación en el ordenador,… Por otra parte, pretender culpar en cierto grado -como hace la compañía de seguros personada en autos- al esposo de la finada por no percatarse de que su mujer estaba teniendo un edema agudo de pulmón o que no respiraba", incide.

En este sentido, el fallo resalta que "no solo resulta absurdo sino que se revela como un intento casi amoral y desesperado de negar la mayor: una paciente que fallece en la sala de espera de urgencias de un hospital, con riesgo de urgencia vital, y sin ser atendida por nadie … cómo puede pretenderse culpar al esposo de no darse cuenta del fallecimiento, siendo absolutamente lógico que el mismo pudiera pensar que su esposa se había quedado simplemente dormida".

"La pregunta que debe hacerse no es por qué el marido no se percató , sino dónde estaba el médico que debía atenderla en menos de quince minutos y dónde estaba el personal auxiliar de vigilancia de la sala de espera", según la sentencia. 




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