Carpeta de justicia

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  • La experiencia de pasar una temporada en prisión marca de por vida a quien la vive. Si además se suma que esa prisión está a miles de kilómetros de tu casa, lejos de familiares y amigos, en otra cultura, a veces con otro idioma y en unas condiciones terribles, esta vivencia se convierte en un trauma muy difícil de superar sin ayuda.

Este es el objetivo del programa “Restauravidas”, que desde 2019 ofrece apoyo jurídico y psicológico a presos españoles que han sido condenados en el extranjero y que, tras cumplir parte de la pena, son repatriados a España para continuar el cumplimiento en centros nacionales. El desarraigo que sienten a su regreso se une a que muchas de estas personas padecen problemas de adicción e incluso enfermedades crónicas y/o mentales que se agravan con su ingreso en prisión.

Por ello, dentro del programa de apoyo a presos españoles en el extranjero de la Fundación Abogacía Española, la abogada Esther Pascual y la psicóloga Francisca Lozano, de la Asociación de Mediación y Pacificación, ofrecen acompañamiento a aquellas personas que, de forma libre y voluntaria, quieran participar para facilitar su proceso de reinserción tras la experiencia vivida y trabajar el proceso de responsabilización por la comisión del delito.

“Planteamos la ayuda en el momento en el que regresan a España y deben adaptarse a tantas cosas, no sólo al contexto penitenciario de aquí, también al reencuentro familiar, a la posibilidad de un trabajo y a la re-normalización de sus vidas en un futuro próximo”, señala Lozano.

Este programa se ofrece de manera complementaria a los servicios ofrecidos por el propio centro penitenciario y a la asistencia ofrecida por los Servicios de Orientación y Asistencia Jurídica Gratuita (SOAJP) de los Colegios de la Abogacía. También hay  beneficiarios que tras haber cumplido condena en el extranjero se encuentran en libertad en España y reciben el apoyo de manera telemática.

Una vez a la semana, la psicóloga y la abogada acuden a Soto del Real, que es el centro al que ingresan los presos que vuelven a España, para impartir conjuntamente  sesiones sobre aspectos jurídicos y psicológicos. El asesoramiento psicológico plantea lo que supone haber cometido un delito en el extranjero y ayuda a afrontar el proceso de retorno unido a las nuevas realidades, así como el reajuste con la próxima salida en libertad. Para Francisca Lozano, “es llamativo que estas personas, aún conscientes y sufrientes de esta realidad, sienten que han pasado a vivir a un espacio de privilegios, ‘un palacio’ en sus propias palabras. Comparativamente, la diferencia entre las prisiones de determinados países y las españolas son abismales”, destaca.

Por otro lado, el asesoramiento jurídico aborda los aspectos propios de la vida en las prisiones españolas y se enmarca en la justicia restaurativa. “Quieren saber si su condena extranjera aquí se revisa, se adapta, o se modifica, conocer sus derechos, cómo se pasa de grado penitenciario, cuándo se pueden pedir permisos…”, relata Pascual. En definitiva, “necesitan conocer todo lo relacionado con la vida en prisión para saber en qué fase se encuentran y desde ahí empezar a confeccionar su ‘ruta penitenciaria’”.

Entender los motivos para evitar la reincidencia

La labor restaurativa del programa se dirige a entender los motivos que llevan a las personas a delinquir, y comprender que las consecuencias de las decisiones que se toman no afectan sólo al entorno próximo, sino que tienen una influencia más allá.

“Es difícil trabajar el proceso de responsabilización por la participación en un delito cuando las personas han sufrido en sus propias carnes las consecuencias de haberlo cometido”, señala Lozano, que lamenta que no haya más recursos asistenciales y psicológicos en las cárceles españolas.

Este proyecto, que cuenta con fondos de la Fundación La Caixa, además de ayudar a la reinserción social, tiene como objetivo evitar la reincidencia.

Hasta ahora se han beneficiado de Restauravidas alrededor de una veintena de hombres y mujeres. A finales del año pasado, tras el parón producido por la pandemia, se reactivó con cuatro ciudadanos españoles repatriados por la Fundación desde Perú, y que ya habían cumplido toda su condena allí.

Actualmente hay 826 españoles presos en el extranjero (mayoritariamente hombres y solo un 11% mujeres).




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