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  • Las hipotecas verdes son uno de los mecanismos que se están poniendo en marcha para fomentar la construcción o rehabilitación de viviendas energéticamente eficientes.
  • Gracias a la directiva europea, que obliga a que en 2020 todos los edificios nuevos sean de consumo casi nulo, los próximos años se presentan como el momento propicio para optar por una vivienda de estas características.

El compromiso con la eficiencia energética en la construcción está captando la atención de muchos sectores. Entre ellos, el inmobiliario. Hace apenas unos años surgió lo que se conoce como “hipotecas verdes”, un tipo de financiación que favorece la compra, construcción o rehabilitación de viviendas energéticamente eficientes (sobre todo, las correspondientes a calificaciones A, B o C) a través de unas condiciones preferentes: tipos de interés más atractivos, diferenciales más bajos, menores comisiones, requisitos de vinculación poco exigentes…

Aunque su oferta y demanda en España todavía es muy incipiente, ya que solo unas pocas entidades las conceden y la nueva normativa hipotecaria todavía no las regula, la proliferación de este producto está ayudando a que la concienciación medioambiental en el contexto de la vivienda crezca. Según los expertos del sector, fomentar la compra, rehabilitación y edificación de este tipo de inmuebles, no solo ayudaría a disminuir el gasto medio de los hogares en más de 4.000 euros, también reduciría enormemente la contaminación procedente del sector de la construcción, estimada en un 40%.

Si a esto le sumamos la normativa europea ya vigente, que exige que a partir de 2020 que toda obra nueva se construya bajo los estándares de consumo energético “casi nulo”, los próximos años se presentan como el momento propicio para la construcción de viviendas sostenibles.

Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio), los expertos de Sto analizan sus ventajas: 

  • Mayor valor de tasación, menor consumo y más ahorro. Un inmueble que cumple con unos estándares óptimos de eficiencia garantiza un consumo energético hasta un 80% inferior al de la vivienda tradicional, disminuye la demanda de agua en un 40%, reduce los gastos de funcionamiento y mantenimiento un 7%-8% y aumenta el valor de tasación por la calidad de su construcción hasta un 25% en el caso de la rehabilitación.
  • Envolvente térmica óptima y sin filtraciones de aire. Constan de una envolvente térmica dispuesta de aislamiento térmico, ya sea a través de SATE o fachada ventilada, y de unas carpinterías de altas prestaciones (ventanas de doble acristalamiento, cámara de aire y vidrios con bajas emisiones).
  • Instalaciones eficientes: calefacción, iluminación y domótica. En lo que respecta a la calefacción, hay varias alternativas: calderas de biomasa, calderas de condensación, bombas de calor aire-agua o calefacción por suelo radiante. En cuanto a la iluminación, la apuesta principal es el uso de elementos de bajo consumo tipo halógeno. A estos componentes se suelen añadir electrodomésticos de bajo consumo y paquetes de domótica que permiten la automatización en el uso de las instalaciones.
  • Autosuficiencia energética y sistemas de ahorro de agua. La autosuficiencia es una de sus principales características, y se consigue gracias a la colocación de placas fotovoltaicas, generadores eólicos, colectores solares, bombas de calor geotérmicas, etc. En cuanto al ahorro de agua, algunos sistemas que suelen utilizar son los aireadores en los grifos que limitan el caudal saliente, grifos monomando, inodoros de doble descarga, sistemas de reutilización de agua de la ducha y lavabo…
  • Formas sencillas y compactas y orientación adecuada. El diseño determina gran parte del comportamiento térmico y acústico de un inmueble. Por ello, este tipo de viviendas suelen optar por formas sencillas y compactas, ya que las pérdidas de energía se producen, sobre todo, a través de las fachadas y cubiertas. Otro aspecto importante es la orientación: en climas fríos, se orientará hacia el sur, y en climas cálidos se aprovecharán de sombras de árboles u otros edificios para mantener los rayos de sol a raya. También suelen añadirse otros elementos como ventanas bien dimensionadas y localizadas, mecanismos para evitar deslumbramientos o ganancias de calor no deseadas, sistemas de aprovechamiento de la luz natural, etc.
  • Ventilación diferente que garantiza la calidad de aire interior. Para conseguirlo, cuentan con un sistema de ventilación mecánica o natural que permite mantener un ambiente interior respirable y fresco, aportando aire limpio, por un lado, y eliminando los contaminantes generados in situ, por otro.
  • Materiales respetuosos a lo largo de su vida útil.  Más allá de su origen natural, los materiales utilizados tienen un impacto ambiental reducido desde su producción, transporte, uso y eliminación. En el caso de rehabilitaciones, se aprovecha parte o la totalidad de los elementos que componen la construcción original (cimentación, muros de fachada, tabiquería...) o se opta por la reutilización.

 




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