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Entre los productos ofrecidos por los bancos más conocidos están, además de las hipotecas, los depósitos bancarios. Como ocurre con los préstamos hipotecarios, cuando se da el paso de contratar un depósito bancario hay que conocer qué es. También, cuáles son las características de este tipo de producto, así como sus riesgos y beneficios. En esta ocasión, vamos a dar respuesta a estos interrogantes para que asumas la contratación con el máximo conocimiento posible. 

Un depósito bancario es uno de los productos de referencia que ofrecen las entidades para incentivar el ahorro de sus cliente. Con ellos, los bancos obtienen los suficientes recursos monetarios para afrontar sus principales operaciones. Por su parte, los consumidores reciben una compensación por el capital depositado.

Las imposiciones van dirigidas a un plazo fijo. Con una gran flexibilidad 
en sus modelos que aportan en todos los casos una remuneración fija y garantizada.

El cliente que contrata un depósito bancario, recibirá su remuneración de forma mensual, trimestral, anual o a su vencimiento, que es el caso más habitual. Cada banco dispone de una oferta concreta en relación a los depósitos bancarios, por lo que varían en función de los modelos contratados. En cualquier caso, como te decíamos, se trata de un producto que está presente en todas las ofertas que desarrollan las entidades, sin exclusión.

Clases de depósitos bancarios

Las imposiciones bancarias no son un modelo de ahorro uniforme, sino que se comercializan bajo diferentes variantes, con la finalidad de mejorar los tipos de interés a través de diversas estrategias por parte de sus emisores.

Depósito a plazo fijo

Uno de los más tradicionales es el depósito a plazo fijo. Este se confecciona con las condiciones de siempre y sin ningún tipo de vinculación. Además, el depósito bancario a plazo fijo es el que mejor manifiesta el estado en el precio del dinero.

Depósitos estructurales

Pero existen más formatos de depósitos bancarios. Otro formato de ahorro, más agresivo que el plazo fijo, son los depósitos estructurales.  La principal característica de los depósitos estructurales reside en que muestran una conexión con otros activos financieros, como, por ejemplo, la renta variable.

El objetivo de este tipo de depósitos es muy claro. Elevar su rendimiento por encima de los porcentajes tradicionales. Pero tiene un inconveniente frente a los depósitos a tipo fijo: no está garantizado en ningún caso y dependerá de la evolución de los mercados financieros.

Por contra, si la situación es favorable el cliente que contrate un depósito estructurado podrá, incluso, superarse la barrera del 2% de retribución.

Depósitos bancarios en especie

Un tercer depósito bancario extendido son los depósitos en especie, que se caracterizan porque en vez de retribuir con dinero en metálico lo hacen por medio de regalos. Este tipo de depósito se puso muy de moda hace dos décadas, con depósitos en especie que retribuian a sus clientes con cuberterías, vajillas y electrodomésticos, principalmente.

También destacan las imposiciones para nuevos clientes o promocionales, que están concebidas para plazos más cortos, pero elevando su interés a los suscriptores.




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