Carpeta de justicia

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El filósofo Paolo Flores d’Arcais decía: “La ley es el poder de los que no tienen poder”

Los cambios legislativos que se han ido introduciendo a lo largo de la historia y que han dotado de derechos y libertades a las mujeres en general, han construido un poder que nos ha situado mejor frente al mundo. No obstante, existe aún hoy una desigualdad muy acentuada en demasiados países. Una causa evidente de la persistencia de algunas de esas desigualdades es cultural, fruto de sociedades cuyas creencias sitúan a la mujer como un “ser” supeditado al hombre y en consecuencia, sin los mismo derechos ni libertades.

Lamentablemente, no disponemos de una única ley universal de Igualdad efectiva entre hombres y mujeres aplicable en todo el planeta, sin distinción. Lo más parecido a ello es la Carta Internacional de los derechos humanos de la ONU “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana” O los Compromisos de Beijing. Pero ¿Cuántas veces estas “recomendaciones” “directivas” o “sugerencias” han sido vulneradas a nivel global, especialmente en conflictos bélicos que justamente, en quienes más ha repercutido es en las mujeres? ¡Innombrables!

En España existen 13 leyes autonómicas de Igualdad y la ley Estatal de Igualdad Efectiva entre hombre y mujeres del 3/2007, la verdad es que los instrumentos los tenemos, se ha hecho un esfuerzo legislativo importante, no obstante, los indicadores continúan ofreciéndonos datos preocupantes de desigualdades que permanecen y otras que vuelven. Los periodos de crisis económica acentúan aún más las desigualdades para las mujeres.

Creo que es bueno recordar que “El cumplimiento de la ley es la primera obligación de l@s gobernantes y representantes políticos” Las legislaciones se crean para que se apliquen, no para que se ignoren o se vulneren.

La ley 3/2007 para la Igualdad efectiva entre hombres y mujeres es una buena ley que no se aplica más que en un porcentaje ínfimo de su potencial. Por poner algunos ejemplos a modo de balance desde su puesta en vigor:

-El ritmo de implementación y/o de normalización hacia la plena igualdad en la empresa española es el más lento de la Unión Europea. El peso relativo de las mujeres en los consejos de las empresas del IBEX no llega al 20% según datos de la CNMV. (IV informe Las Mujeres en los Consejos de Administración de las Compañías del Ibex 35 que la consultora Atrevia y la escuela de negocios IESE)

-Los datos de la Comisión Europea sobre la presencia de mujeres en los Consejos y puestos ejecutivos de las empresas más grandes cotizadas de los países de la UE, viene a decir lo mismo: Francia, LetoniaFinlandia y Suecia son los que tienen una mayor proporción de mujeres en sus Consejos (32%, 32%, 29% y 28% respectivamente. España, con un 17%, se sitúa por debajo de la media europea que es del 20%

¿Qué pasa en el mercado laboral?

-El balance de los sindicatos de trabajadores UGT y CCOO sobre la situación en el mercado laboral, es aún más duro y contundente. Este año en su manifiesto del día Internacional de las mujeres, 8 de marzo, ésta era una de sus grandes afirmaciones: “El 2015 la situación sociolaboral de las mujeres sigue siendo extraordinariamente precaria: existe una mayor segregación ocupacional, desempleo, creciente brecha salarial, persistencia del techo de cristal, mayor violencia de género, déficits en conciliación y corresponsabilidad, brechas en pensiones y protección social, etc. factores que evidencian la insuficiencia e ineficacia de las políticas públicas para combatir el grave problema de la discriminación laboral y de la violencia estructural contra las mujeres”

¿Y los casos de éxito, existen?

Les daré un ejemplo de éxito legislativo de una de las leyes de Igualdad de España, fruto de unas circunstancias y factores determinantes:

-El Caso de La ley de Igualdad del País Vasco es una de las más avanzadas y en la que nos tendríamos que referenciar el resto, y no contó en su impulso inicial con una gran dotación presupuestaria, pero sí ha sido un ejemplo de mediación institucional, voluntad política, sindical y empresarial. La sociedad vasca hoy está mucho más concienciada que ninguna otra sobre esta materia. Hubo voluntad política, se contó con equipos técnicos y directivos de gran sensibilidad y preparación para su desarrollo, todos los agentes sociales y económicos se involucraron y este capital humano fue clave en su implementación. Los resultados han sido altamente positivos, no obstante, hoy se están planteando consolidar y blindar los logros alcanzados en un contexto de riesgo de involución.

-Asimismo, existe otra experiencia alentadora. Después de una bochornosa amonestación de las principales plataformas de mujeres directivas, la CNMV ha reaccionado y ha anunciado un nuevo Código de Buen Gobierno en el que “recomendará” a las sociedades cotizadas llegar en 2020 a un 30% de mujeres. Aunque la medida está aún lejos de la paridad, es un primer gesto que hay que valorar en la buena dirección.

Por tanto, no se trata de falta de recursos para aplicar las leyes, sino de sensibilidad, de concienciación y de corresponsabilidad. Hay que tener actitud y voluntad de “cumplimiento” normativo de las leyes que se aprueban. Sin implicación no se produce el verdadero cambio cultural que es el que se ha de dar para avanzar.

Hoy el incumplimiento de la Ley de Igualdad Efectiva entre hombre y mujeres 3/2007 del Estado español perjudica, ya no sólo a las mujeres, sino al conjunto de la sociedad española, porque no está garantizando la plena integración de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad y esto a la larga será muy negativo para el propio sistema, y también comportará costes mayores.

Las sociedades desarrolladas no pueden prescindir de los talentos femeninos, y más, cuando se conoce que la aportación de las mujeres en ámbitos, hasta el momento gestionados mayoritariamente por hombres, no sólo es beneficiosa en términos de rentabilidad y solvencia, sino que ofrece mayor seguridad en la gestión de riesgos. 

“La politización de altos tribunales roza la discriminación y el sectarismo y comporta repercusiones negativas”

Las garantías jurídicas y democráticas que las leyes ofrecen a la ciudadanía no deberían estar cuestionadas, ni supeditadas a intereses partidistas, pero lo cierto es que hoy, en Catalunya, padecemos una intensa secuencia de “suspensión” de leyes, y las catalanas nos encontramos en medio de este “contencioso” más político que jurídico.

El Tribunal Constitucional a petición del Gobierno de España ha suspendido la ley de Igualdad catalana. Ambos gobiernos están protagonizando un pulso político por la vía jurídica con respecto a la recién estrenada ley de igualdad catalana que recuerdo, fue debatida y aprobada gracias a un amplio consenso de más de 5 grupos parlamentarios en el Parlament de Catalunya, incluido el PP que facilitó su tramitación y mostró una actitud dialogante, a pesar de las diferencias. Parece contradictorio que en una cámara se construya un amplio consenso para su aprobación, en aras de avanzar positivamente hacia la igualdad después, el Gobierno central decida que algunos de sus artículos son recurribles, justamente aspectos claves para su desarrollo.

No voy a entrar en ese “quién tiene la razón y quién los motivos” no es el objetivo de esta reflexión. Sí quisiera insistir, en que el deber de l@s gobernantes es que las leyes que se han aprobado en las cámaras se lleven a cabo lo antes posible.

Nos queda mucho camino por recorrer, frente a un claro balance de incumplimientos y ante un diagnóstico de desigualdades evidenciadas. Hoy escribo estas letras porque creo en el Derecho, en el poder de las leyes y en su función transformadora cuando se adaptan a las demandas de una sociedad en constante  movimiento, Va de evolucionar, y no de regresar a legislaciones obsoletas para este tiempo…

Existen dos pilares básicos en el poder de las mujeres, uno es el conocimiento, el otro son las leyes. Por ello creo que debemos ser exigentes: Ni un paso atrás, en la pérdida de derechos y libertades conquistados para todas. No debemos permitir la involución. Hay que blindar nuestros derechos para impedir los retrocesos fluctuantes como consecuencia de ciclos de alternancia política. La mujer como ciudadana de pleno derecho y sujeto jurídico, debe disponer del poder de decisión sobre todo lo que compete a su persona.

Vamos a necesitar un mayor liderazgo de las diversas redes de mujeres, del mundo jurídico, académico, del ámbito de la empresa, como de los movimientos de mujeres, desde el sindicalismo hasta los colectivos que defienden los derechos de las mujeres y un largo etc. Es necesario que tomemos conciencia, pues la desigualdad hoy es estructural y se expande a todos los ámbitos de nuestra sociedad.




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