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  • Precio excesivos de cuotas y eventos son la principal razones de por qué los abogados de NY que deciden no formar parte de sus gremios profesionales.

Para Leona Krasner (32 años), abogada dedicada a derecho de familia, asistir a un evento de la Barra de Nueva York es muy similar a visitar al médico: “Te da miedo ir, pero sabes que es bueno para ti”, dice.

Después de leer esta analogía –el caso fue expuesto en una nota de Law.com, escrita por Susan Desantis– podrías pensar que Krasner es una millennial que no está asociada a ningún gremio. Pero no es así: ella preside el comité de comunicaciones de la asociación del Estado de Nueva York y se unió al City Bar en septiembre.

¿Cuál es el evento ideal de una asociación de abogados? Uno que mezcle sushi, bebidas y una conversación sobre ética, como al que asistió hace varios años. “Todos los millennials fueron”, dijo Krasner a Law.com.

Artículo de lujo

Para acercarse a los profesionales más jóvenes, la abogada plantea que el gremio debería abordar en temas relativos a los intereses de su generación, tales como la vida personal de los millennials, negociaciones de aumento de sueldo, cómo ascender en una empresa e incluso cómo equilibrar el trabajo y la vida familiar.

Cuotas caras, eventos aburridos y escasa presencia de jóvenes son las principales quejas de los abogados millennials sobre los encuentros organizados por asociaciones de abogados, de acuerdo a lo escrito por Susan Desantis.

“Las conversaciones que más a menudo tengo con mis compañeros son sobre dinero. Siempre se reduce a ‘mi préstamo estudiantil vence la próxima semana ¿y quieres que pague otros US$ 100 para un evento de la Barra?. ¿Estás loco?'”, se cita a Sarah Filcher en la nota, de 33 años, que trabaja en un proyecto de abogados voluntarios del Colegio de Abogados de Brooklyn y que además es vicepresidenta de LeGaL y del Colegio de Abogados LGBT del Gran Nueva York.

“Es común pensar que los millennials no queremos unirnos a nada, pero pertenecer a un colegio de abogados se siente como un artículo de lujo para muchos profesionales”, dijo Filcher.

La abogada también sostuvo que desearía que más empleadores financiaran la membresía, ya que sus ingresos no son altos y a ello se suman las deudas por préstamos estudiantiles —de cientos de miles de dólares—, que muchos profesionales jóvenes deben pagar.

Según la nota publicada por Law.com, los principales eventos sociales que organizan los colegios de abogados son aún más difíciles de justificar con el presupuesto de un millennial: “Las galas tienen un costo excesivo. Pedirle a alguien que gaste al menos US$300 en un ticket por una noche es demasiado”.

Andrew Gruna, abogado de 26 años que trabaja para la Administración de Recursos Humanos de la ciudad, también concuerda en el costo excesivo de los eventos. “Si no estás en una empresa que este dispuesta a pagar por tu participación tratar de involucrarse es difícil”, dice.

“Parece ser o lo uno u lo otro. Puedes asistir a una conferencia de ética de 3 horas, en la que te quedarás dormido o ir a tomar una copa con otros abogados, pero en ninguno de los dos eventos se conversa sobre qué debemos hacer para vivir”, continuó Gruna.

Como red de contactos

David Arpino (32 años), dedicado a defensa criminal en el condado de Suffolk, trabaja con su padre en una pequeña empresa familiar y afirmó que está contento de no tener que pagar los eventos de la Barra de su bolsillo. También comentó que asistió a una clase de CLE en su distrito, con el objetivo de avanzar en su campo y dar a conocer su nombre: “Probablemente fui el más joven en la sala, por unos 15 años”, dijo.

De la Facultad de Derecho Maurice A. Dean en la Universidad de Hofstra egresó Shayla Ramos (27 años), quien se graduó en mayo. La abogada contó en el artículo que ha estado tratando de alentar a sus compañeros de generación a unirse a los colegios, pero ha tenido poco éxito. “Quieren pasar cada minuto disponible estudiando. Creo que las facultades de Derecho deberían empujarte un poco más a formar parte de estas redes”.

Ramos integra la Asociación Nacional de Abogados Hispanos, la Asociación de Abogados de la Ciudad de Nueva York, LeGaL, la Barra LGBT del Gran Nueva York, la Asociación de Abogados del Condado de Nassau y el Consejo Federal de Abogados. “Es realmente genial; definitivamente me abrió las puertas a muchas oportunidades”, afirmó.

A pesar de tener una buena experiencia como abogado colegiado, Joseph Greenwood (32 años), vicepresidente de membresía de la sección internacional de la Asociación de Abogados del Estado de Nueva York, dice que las funciones de estas entidades dejan mucho que desear.

“La frescura de los eventos es definitivamente cuestionable. En mi opinión, muchos eventos están sobrevalorados. En una profesión con largas horas de trabajo, las expectativas de los abogados no van más allá de poder contactarse con personas de ideas afines, que sean cercanos en edad, más unos tragos y algo de comida”, dijo Greenwood a la publicación estadounidense.

Esta es un extracto traducido del artículo “Survival of the Fittest: Millennial Lawyers Are Skipping NY Bar Association Events. We Wanted to Know Why”, escrito por Susan Desantis y publicado el 15 de septiembre de 2019 en Law.com|New York Law Journal.
Lee el artículo original en inglés aquí.

Reproducción autorizada por Idealex.press  Ver artículo original




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