Suena el despertador… hace días que no lo hacía. Me acicalo, desayuno frugalmente y me voy a coger el autobús. Tarda un poco más de lo normal. Llega y paso la tarjeta de transporte por la máquina validadora que pita encendiéndose la luz roja. Me había caducado hacía ya una semana… Como había mucha gente, me hago el loco y sigo como si nada. Llego a la parada donde cambio de autobús y voy corriendo a comprar una nueva tarjeta. Y ahora sí, cojo de nuevo el autobús en legal forma y llego, por fin y sin más incidentes, a la parada del despacho.

Subo al ascensor y abro sigilosamente la puerta. Una sonrisa me recibe. Es Aurora, nuestra magnífica secretaria. Ya hace una semana que volvió de sus vacaciones. Sin ser casi consciente, una sensación de placidez invade el ambiente: No tengo que preocuparme de un montón de cosas, Aurora ya está en ello. No se le escapa nada. Lo controla todo y nos mima y cuida como si fuese nuestra madre. La escena termina con un par de sonoros besos, que alertan a los demás de mi presencia. Uno a uno y una a una, nos achuchamos, besamos y mostramos nuestra alegría al volver a vernos después, en algunos casos, de muchos días. Y esta vez, la alegría es aún mayor. Alexandra muestra orgullosa su barriguita de 4 meses. Toca, por tanto, saludar a una más que la ecografía ha dicho que va a ser niña. Solo falta David, que acaba de empezar sus vacaciones, tras cubrir la parte más dura de las de los demás.

Voy a mi despacho. Está como siempre. Se mantiene el mismo desorden que dejé al irme. Conecto el ordenador y compruebo que todo funciona correctamente. Lanzo un suspiro, abro el correo electrónico, consulto la agenda y empezamos otra vez.

Por ser un día de reencuentro y después de ponernos al día, decidimos ir a comer todos juntos. La comida se alarga hasta las siete de la tarde con unas copichuelas en un bareto del ensanche. Algunos siguieron hasta el albor de la noche, todo hay que decirlo. Los mayores y padres de familia con responsabilidades, nos retiramos un poco antes. Reconforta comprobar que el espíritu de equipo está intacto, por no decir que incluso mejor que antes de irnos.

Lunes ya togados, iniciamos la nueva temporada, que la agenda está que echa humo… y Navidad está ya a la vuelta de la esquina. Volvemos a empezar.