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Como es notorio, tengo una edad y sin duda soy de la vieja guardia. Lo asumo y reconozco públicamente. No se si esto es bueno o malo. Pero es y en consecuencia uno sigue yendo por la vida tratando de hacer las cosas dentro de una mínima ortodoxia y sobre todo, con respeto a las reglas básicas del juego. Así aprendí en su día y así trato de ir por la vida profesional.

Como es notorio, tengo una edad y sin duda soy de la vieja guardia. Lo asumo y reconozco públicamente. No se si esto es bueno o malo. Pero es y en consecuencia uno sigue yendo por la vida tratando de hacer las cosas dentro de una mínima ortodoxia y sobre todo, con respeto a las reglas básicas del juego. Así aprendí en su día y así trato de ir por la vida profesional.

Esta parrafada viene a cuento de lo que creo está ocurriendo, por lo menos en la jurisdicción social y cada vez con mayor profusión. Esta semana hemos celebrado la vista de un asunto tortuoso donde los haya que para mi, por lo menos, puede ser un claro ejemplo de lo que nunca debería ocurrir en un Juzgado de lo Social. La actora plantea una demanda en la que no concreta prácticamente ningún hecho y luego empieza a pedir que las demás partes aporten cientos de documentos, sin justificar demasiado porqué los quiere. El Juzgado va admitiendo prácticamente todo cuanto se pide de contrario sin tampoco pararse a pensar demasiado si todo aquello lleva a alguna parte. No pude recurrir porque me llegó el asunto cuando ya no podía interponer ningún recurso porque ya han transcurrido los plazos. La parte demandante, en base a los documentos que han ido siendo aportados por las demás partes, amplia la demanda frente a nuevos demandados y dice aclararla, aunque sigue en su línea de imprecisión y vaguedad.

En estas circunstancias llegamos a la vista oral. Los codemandados interponemos un montón de excepciones procesales. SSª concede a la actora turno de palabra para oponerse a las excepciones. La actora suelta un discurso en el que hace y dice de todo menos oponerse realmente a las excepciones. Llega la fase de prueba y la actora hace unos interrogatorios directamente surrealistas, llegando a preguntar cosas que ya hemos admitido como ciertas en contestación a la demanda e incluso entrando a debatir con los interrogados. SSª da cuerda a la actora y no declara las preguntas impertinentes, hasta que por fin se cansa de tanto sinsentido y corta por lo sano no admitiéndole continuar con los interrogatorios. En medio de todo ello protestas de alguna codemandada dirigidas contra la actora y no contra el Juez que sería lo suyo… esto no es una película americana ... y cuando todo se va calentando empiezan, incluso, las descalificaciones personales entre profesionales.

Llegan las conclusiones y nadie valora la prueba practicada. Todo el mundo suelta discursos incendiarios y la actora particularmente esgrime un montón de hechos no expuestos en la demanda.

Dicho de otro modo, nadie respeta las normas procesales ni hace lo que debe y en ese nadie debe incluirse a un Juez que hizo todo menos dirigir el pleito y poner a los profesionales en su sitio. Y no os lo perdáis, la vista duró tres horas.

Después de esto, tiemblo esperando la sentencia, porque puede ocurrir cualquier cosa. Cualquiera.

Seguro que me hago viejo, pero esto y la justicia no tienen nada que ver. ¡Qué horror!.




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