Esto lo tenemos a tocar: Noche de Paz, noche de amor, Feliz Navidad, paz en la tierra a los hombres de buena voluntad y un largo etcétera que nos sabemos más o menos de memoria. Pero la Navidad, en el ámbito de la Jurisdicción Social tiene otra cara. Estas fechas esconden, tras estos deseos de paz y amor, una conflictividad propia y específica que tarde o temprano, suele acabar en los Juzgados de lo Social.
Esto lo tenemos a tocar: Noche de Paz, noche de amor, Feliz Navidad, paz en la tierra a los hombres de buena voluntad y un largo etcétera que nos sabemos más o menos de memoria. Pero la Navidad, en el ámbito de la Jurisdicción Social tiene otra cara. Estas fechas esconden, tras estos deseos de paz y amor, una conflictividad propia y específica que tarde o temprano, suele acabar en los Juzgados de lo Social.
Es el caso del empresario que sin consultar a sus abogados laboralistas, decide no entregar, este año, aquella cesta de Navidad, que venía entregando de toda la vida. También lo son, los infinitos y eternos conflictos colectivos (o no) por causa de que el sector del comercio, puede abrir una serie de festivos y claro, manda a la gente a trabajar, mientras los demás se ponen ciegos con el pavo y resulta que la gente no siempre está de acuerdo. Lo del sector del comercio se puede extrapolar también a los productores de turrón, bodegueros… y hasta a los del “panettone" que ahora está de moda… Y no digo nada del clásico de las vacaciones o de las horas extras, por poner algunos más.
En pocas palabras: En nuestro gremio, se generan pleitos con ocasión o por consecuencia de la Navidad, Año Nuevo y hasta en Reyes, con los problemas de extranjería que a veces se producen con el Rey Baltasar, por ejemplo.
Y ahí entramos nosotros, los desfacedores de entuertos y algún que otro vengador justiciero, al servicio de las relaciones laborales, los 365 días del año, tanto si nieva como si llueve, tanto si es de día como de noche, sea ésta la buena o la vieja y estén o no abiertos los Juzgados de lo Social, que para un montón de estas cosas siguen estando ahí también en Navidad.
La verdad es que he soltado esta parrafada, para tener una excusa para poner en valor nuestro oficio y de paso felicitar a todo el mundo las fiestas, a la vez que cruzamos los dedos para que no nos caiga alguna movida típicamente navideña que nos agüe alguno de los caldos, que caerán, seguro, estos días, dicho sea en el sentido etílico de la palabra.
