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  • En esta incursión a la novela negra, el lector conoce las miserias de nuestra justicia, donde policías, abogados y jueces conviven en un universo complejo
  • En este final de año, le pedimos a nuestro protagonista que nos haga un balance de este 2015 que ya concluye: “Ha sido un año intenso, a nivel profesional. Hemos asistido a un juicio mediático como es el de Asunta con un veredicto polémico; contemplamos el terrible suceso de Germanwings en los Alpes y sobre todo he logrado acabar esta primera novela, La verdad está equivocada"

 

De ese libro gira la conversación que mantenemos con este periodista y criminólogo que lleva analizando los principales sucesos en nuestro país. Nacho Abad, lector apasionado desde siempre de Sherlock Holmes y Henning Mankell y "fan de Policía Nacional, la Guardia Civil y los Mossos porque hacen un trabajo durísimo", explica que su novela es diferente a la tradicional en la que suele haber un investigador solitario y alcohólico: “Aquí es más real: se trata de una investigación coral, con un grupo de homicidios y la policía científica investigando un posible crimen.”, afirma. Los que estamos leyendo este libro advertimos cómo no siempre es oro todo lo que reluce y de qué forma se puede llegar a convencimiento de que una persona es culpable de asesinato.

La novela habla de una desaparición

La verdad se equivoca¿Cuál es la frontera que existe entre la realidad y la ficción? Si uno lee con calma libros como “La verdad está equivocada” puede darse cuenta que las líneas que separan ambos universos son escasas. “Es muy posible que el argumento que da origen a esta novela pudiera tener lugar el cualquier parte de España, luego, es evidente que en todas las profesiones hay gente que hace mejor o peor su trabajo”, afirma Abad en una conversación que mantenemos por teléfono sobre su novela. “La tenia pensada escribir hace quince años, cuando empecé en este trabajo, pero al final se ha materializado en los dos últimos años. El resultado, lo dejo a gusto de los lectores, pero ya estoy trabajando en una continuación que despejará algunas incógnitas que han quedado en el camino”, apunta.

Hablar con Nacho Abad no ha sido sencillo. Se ha convertido en un periodista mediático y las grandes cadenas se lo rifan. Ahora es pieza importante de “Espejo Público”; matinal que conduce Susana Griso. En uno de estos intervalos del programa hemos podido conversar con él y, por fortuna, en este periodo de tiempo nadie nos ha molestado, ni siquiera su móvil en el que guarda una amplia y envidada agenda de contactos, imprescindible para cualquier periodista que quiera moverse entre policías y jueces: “Esta novela habla de una desaparición, cuestión habitual en nuestro país, hay un millar de asuntos abiertos. Asuntos de este tipo ponen a prueba el trabajo de la policía y de sus equipos. Quizás el más emblemático sea el de Marta del Castillo, se sabe que está muerta, pero su cuerpo nunca apareció”, explica.

A lo largo de las seiscientas páginas del libro, la pluma de Abad va ofreciendo todo tipo de detalles de la situación en cuestión. A medida que avanza la investigación, el propio lector puede ir encajando las pruebas para descifrar si Valentín, uno de los protagonistas, hijo de un torero famoso, es el culpable de la desaparición de su mujer, Guadalupe, escritora conocida. “En muchos casos puedes tener la sensación que el trabajo de la policía es mecánico. En función de unas pruebas y unos hechos se encuentra una solución al caso; a veces, no se acierta y surgen situaciones como la de Dolores Vázquez, imputada por asesinato en el caso de Rocío Wannikhof y que se tiró dieciocho meses en la cárcel por un crimen que no cometió”. Descripción meticulosa del funcionamiento de la policía; su relación con la llamada policía científica; los piques entre policías y, en medio, el abogado defensor del principal inculpado, configuran una intriga muy bien urdida con sorpresa al final que no desvelaremos en esta reseña periodística.  “Dentro de todas las profesiones, hay buenos y malos profesionales. En este relato quizás hemos exagerado ciertas prácticas que determinados policías utilizan. Desde esta exageración, entendemos su trabajo y cómo están sometidos a presiones de diversa índole”, aclara nuestro interlocutor.

Juicios paralelos, el poder de la prensa

Otro elemento que subyace en este argumento policíaco es el poder de los medios de comunicación. Nada que no sepamos los que trabajamos en estos temas. Los juicios paralelos se han convertido en elementos con los que conviven magistrados que tienen que dar sus fallos y abogados que deben con astucia intentar cambiar el veredicto de jueces y jurado.  “Es fundamental hablar con conocimiento de causa de estos temas y tener una preparación adecuada a nivel jurídico para poder enfrentarse a este tipo de asuntos. Detesto las figuras habituales de algunos tertulianos que analizan este tipo de asuntos sin conocer los argumentos jurídicos de imputados y su situación procesal”, señala Nacho Abad, quién está casado con una abogada penalista de primera fila de quien confiesa que aprende mucho de su trabajo. “La novela es un homenaje a los abogados defensores. Sin su trabajo, no se defiende al Estado de Derecho ni a los derechos fundamentales de los propios imputados, lo aclaro en la parte final de la propia novela”

“La verdad está equivocada” invita a que el lector se haga su propia composición de lugar en una trama que se va complicando a medida que se avanza en la lectura. “Curiosamente en la vida real, comportamientos inmorales similares de jueces con poca ética o afán de protagonismo, por encima de todo, a los que se describen en la novela quedan impunes y bajo secreto total desde que la figura del Promotor de Acción Disciplinaria del CGPJ se encarga de la investigación. Luego no acabamos de saber lo que ha sucedido”, confiesa Abad

 

 




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