LA TRIBUNA DE ALFREDO HERRANZ
La reforma de las costas procesales
Desde hace años he defendido que el sistema de costas procesales debe ser revisado, me parece un sistema mejorable. Cuando he reflexionado sobre el tema me he dado cuenta que es un examen que debe hacerse con moderación y profundo análisis para realizar la más óptima mejora del mismo dado que es necesario conciliar diferentes objetivos para evitar repercursiones sobre la tutela judicial efectiva. Así, no puede desincentivarse la litigación pero si penalizar de algún modo a quien obliga a litigar.
En mi opinión algunos de los efectos nocivos se generan de los propios criterios orientativos para determinación de costas procesales, que son "hijos no reconocidos" de los ineficaces (por fuera de mercado) criterios orientativos que se llevó por delante Competencia y que sigue (naturalmente por esa relación de consanguinidad) teniendo como punto de mira en su actual versión de criterios para fijar costas. Ya fui crítico en su día cuando se modificó hace pocos años el sistema en la jurisdicción contencioso administrativa que ha visto su particular "solución" con la moderación de costas por parte de los jueces o como de una manera positiva (en mi opinión) mi colegio de abogados modificó y redujo sensiblemente los criterios de costas en las ejecuciones hipotecarias sobre vivienda habitual también hace pocos años cuando percibiamos el drama de los desahucios como punto álgido en lo más duro de la crisis económica.
La presidenta del Consejo General de la Abogacía Española ha anunciado un plan estratégico de la abogacía donde se recoge la modificación del sistema de costas para eliminar el sistema actual. Esto ha generado una notable controversia y enfado en muchos abogados si atendemos al sentir generalizado que he percibido en redes sociales. Ya sabemos que las redes sociales no lo son todo ni son representativas pero son un cauce de comunicación y de expresar sentimientos y sensaciones que por parte de la Abogacía institucional o no se entiende o se ignora, alternativas que no se cuales me parecen más graves. También he visto voces a favor, las menos, pero también. Esto indica la necesidad de un debate al respecto.
En relación al enfado no ha ayudado el momento (peor momento no se ha podido elegir cuando se avecinan muchas demandas de consumidores) ni la forma (por total y absoluta sorpresa para el colectivo).
Es normal que el colectivo cogido por sorpresa se inquiete (sin darse cuenta de otros elementos del plan estratégico que les afectan del mismo modo) pues afecta a sus propias estrategias de despacho (aunque muchos despachos no cuenten con estrategia) y afecta a su negocio. Máxime cuando hay modelos de despacho que de pocos años a esta parte sustentan su negocio sobre el régimen de costas.
Ya tenemos dos motivos para el debate, uno la sensibilidad del tema, dos el relacionado con el modelo de negocio. Aspectos emocionales y racionales. Los dos generarían en un sistema representativo y democrático la necesidad de abrir un modelo de debate y participación que recoja esas sensibilidades e ideas. Entre todos se construye mejor. Es la inteligencia colectiva que algunos llevamos años trabajando y defendiendo.
Frente a ello el oscurantismo. He preguntado públicamente donde se puede acceder a ese plan estratégico y no ha habido respuesta. Me propongo pedirlo de otros modos y animo a todo abogado a que así lo haga. Es tan sencillo como colgar un enlace en la web. Si ante algo que preocupa se levanta la muralla de la ocultación, es normal que las sensibilidades se afecten.
Me pareció percibir en redes sociales que la lectura institucional que se hace es equivocada, pensando que hay campañas orquestadas o motivaciones políticas o de otro tipo. Ya he vivido estas situaciones antes y se a lo que conducen, a nada positivo para el colectivo, enfrentamientos y discusiones. La información, la apertura y a la transparencia son buenos productos para generar tranquilidad, entendimiento y construcción positiva en algo que nos afecta no solo a los profesionales, sino también a los ciudadanos.
Calmemos los ánimos y generemos ese debate y escucha colectiva.
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