De entre los personajes que configuran la fauna que corre por los Juzgados de lo Social, quería hoy rendir mi particular tributo a esta magnifica figura que está representada por aquel personaje que ha decidido pasar su vida en el Juzgado poniendo pleitos a toche y moche, con independencia de que su causa sea o no justa o sus pretensiones sean o no viables. Se trata del pleiteador. Y me ha dado por hablar de este personaje porque esta misma semana he celebrado una vista de ejecución de una sentencia del año 2021 que a la empresa le parecía que ya había sido cumplida, aunque al personaje en cuestión, le parecía que no. No se cual será el resultado de la vista, pero lo cierto es que ya venimos de otro pleito en el que la Jueza decidió imponer al demandante una multa por temeridad de 100,- €. Poca multa es, pero en el ámbito social, es insólito que se multe al trabajador por este motivo, lo que significa que en este caso había sobradas razones para imponerla.

He rebuscado un poco los antecedentes del personaje en cuestión en la base de datos del programa de gestión del despacho: Desde el año 2010, el demandante ha interpuesto nada menos que 18 demandas judiciales contra la empresa, más otras cuatro denuncias ante la Inspección de Trabajo. Todo ello con sus correspondientes recursos ante los Tribunales Superiores. El actor ha sido asistido y defendido por más de cinco despachos profesionales que poco a poco, se lo han ido quitando de encima. Ha podido, incluso, con alguno de los despachos más potentes y reivindicativos de Barcelona. Y sí, es cierto que a veces ha ganado. Otras podía, simplemente, haber pedido de manera convencional lo que quería. Parece evidente, en cualquier caso que el personaje en cuestión anda algo pasado de vueltas.

Cuando nos vemos, ya me saluda como si fuésemos amigos de toda la vida… y realmente, para él, puede que así sea, puesto que su vida es un pleito perpetuo. Por mi parte, debo reconocerlo, hasta he acabado cogiéndole cierta simpatía porque a pesar de cuanto antecede, nunca podré agradecerle suficientemente su decisiva contribución al sustento de mi familia a lo largo de todos estos años.