Invitado por la Sección de Derechos Humanos del Colegio de Abogados de Madrid, el relator especial de las Naciones Unidas para la Independencia de Magistrados y Abogados, Diego García-Sayán, impartió ayer en la sede de la corporación madrileña una conferencia sobre el futuro de los derechos humanos y las amenazas que se ciernen sobre la independencia de la Justicia en Europa y América latina.
El acto ha sido inaugurado por el decano José María Alonso, quien en sus palabras de bienvenida ha definido al ponente como “un hombre crítico y reflexivo, pero también un hombre positivo que entiende que frente a la lacra de la corrupción hay una nueva vitalidad democrática y una actitud de la sociedad de no pasar un caso más de ilegalidad ni a políticos ni a empresarios”, así como “una dinámica judicial vigorosa para acabar con esta amenaza”.
Asimismo, según ha recordado el decano, García-Sayán se ha destacado recientemente por alertar de la amenaza que supone hoy en día el populismo como “una nueva forma de autoritarismo en la que líderes pretendidamente democráticos usan la propaganda y todos los medios posibles para sofocar la democracia”.
En su intervención, moderada por el presidente de la sección de Derechos Humanos del ICAM, Carlos Brito, el relator de Naciones Unidas ha repasado en primer lugar la evolución reciente en el ámbito de los derechos humanos, destacando el papel de los tratados y declaraciones internacionales adoptados por entes de índole internacional y regional, los mecanismos interestatales de supervisión y de protección o la repercusión de una nueva soft law que se ha ido desarrollando al margen de los espacios tradicionales del Derecho Internacional público.
Además, García-Sayán ha puesto en valor la creciente autopercepción de las personas de sus propios derechos, recalcando en particular los derechos de las mujeres y de los colectivos indígenas en un contexto global en el que cada vez hay un mayor acceso a la información y al conocimiento de los derechos. “La autopercepción extendida de derechos ha llegado para quedarse, la gente quiere que sus derechos sean respetados y ningún gobierno que se pretenda democrático o dialogante puede ignorarlo”, ha señalado este experto.
Retos futuros
En cuanto a los retos futuros en el ámbito de los derechos humanos, García-Sayán ha destacado tres grandes desafíos. En primer lugar, “la tensión entre un contexto cada vez más globalizante y un desarrollo acelerado de nacionalismos y localismos a veces violentos y radicales”, un factor de tensión que genera posiciones intolerantes y antidemocráticas que a lo largo de la historia casi siempre ha derivado en conflictos violentos, según ha explicado.
En segundo lugar, el abogado y político peruano ha citado el desarrollo de la tecnología y las comunicaciones como “un elemento de invasión de la privacidad” y de distorsión de la realidad que se refleja de manera significativa en el ámbito de las redes sociales y en la proliferación de noticias falsas. Para García-Sayán, la dificultad a la hora de afrontar este desafío estriba en cómo combinar la defensa de la libertad de expresión y de información junto con mecanismos regulados por la vía judicial en sociedades democráticas. El relator de Naciones Unidas también se ha referido a los “algoritmos que pueden acabar decidiendo nuestras vidas y aspectos de derechos fundamentales en la medida que no sean regulados” como tercer factor de riesgo.
Independencia judicial
Respecto a la independencia de los operadores jurídicos, García-Sayán recordó que, aunque existen unos principios básicos, aprobados en 1985, “no existe un tratado internacional sobre la independencia de jueces y abogados”. En ese sentido, el relator de la ONU señaló la existencia de nuevas amenazas que no están escritas en los principios básicos de Naciones Unidas. Es el caso de la corrupción, “uno de los grandes factores que más afectan hoy en día la independencia judicial”.
A este respecto, García-Sayán se ha referido a países que están “involucionando notablemente” en esta materia, caso de Venezuela y Nicaragua, en América latina, o de Polonia, en Europa, donde “el apetito autoritario” de quien ejerce el poder político se manifiesta en la necesidad de controlar lo que pasa en la Justicia. Para el relator de origen peruano, la independencia de jueces y abogados es un asunto crucial porque es lo que permite a la ciudadanía tener la certeza de que sus casos serán solucionados con arreglo a la Ley.
América Latina y Europa
En cuanto a los sistemas de protección de los derechos humanos en América Latina y Europa, García-Sayán destacó dos diferencias principales entre el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Por una parte, el ponente mencionó el margen de apreciación con el que cuentan los estados miembros del Consejo de Europa a la hora de interpretar las sentencias del TEDH, una práctica que no aplica en el funcionamiento de la CIDH, cuyas decisiones se asumen como un principio vinculante que afecta a todos los estados que la integran.
La segunda gran diferencia, según ha explicado el también magistrado de la CIDH, tiene que ver con el distinto criterio que aplican ambos tribunales en cuanto al requisito de agotamiento de recursos internos, siendo más estricto en el caso del TEDH.
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