Carpeta de justicia

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  • SHIELD[1] se ha puesto en contacto conmigo para que les asesore en un par de cosas. El susto fue morrocotudo porque, entrar en tu despacho sobre las ocho y media de la mañana y encontrarte, sentado en tu silla y con los pies encima de la mesa, a un tipo con un parche en el ojo, no le gusta a nadie. “Al menos no me ha escrito un WhatsApp a media noche, que los hay”, pensé.

[1] Todas la referencias al mundo de los Vengadores pertenecen a MARVEL ©

  • ¿Desea algo? – pregunté con cierta sorna mientras seguía mirando sus enormes botas militares encima de mi mesa. Había tenido la decencia de apartar las diversas carpetas que la pueblan para no mancharlas.
  • Me han dicho que usted se dedica a temas de protección ¿no? - dijo mientras se levantaba. Iba vestido de negro y portaba una chaqueta que le llegaba a los pies, de cuero. “Cuero en Valencia con veinte tantos grados, ya son ganas” volví a decir para mí mismo. Pareció entenderme y por eso continuó un poco más impaciente mientras me miraba fijamente con su único ojo sano. “¿es usted o no? Si no buscaré a otro abogado”
  • Pase, pase a la sala de reuniones y hablamos. ¿un café? – entró en silencio, sin decir nada, en la sala y se sentó. Estaba claro que no quería un café.

Me dirigí a mi mesa, cogí mi libreta de las visitas, un boli, y me senté enfrente de él. “En fin, cuénteme. ¿En qué puedo ayudarle?” le dije.

“Pertenezco a una sociedad secreta creada por el Gobierno de EEUU, pero independiente de él, que se dedica a la seguridad del planeta gracias a la intervención de ciertas personas especiales” “¿especiales? “pregunté, “con poderes especiales” aclaró.  Se hizo un silencio. Hasta el momento sólo había conseguido apuntar en la libreta “sociedad secreta, gobierno de EEUU” y al lado, subrayado con fuerza “IGUALA”. Sabía perfectamente que este era Furia y de qué organización se trataba, pero era secreta, no podía darme por enterado.

“¿Qué tipo de protección buscaba?”, le pregunté intentado dirigir la reunión, no aguanto las reuniones que se estancan. “Pues, deseamos actuar en España y la UE y para ello necesitamos ver si podemos proteger ciertos instrumentos que, digamos, son especiales”

“Señor Furia, conozco SHIELD y a los Vengadores, veo las noticias, es poco secreta su sociedad, dígame, ¿por dónde quiere empezar?”- Tuve que cortar, sino hubiéramos estado sin hablar claro toda la reunión. Si algo necesito para hacer mi trabajo, es que me digan las cosas claras.

- “Bien dijo- quisiera empezar por el Capitán América y su escudo”

“El escudo del Capitán América sería difícil patentarlo en tanto que se desconoce la forma por la que se consigue unir el vibranium y el adamántium. El hecho de que no se sepa cómo se produce la aleación de los dos materiales, complica de forma evidente que se pueda describir una reivindicación completa y exacta de tal forma que, una vez transcurrido el periodo de patente, terceros lo puedan crear o, mediante la vigencia de la patente, alguien pueda estar interesado en pagar por obtener la licencia de derechos y así, igualmente, reproducirla.

Obviamente si el creador, que fue el Doctor Myron MacLain, conservara intactos sus derechos derivados de la invención debería ser él quien lo registrara, pero, suponiendo que usted o SHIELD, los tenga, no se podría inscribir puesto que se desconoce la forma en que se unieron, los dos elementos.

Por lo tanto, la patente, señor Furia, es difícil, por no decir, inoperante.

El director de SHIELD, se incorporó en su silla, ajustándose la gabardina de cuero y me miró intensamente a través de su ojo, aunque con la intensidad de mil “entonces ¿cómo pretende que protejamos lo que conocemos del escudo?”. En ese momento me levanté y me dirigí a la puerta de la sala de visitas. Furia estaba sorprendido. Fui a la papelera, rebusqué, y hallé lo que buscaba. Volví a la mesa y deslicé sobre ella un bote aplastado de Coca Cola. El gesto del enorme agente secreto ahora estaba enojado, con el ceño fruncido espetó “me está tomando el pelo ¡hable claro!”.

“Señor Furia, la Coca-Cola nos da la solución: utilizar el secreto industrial, es decir, esconder lo que conozcamos del escudo. Para que un bien sea considerado como secreto industrial tan solo hay que designarlo como tal, protegerlo y que ese bien tenga relevancia en la empresa, en este caso para SHIELD,”

Parecía que todo estuviera resuelto cuando noté que algo más quería preguntarme “dígame ¿qué me quiere preguntar”. Furia me miró y dijo “¿y al Capitán América? El Gobierno pretendía generar soldados invencibles, no deja de ser un producto”.

“Al menos en la UE y en España, (en EEUU también), no se puede patentar un ser humano, el Capitán América es un ser humano y por lo tanto impatentable, ahora bien, quizá el procedimiento por el que se convierte en un súper soldado, sí que sería patentable, así como la máquina que lo transformó”

En resumen, para patentar un invento es necesario tener claro todo el proceso inventivo ya que se ha de poder describir cómo se realiza el invento, si el azar interviene en algún momento ya no podrá ser patentable. Por otro lado, es importante conocer las necesidades del cliente porque, tal vez, no necesite utilizar la patente en tanto que ésta implica publicidad y explotación industrial y por lo tanto, la opción que nos queda es la de acudir al  secreto industrial.

Por último, el ser humano en todas sus fases no es patentable pero el procedimiento por el que se puede alterar, en este caso, el físico de un soldado se podría patentar siempre que cumpliera con las características de la patente, esto es: actividad inventiva, aplicabilidad industrial y novedad.

Tras esto, el enorme agente secreto, se levantó, abrió la puerta y, despaldas a mí y girando la cabeza dijo:

- “Gracias, tendrá noticias de más agentes”

- “De nada, le mandaré la hoja de encargo y la factura de esto”

Sin más salió por la puerta.




Comentarios

  1. Demo

    Me parece un planteamiento ingenioso e interesante

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