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Como con muchas cosas en la vida, las expectativas son la clave para tener un resultado exitoso.

En la fase de Due Diligence para comprar o invertir en un negocio, cuanto más cuidado se ponga en el proceso - y en consecuencia concuerde con las expectativas -- cuanto más se pueda preparar, más fácil será el proceso y más probable será lograr el mejor resultado.

Una de las partes más críticas en un Due Diligence es entender la perspectiva del vendedor. Este tiene que asimilar que los inversionistas son responsables de ser inteligentes en la administración de su capital, tienen que estudiar y aprender cada faceta del negocio y no dejar ninguna piedra sin remover. Las personas de confianza en las que se ha depositado el dinero de los inversionistas no pueden ser frívolos con esa responsabilidad tan importante.

Los inversores tratan simplemente de entender mejor el negocio y el vendedor que ha dirigido su negocio durante años y años, acumulando conocimiento y comprensión, es el mejor recurso para ellos.

Generalmente, dadas las muchas etapas que han pasado ya en el proceso de negociación, los inversionistas saben probablemente mucho sobre las finanzas de la compañía, su funcionamiento, su historia, y su estructura.

Llegados al momento de la realización del Due Diligence, los inversores esperan conocer información adicional que probablemente incluya datos sobre cómo hacer crecer el negocio, posibles nuevos productos y servicios, el paisaje para posibles adquisiciones o complementos, etc.

Todo proceso de Due Diligence actual, que puede tardar de 3 a 6 meses, está dirigido por el inversor y apoyado en gran parte por una variedad de expertos empleados en nombre de los inversores - abogados, contadores, consultores y otros proveedores de servicios. Que buscan principalmente en cinco áreas de la empresa: Generales del negocio, Contabilidad, Legal, IT y Medio Ambiente.

Una vez que los inversores tienen una buena comprensión del negocio y están decididos a seguir adelante, es recomendable que antes de formalizar tengan en cuenta otros enfoques de Due Diligence:

Due Diligence de Integridad y Reputación: Se basa en la realización de una cuidadosa evaluación de la reputación corporativa de todos aquellos involucrados en la transacción.

Cualquier empresa puede ver afectada su reputación como consecuencia de socios comerciales, proveedores, clientes, empresas de la competencia, ejecutivos, compañías ubicadas en otros países y otros actores del mercado. La prevención de riesgos con información estratégica contrastada es ser una empresa responsable

Disponer de dicha información otorga beneficios estratégicos, ya que revela la realidad escondida tras percepciones inexactas y rebate falsedades con lo que además de restaurar (o eliminar) la confianza de accionistas, reguladores, medios de comunicación y público en general posibilita formular estrategias de respuesta y evaluar la implementación de medidas preventivas.

Due Diligende de Cumplimiento: Evalúa el nivel de la organización en cumplimiento normativo, código de conducta, procedimientos de prevención del fraude, seguridad de la información y LOPD.

Due Diligence de Mercado: Estudios de mercado dentro del sector de la empresa a fin de conocer los niveles de exposición a distintos riesgos: políticos, de seguridad, tecnológicos, ambientales, relaciones bilaterales, economía ilegal, culturales, estructurales, coyunturales y sociales.

Estos procesos de Due Diligence ayudarán a complementar y/o confirmar la información disponible, las discrepancias con esta información pueden llegar a matar el acuerdo, en caso contrario, los inversores podrán estar tranquilos de que se ha hecho todo lo posible para lograr el mejor resultado.

 

 

 

 

 

 




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